Gerard Piqué y Shakira han estado tres años prácticamente sin hablarse. La ruptura no fue nada amistosa, al igual que la negociación por la custodia de los hijos y el reparto del dinero que habían hecho juntos. Que la cantante se fuera a vivir con los hijos a Miami ha calmado un poco la situación y la tensión máxima que había entre ellos se ha reducido un poco. El medio digital Vanitatis ha podido hablar con amigos de la expareja, que confirman que ha habido un poco de reconciliación: «Ahora pueden hablar por teléfono sin discutir«. Un gran paso, sí.
No es que hayan dejado todos los problemas a un lado y ahora sean grandes amigos, sino que han considerado que les es más útil tener una relación pragmática. Ya no hay mensajeros o terceras personas que reduzcan tensiones: «Gerard Piqué y Shakira hablan directamente por teléfono y, sobre todo, por WhatsApp. Y lo pueden hacer sin discutir».
Después de estar mucho tiempo necesitando un intermediario para hablar, que era el hermano de la cantante, ahora han dado el paso de volver a hablarse entre ellos en una tregua que no sabemos cuánto tiempo durará: «La convivencia es pacífica«. De momento sí, pero a distancia. Y, como decíamos, básicamente lo que hacen es organizar la logística con sus hijos más que hablar de sus vidas personales como si nada hubiera pasado.

¿Tienen buena relación Shakira y Gerard Piqué después de la ruptura?
No han recuperado ningún tipo de vínculo personal más allá de lo que es «estrictamente necesario«, según dicen, una especie de reconciliación «operativa, madura y estable«. Los temas de conversación, los típicos de una pareja de padres separados: horarios, deberes, actividades y calendarios. No será una reconciliación sentimental, eso queda más que claro, sino una calma después de la tormenta que va bien para los hijos.
Esta información tiene sentido y encaja con las últimas declaraciones que ha concedido Shakira sobre el exfutbolista. Había sorprendido que hablara bien de él públicamente en una entrevista, cuando dijo que los hijos que tienen en común son muy disciplinados porque «lo han aprendido del padre».

Las cosas han cambiado mucho desde principios de año, cuando Gerard Piqué tuvo que alquilar un apartamento en Miami para poder quedarse con los niños mientras ella se iba de gira internacional. En aquel momento, los digitales hablaban de un «mínimo entendimiento» entre ellos, pero todavía con distancia y mal rollo. ¿Qué ha cambiado? Según dejan caer fuentes de su entorno, curiosamente la venta de la casa que tenían en común en Esplugues ha sido un «antes y un después» porque ha cerrado «una carpeta emocional» y ha supuesto que dejen atrás «la última carga simbólica» que les quedaba de su pasado juntos.

