Vuelven a acercarse las jornadas de entrega de los premios que cada año otorga la Fundación Princesa de Girona (FPdGi) y, como ya es costumbre, la Coordinadora Antimonárquica de las comarcas gerundenses preparan nuevas protestas. Este año, puesto que la fundación no puede hacer la entrega a Girona -durante los últimos años ya se ha visto obligada a desplazarse de la capital gerundense porque ningún local los quiere acoger-, los premios se celebrarán el día 10 de julio en Lloret de Mar (la Selva). Es por eso que desde la Coordinadora Antimonárquica, que empezó como una entidad de Girona, pero se ha ido expandiendo por el territorio -y con la intención de llegar hasta Barcelona-, han organizado varias protestas con autobuses ante las puertas del Palacio de Congresos de la Costa Brava, donde se celebrarán las jornadas.

Durante la edición del año pasado, que se celebró a Caldes de Malavella, centenares de personas ya se concentraron en la población selvatana para expresar su rechazo contra la presencia de Borbones en Cataluña. Una protesta que ya venía con los ánimos encendidos después de que, unos días antes, los Mossos d’Esquadra hubieran detenido el portavoz de la Coordinadora, Quim Tell, para intentar colgar una estelada a la fachada de la sede de la Fundación Princesa de Girona. Este año, pues, se prevén nuevas protestas para volver a dejar claro que la monarquía española no es bienvenida en las comarcas gerundenses.

Miembros de la Coordinadora Antimonárquica en un acto de protesta ante la Escuela Vedruna de Girona / ACN

El lamento de la FPdGi

Por su parte, el director de la Fundación Princesa de Girona (FPdGi), Salvador Tasqué, lamenta el rechazo institucional del Ayuntamiento de Girona porque al final «quién pierde oportunidades son los jóvenes» de la ciudad: «Me gustaría que nuestros proyectos llegaran a las escuelas, en la universidad y a los emprendedores de Girona, pero sin la complicidad del Ayuntamiento es difícil», lamenta. Tasqué admite que los vínculos de la fundación con la monarquía pueden suponer una «barrera de entrada», pero asegura que la relación entre la entidad y la realeza española se ha ido diluyendo.

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