La consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, ha criticado la actitud de Junts durante las negociaciones para impedir un gobierno de la extrema derecha independentista en Ripoll y les ha culpado del fracaso del acuerdo. “Junts no ha estado a la altura”, ha dicho en declaraciones después del Consejo Ejecutivo de este martes. “Ni la dirección nacional ni la local”. Vilagrà ha asegurado que la llegada de la extrema derecha al Ayuntamiento de Ripoll, aunque “se envuelva con la estelada”, es una “mala noticia”.

La dirigente republicana ha lamentado que Junts vetara la presencia de la CUP en el acuerdo de gobierno y les ha reprochado los “planteamientos tibios” contra Aliança Catalana. Vilagrà ha recordado que ERC, el PSC y la CUP, partidos “muy diferentes”, habían llegado a un acuerdo para gobernar la ciudad que fracasó por el comportamiento «errático» de Junts. A pesar de todo, la consejera ha recordado que la situación todavía se puede “revertir” y espera que “todo el mundo” haya aprendido la lección.

Concentración contra el fascismo a Ripoll antes del pleno de investidura / Quicos Sallés

Negociaciones complejas con la interferencia de Barcelona

Las negociaciones para hacer un gobierno alternativo en Ripoll han sido muy complejas y no han estado exentas de polémicas, algunas originadas en Barcelona, que han dinamitado el pacto que se estaba trabajando en la ciudad. La presidenta de Junts, Laura Borràs, fue la primera en encender las alarmas del resto de partidos cuando dijo que era contraria a hacer un cordón sanitario a Sílvia Orriols. La dirección de Junts tuvo que salir al paso de las declaraciones de Borràs y la desautorizó asegurando que el partido formaría parte del pacto. Entonces fue la sección local del partido quien levantó la voz y criticó las injerencias desde Barcelona.

En paralelo, ERC, PSC, la CUP y Junts habían abierto un proceso de negociación en Ripoll. La misma semana de la investidura había una reunión clave para cerrar un pacto, pero Junts per Ripoll se desmarcó a última hora y los otros tres partidos decidieron llegar igualmente a un acuerdo. La decisión del tripartito de izquierdas enfureció los juntaires, que contraatacaron con la oferta de un nuevo pacto solo con ERC y PSC que daba la alcaldía a su candidata, Manoli Vega, y dejaba fuera a la CUP.

Según Junts per Ripoll, tanto republicanos como socialistas se habían mostrado favorables en el nuevo acuerdo, pero a última hora se desdijeron y volvieron al pacto original con la CUP. Sea como fuere, el fracaso de las negociaciones llevó a Sílvia Orriols, Aliança Catalana y la extrema derecha independentista al gobierno de Ripoll.

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