Elena de Borbón y Jaime de Marichalar anunciaron su separación hace ahora 18 años, aunque no usaron ese término sino el eufemismo -y ya icónico- anunciamos el cese temporal de nuestra convivencia. Los aristócratas no convivían desde 2007, pero había muchos problemas en su matrimonio desde tres años antes. Dicen desde la revista Lecturas que la hija mayor de Juan Carlos y Sofía intentó todo y, de hecho, confiaba en que la relación podía tener una mínima salvación posible. Pero, desde el inicio de la crisis, aquella historia estaba «condenada» si hacemos caso a lo que han explicado fuentes cercanas a la pareja.

¿Cómo se gestó toda aquella historia? ¿Y qué pasó entre ellos para pasar de formar una pareja muy tierna en público a divorciarse poco después? Debemos remontarnos a 2001, tal como nos recomiendan desde la revista del corazón, un año en el que ellos estaban «exultantes y muy enamorados» con Froilán y Victoria Federica de bebés. Sería poco antes de Navidad cuando, desgraciadamente, el empresario sufrió un infarto cerebral tan fuerte que casi le hizo perder la vida. De hecho, se dijo que había estado a las puertas de la muerte por culpa de este ictus y que llegaron a preguntar a la infanta si querría que el marido donara los órganos a la ciencia.

Jaime de Marichalar, muy afectado y con secuelas graves, cambió el carácter totalmente y se convirtió en una persona «irascible» y «enfadado con el mundo«. Sumido en una grave depresión, no terminó de aceptar haber perdido autonomía: «Necesitaba ayuda constante y eso le costó porque no se adaptó a su situación«. Elena lo dejó todo para centrarse en ayudarlo durante la rehabilitación, pero él no ponía de su parte y optaba por ignorar las recomendaciones de los médicos y se iba siempre con los amigos por ahí.

Forta esbroncada entre Elena de Borbó i Jaime de Marichalar - Europa Press
¿Cómo se gestionó el divorcio de Elena y Jaime de Marichalar? | Europa Press

La vida en Nueva York, un espejismo antes de la separación de Elena y Jaime de Marichalar

En ese momento, Juan Carlos de Borbón intervino y recomendó firmemente que toda la familia viajara a Nueva York para que Jaime recibiera allí el tratamiento que necesitaba. Ese cambio de aires les fue muy bien, ya que él comenzó a encontrarse mejor y reconectaron como pareja después de unos meses con problemas. Las cosas volvieron a ir tan bien que Elena quedó embarazada. Desgraciadamente, la infanta perdió el bebé que esperaba y todo volvió a torcerse especialmente cuando regresaron a Madrid: «El regreso a la realidad no fue nada bien al matrimonio. Quedaron más patentes que nunca las diferencias en el carácter y los intereses de ambos«.

Habría sido entonces cuando comenzaron a hacer planes por separado: «Poco a poco, fueron distanciándose más y sus vidas, alejándose«. En un principio, decidieron que se darían un tiempo, pero que continuarían viviendo en la misma casa. En un momento dado, eso sí, la situación se tornó insostenible y empezaron a necesitar distancia física. Ella se fue con los niños y, desde ese momento, no hubo marcha atrás.

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