Entre las elecciones al Parlamento de 2017 y las de 2021, los partidos independentistas enviaron al saco de la abstención el 35% de los votos. Exactamente, 713.296 papeletas perdidas en cuatro años, a pesar de la represión constante en los juzgados, la sentencia del TC contra los líderes del proceso encarcelados y la persecución internacional de los exiliados. El bloque unionista perdió el 40% de los sufragios, 892.000 votos. Era el balance de una desmovilización ciudadana generalizada -en plena pandemia, eso sí- que afectó a los dos bloques de la cámara catalana. Pero si en las filas unionistas no está en entredicho la hegemonía del PSC -habrá que ver, además, qué efecto tiene en la candidatura de Salvador Illa la situación de Pedro Sánchez-, y esta gran bolsa abstencionista no cambiará la orden de poder interno, en el bloque independentista los 713.296 abstencionistas se convertirán en el árbitro de la batalla por la hegemonía interna del movimiento. Además, está claro, de poder apuntalar o no una nueva mayoría absoluta en la cámara catalana como en los últimos doce años.

La confrontación ERC-Junts, arma de doble filo

Este 12-M llega después de que la coalición de Gobierno ERC-Junts que se formó en mayo de 2021 con Pere Aragonès de presidente y con el amparo parlamentario de la CUP se rompiera en octubre de 2022, con la salida de Junts por discrepancias en la hoja de ruta de negociación con el Estado. De hecho, solo un escaño separaba a ERC (33) de Junts (32), de facto, un nuevo empate técnico dentro del bloque independentista que en 2017 también se había producido a la inversa, con 34 escaños para Junts y 32 para los republicanos. Estas elecciones, por lo tanto, se plantean también en clave de hegemonías internas, donde los abstencionistas serán el gran mercado donde irán a pescar voto ambas formaciones.

«La pregunta que tiene que responder el 12-M es si la confrontación abierta entre ERC-Junts conseguirá removilizar a estos 700.000 independentistas que hace cuatro años que no fueron a votar, y que a este 2023 fueron parcialmente al PSC. Puigdemont promete restitución, pero ¿qué hará? Y Aragonés promete una gestión autonómica con algún detalle como el intento de referéndum. ¿Hasta qué punto esto puede hacer volver a las urnas todo este voto independentista perdido?», cuestiona el director del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales y profesor de Ciencia Política de la UAB, Oriol Bartumeus. En este contexto, el experto considera que no hay muchos alicientes para la movilización de este voto: «Es una enmienda a la totalidad al proceso, retroceder hasta el año 2012».

antidisturbios de la policía española intentando impedir la votación en el referéndum del 1-O en Barcelona / Jordi Borràs
Antidisturbios de la policía española intentando impedir la votación en el referéndum del 1-O en Barcelona / Jordi Borràs

El politólogo y profesor de la UPF Toni Rodon también señala la movilización de la abstención como la clave para los partidos independentistas, remarcando que, además de los 700.000 perdidos en 2021, «otros muchos fueron a votar con la pinza en la nariz el 23-J»: «Si vuelven a las urnas o no será determinante para ver si el 12-M hay un cambio de tendencia o si lo proyecte independentista se hunde y vamos a una etapa de recogimiento como había pasado históricamente». De hecho, Rodon señala que, al margen de si el independentismo consigue retener el poder en la Generalitat, los votantes son conscientes de que «la etapa del proceso hace tiempo que se cerró y que ahora estamos en otro escenario».

Una percepción que comparte Bartumeus, que señala que el independentismo como propuesta política no se juega nada el 12-M: «La lucha es interna. Si tiene mayoría o no en el Parlamento no abre la puerta a nada. Que el independentismo sume solo querrá decir que Cataluña tendrá un gobierno independentista. Por eso los esfuerzos de ERC y Junts van a ver qué de los dos queda por delante, pero el gran problema del independentismo es que se quedó sin horizonte el diciembre de 2017″.

El profesor de ciencia política de la UB Jesús Palomar también ve como central el rol que jueguen los abstencionistas de 2021. El experto alerta que si bien las encuestas dan por hecha la victoria del PSC, «hay que recordar que la bolsa de abstencionistas se puede reactivar ante la posibilidad que gobierne el PSC, más teniendo en cuenta que la abstención independentista fue un castigo para Junts y para ERC por la gestión post-2017, y el resultado del castigo provocó la victoria, en votos, del PSC». En este sentido, Palomar apunta que «este temor a un Gobierno liderado por Salvador Illa puede reactivar a muchos exvotants de ERC y de Junts, que no preveían que este castigo a los partidos se convertiría en la victoria al PSC». El profesor de la UB añade otro factor sobre la abstención, la aparición de la lista Alhora de Clara Ponsatí: «El hecho de que la ANC no se presente le da posibilidades, especialmente por el papel de Clara Ponsatí, que puede captar una parte del abstencionismo independentista de 2021 o bien de los «enfadados» con Junts, hecho que restaría apoyo a Carles Puigdemont». También Bartumeus cree que el hecho de que «tanto ERC como Junts no tengan proyecto ha facilitado que nazca esta facción más exaltada del independentismo».

Concentración independentista para reclamar
Concentración independentista para reclamar «un cambio de rumbo» a la mayoría del 52% / Ivet Nuñez

Ahora bien, sobre las posibilidades que Alhora, o también la lista de Orriols, consigan representación, Toni Rodon pone cifras a la gesta: «Estas listas entran básicamente por dos motivos, cuando consiguen concentrar el voto en Barcelona y pasar del 3%, y en menor grado, en Girona. Si en Barcelona tienen entre 60.000 y 80.000 votos, diría que tienen garantizado 1 e incluso 2 diputados, y en Girona lo sacarían con 17.000 aproximadamente. A más abstención, más posibilitados tienen. Pero una participación alta les iría a la contra, como pasó con Unió, que con 100.000 votos se quedó fuera», concreta este experto en participación política y comportamiento electoral.

El factor CUP

Hasta ahora, la CUP ha sido el eslabón imprescindible para investir a un presidente independentista. Nunca ERC y Junts, o Junts pel Sí, han conseguido los 68 escaños sin los anticapitalistas. Llega al 12-M con 10 escaños y candidata nueva. «La CUP tiene una dificultad añadida a las que habitualmente ya tiene, dificultades para encontrar un perfil destacable en cabezas de lista, y es que el proyecto está tocado y ahora les tocaba una refundación que el adelanto electoral no les ha permitido hacer», apunta Jesús Palomar, que añade que el hecho de que los anticapitalistas «plenamente institucionalizados» y que «en todas las elecciones los apoyos recibidos hayan ido bajando» pueden provocar que pierdan votantes, «con un escape especialmente a ERC o a la abstención».

Una imagen del último pleno de la legislatura en el Parlamento, institución inviolable según el Estatuto de Autonomía/Parlamento
Una imagen del último pleno de la legislatura en el Parlamento /Parlamento

Después del 12-M: el orden de los factores sí que alterará el producto

En matemáticas, hay una regla básica: el orden de los factores no altera el producto. Da igual multiplicar 2×4 que 4×2. Pero en política, el orden es determinante. Y la batalla interna entre ERC y Junts condicionará, con mayoría absoluta o sin, la composición del nuevo ejecutivo. Con una sola excepción, que apunta Toni Rodon: «Se habla poco, pero puede pasar si el independentismo no consigue la mayoría, una operación Collboni con Salvador Illa, que sea presidente con los votos del PP, VOX y Comuns, y haga un gobierno en minoría».

En todo caso, en clave interna, quien obtenga un solo voto de más, ERC o Junts, tendrá la autoridad para liderar las conversaciones para intentar la unidad independentista también con la CUP, si es que hay mayoría absoluta. ¿Pero qué pasa si no suman 68 o más escaños y el PSC vuelve a ganar? «Si Junts queda por delante de ERC, hay una posibilidad que ERC acabe decidiendo hacer presidente a Salvador Illa. Y si ERC pasa por delante de Puigdemont, hará lo que sea para retener la presidencia», dice el director del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales y profesor de Ciencia Política de la UAB, Oriol Bartumeus, que considera que la fórmula del tripartito podría reeditarse si el bloque independentista no suma. Tampoco descarta esta aritmética el profesor Jesús Palomar, que considera que «ERC tiene más posibilidades de pacto con el PSC, del derecho y del revés, tanto si gana el PSC como si lo hace ERC. Porque ERC tiene más capacidad de recoger el voto de diferentes partidos que no puedan gobernar y que los apoyen en una sesión de investidura (PSC, Comunes, CUP o incluso Junts), en cambio, las posibilidades de Junts solo pasan por dentro del bloque independentista y con menos intensidad».

Finalmente, Bartumeus pone el foco en Madrid, apuntando que el orden interno del bloque independentista puede tener consecuencias en la estabilidad del gobierno español, eso sí, siempre a la expectativa de la decisión que tome lunes Pedro Sánchez. «El que quede descabalgado en Cataluña si no hay un gobierno independentista tendrá efectos en el Congreso. Si el PSC entra en la aritmética y elige a ERC o elige Junts, quien quede fuera del poder no tendrá alicientes para mantener el gobierno del PSOE en Madrid. Por eso al PSOE le interesa que haya un entendimiento entre ERC y Junts en Cataluña y que no cambie el statu quo aquí», concluye este experto.

La noche del 12-M se sumarán escaños en los dos bloques, pero sobre todo, se ordenará el bloque independentista.

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