Plantear y resolver enigmas. Esta es una de las grandes aficiones del escritor, periodista, traductor y enigmista de profesión Màrius Serra (Barcelona, 1963), y así se traduce en sus novelas. La pasión por los enigmas, sumada a una de sus otras grandes aficiones, los juegos de mesa, han dado vida a la serie Comas i Coma. Formada por cuatro novelas, todas vinculadas entre sí de alguna manera, Serra inventa un nuevo subgénero de escritura: la novela ludocriminal. De la mano de Oriol Comas (Barcelona, 1956), uno de los grandes referentes del sector de los juegos de mesa tanto en Cataluña como internacionalmente, el escritor barcelonés repiensa la literatura policíaca y crea una tipología de novela donde de policías «salen muy pocos»: «Esta serie de novelas nació de una amistad profunda con Oriol Comas. A mí me fascina su cruzada en pro de los juegos de mesa como hecho cultural. De esta amistad surgió una especie de locura de proponerle que se convirtiera en un personaje de una serie de novelas ludocriminales. Es decir, criminales, pero centradas en él como figura y, por tanto, en el juego», explicaba en una entrevista con El Món.
La obra que inicia la serie es La novel·la de Sant Jordi (Edicions Empúries, Grup 62), que este año se relanza al público con una nueva edición del libro, que salió a la luz hace siete años. Esta novela que se ha acabado convirtiendo en el inicio de una serie de ficción es un claro «retrato satírico» del mundo editorial catalán, que para la fiesta de Sant Jordi se viste de gala para lucir los éxitos de todo un año de trabajo: «Quien lo conozca se encontrará representado. Quien no lo conozca descubrirá todos los factores que hacen de la querida fiesta de Sant Jordi una jornada memorable y, a veces, también verdaderamente criminal», advierte el autor de la obra. Una jornada de disfrute para los catalanes, pero frenética para los escritores, que parece que tengan que teletransportarse de puesto en puesto para poder atender a los lectores que hacen largas colas para compartir unas breves palabras y, de paso, llevarse un autógrafo. Así se desprende de los títulos de cada capítulo, que muestran el minuto a minuto de la jornada, desde primera hora de la mañana -casi a las ocho menos cuarto de la mañana, tal como queda reflejado en el título del primer capítulo-, hasta las doce de la noche del día 23 de abril.

Un ‘Cluedo’ catalán de Sant Jordi
La novel·la de Sant Jordi se puede entender, de alguna manera, como una especie de Cluedo, el popular juego de mesa de misterio y asesinatos que ha servido de inspiración para novelas y películas. En este libro, Màrius Serra -que más allá de ser el autor de la novela también es uno de los personajes principales- llega a la fiesta de Sant Jordi para presentar «su primera novela negra, en la que un grupúsculo de jóvenes poetas furibundos, liquida a destacados colegas de profesión». Una subnovela que acaba convirtiéndose en una premonición, ya que, tal como Serra narra en su obra ficticia, «durante las firmas» de Sant Jordi «empiezan a morir en extrañas circunstancias autores de renombre internacional». Durante toda la obra, Serra mantiene una fuerte tensión e incertidumbre característica de las investigaciones policiales. De hecho, en todo momento, las sospechas de los crímenes recaen sobre el mismo escritor -y también personaje, en esta novela- y Oriol Comas, ya que dirige «una gincana de Sant Jordi que implica a los escritores asesinados»: «Este género me servía, inicialmente, para sacar una pulsión, una necesidad, que llevaba años guardando: escribir una novela sobre la fiesta de Sant Jordi que hacía más de treinta años que sufría y disfrutaba. Y quería que hubiera muertos», argumentaba.
En La novel·la de Sant Jordi el grueso de personajes que aparecen son reales. De hecho, más allá del mismo Serra y el experto en juegos de mesa, los escritores que acaban perdiendo la vida durante la obra también son reputados autores del mundo literario. Además, el grupo editorial Grup 62 -el grupo que suscribe las obras de Serra- también aparece en la obra, pero con el nombre ligeramente modificado. En la serie ludocriminal, sin embargo, el escritor barcelonés y su amigo han ido buscando nuevas maneras de narrar las historias policíacas de las obras: «Desde el tercero [Fora de joc a Montserrat], la clave ha sido dar la voz a un personaje inventado, como es Sol. Crear este personaje te permite dar una mirada al mundo generacionalmente, y te permite dar una cierta acción que, en el caso de Oriol, como personaje autobiográfico, costaba más encontrar», explicaba Serra en la entrevista con este diario.

El barrio de Horta atraviesa la serie ‘Comas i Coma’
Otro de los elementos comunes de la serie Comas i Coma, más allá de la presencia del experto en juegos de mesa como personaje transversal de las obras, es el barrio de Horta. Nacido en Nou Barris, pero criado y educado como un hortense más, Serra ha optado por situar su serie de novelas ludocriminales en los callejones de este barrio. Aunque en La novel·la de Sant Jordi este barrio juega un papel más secundario, ya que el grueso de la obra se ambienta en el bullicio de la fiesta del libro, en otras obras de la serie Horta comienza a tomar más protagonismo. De hecho, en la novela El rol d’en Roc, la cuarta de la serie, el tejido asociativo del barrio y algunos de los espacios más emblemáticos, como el bar Quimet, tienen un papel mucho más relevante en la obra.
El motivo por el cual el escritor ha optado por situar estas novelas en el barrio de Horta es su «espíritu» propio: «En comparación con otros puntos de la ciudad es verdad que hay un tono vital diferente. Se mantiene un tejido y unas maneras de actuar y unas instituciones, como el Foment Hortenc, el Ateneu o los Lluïsos, que dan cabida a muchas iniciativas que en otras zonas de Barcelona suenan marcianas», explicaba en la misma entrevista. Este espíritu propio y la «manera de actuar» hortense se refleja en los diferentes libros que conforman la serie Comas i Coma. Aunque Horta juega un papel principal en las obras, sin embargo, la serie Comas i Coma se trata de hacer novela negra, pero donde el «delito» y la policía de la policía no es el motor de la trama, sino buscar «otros elementos», como la fiesta de Sant Jordi, por ejemplo, para «crear un conflicto». En la fiesta de este año, pues, Màrius Serra regresa a la primera línea del mundo literario para relanzar la obra que puso los cimientos de la novela ludocriminal.