Han tenido que pasar dos años, y finalmente, la jueza, a petición de la defensa, dirigida por el abogado Albert Bertran, y sin la oposición de la Generalitat, que actúa como acusación popular, ha dejado en libertad a Juan Lozano, acusado de homicidio doloso/asesinato de quien era su pareja, Irene Gelpi. El Juzgado de Instrucción 3 de Vilafranca dictó un auto el pasado 1 de octubre que deja en libertad a Lozano, alegando que “no concurre riesgo de fuga”, por sus 79 años, ni de alteración u ocultación de pruebas que justifique la continuidad en prisión. Aún así, le impone la prohibición de salir del estado español y comparecencias quincenales en prisión.
El caso se remonta al 12 de septiembre de 2022, cuando Irene desapareció sin dejar rastro. De hecho, en su domicilio, en Torelles de Foix (Alt Penedès), aún estaban sus pertenencias, como su móvil y sus gafas. Precisamente, Lozano fue quien denunció su desaparición a los Mossos d’Esquadra el mismo día. Pero la policía, once meses después, lo detuvo acusado de haberla asesinado. Todo esto, sin haber encontrado el cuerpo, y con indicios como la compra de un vehículo nuevo o la cuenta corriente donde cobraba la pensión. De hecho, los Mossos consideraban que Lozano había hecho “actos de disposición patrimonial respecto de cuentas bancarias y percepciones de Irene Gelpi poco tiempo después de su desaparición”.

Una profusa investigación
En el auto, de cinco páginas y al que ha tenido acceso El Món, la instructora recuerda que aún queda tomar declaración a cinco de los 18 testigos previstos, pero que no ha habido ningún indicio o ninguna diligencia más que aumenten las sospechas y que justifiquen la continuidad de la prisión. Su abogado, Bertran, no esconde su satisfacción por lo que considera una “injusticia” cuando “sin ningún más indicio que un supuesto traspaso patrimonial, ni ninguna declaración en contra, ni ninguna prueba directa incriminatoria su cliente ha estado dos años en prisión”. De momento, Lozano ya está en libertad, pero el misterio de Irene Gelpi continúa encarcelado dentro de un enigma que nadie ha podido resolver.