Joan Liaño (Granollers, 2002) participó en la primera edición de Eufòria, el concurso musical de TV3 que lo catapultó a la fama. El manicurista también ha sido miembro del jurado de Èpic Nails de 3Cat y, ahora, promociona un EP muy personal con canciones que relatan la evolución personal que ha experimentado. El Món entrevista a esta icona queer, que nos confiesa que no lo ha tenido fácil desde que terminó su aventura televisiva.
Te conocimos en Eufòria, pero ya habías participado en Objectiu paki de la Televisión de Cardedeu antes. ¿Cómo resumirías, a grandes rasgos, tu experiencia en un programa y en el otro? ¿Son dos programas muy similares. Quizás demasiado?
Ambos son grandes talent shows donde los concursantes luchan por conseguir una oportunidad para comenzar su carrera artística. En Objectiu Paki, mi experiencia fue absolutamente maravillosa. Aquella era la primera vez que me seleccionaban en un casting y fue muy inocente. Yo era un niño jugando, tendría unos 18 años… lo viví con mucha ilusión, como la que sientes cuando vienen los Reyes Magos. En Eufòria entré al año siguiente y fue mucho más fuerte, un choque de realidad que me hizo darme cuenta de que todo esto era serio. Son dos talent shows que se parecen, sí, los vives igual con el mismo sufrimiento de no saber si te quedarás o si te irás expulsado. Hubo tuits que comparaban un programa y otro, pero no me meto en esas polémicas. Me gustan y quiero mucho a los dos programas.
TV3 ha encontrado un concurso que triunfa, en Eufòria, y ahora está preparando otra edición. ¿Crees que es un buen producto que puede ayudar al talento joven de nuestro país?
¡Totalmente! Es una oportunidad, al menos, para probar qué es ser artista. Te dejan allí en un escenario a cantar canciones en prime time mientras te está viendo absolutamente toda Cataluña, es una oportunidad que se debe aprovechar.

¿Realmente los concursantes teníais tan buen rollo entre vosotros como hacíais ver o hay más competencia de la que se dice?
Obviamente ha habido piques porque somos humanos, es algo muy intenso y acabamos conviviendo muchos meses. Yo me llevo un buen recuerdo de todos y, de hecho, sigo quedando con muchísima gente. No tenemos malos rollos, la verdad, nos queremos mucho.
En Operación Triunfo, los concursantes están encerrados en una academia mientras dura el concurso. En Eufòria, en cambio, eso no pasa y compagináis las grabaciones con vuestra vida de siempre. ¿Cómo gestionaste el hecho de tener acceso al feedback de la gente?
El problema de Eufòria es que, cuando salías de la gala, veías el feedback malo… Que en OT estén encerrados en una academia me parece maravilloso, me habría encantado que hubiera sido igual porque gestionar las críticas mientras vas grabando es un trabajo enorme. Además, la presión dentro de Eufòria era muy fuerte, la exigencia era muy hardcore y sufríamos mucho por la preparación de la canción y de los coros. En Eufòria te juzga toda Cataluña, no solo los tres miembros del jurado. En mi caso, viví un poco mal las críticas porque cometí el error de entrar a X (el antiguo Twitter) a ver qué decían de mí y eso me creó muchas inseguridades. Ahora, visto en perspectiva, eso no lo volvería a hacer. Se debe gestionar con mucha terapia y mucho psicólogo.
Y una vez acaba Eufòria, ¿qué hiciste? El choque de realidad debe ser duro.
Fui el primero de los concursantes en publicar una canción, Mai, la que ha ido de p… madre. Poco después saqué otra que no me gustó y, en ese momento, me planteé dejar la música. Me seleccionaron para un musical y estuve un año y medio recorriendo España poco antes de empezar en Èpic Nails, así que no me he detenido ni un segundo. Considero que he tenido mucha suerte y estoy muy agradecido por todo lo que me ha pasado. Eso sí, este último año me ha bajado el trabajo y me he visto en el paro.
Los talent shows te abren muchas puertas porque son un gran escaparate, pero también tienen el peligro de que romantizan la profesión de músico. Y lo que dices, que después viene una etapa sin trabajo y cuesta de gestionar.
Es muy duro porque, ahora mismo, estoy haciendo manicuras que era mi profesión de antes. No es lo que más feliz me hace, pero a mí nadie me paga la música y hay que trabajar. Esta cosa se debe normalizar, que los artistas debemos compaginar nuestra carrera con mil cosas. Me preguntan qué hago allí haciendo uñas y pienso… pues trabajar, hija de mi corazón, ¿qué quieres que haga? No te llaman para ofrecerte trabajo cuando sales del programa, tienes que ir tú y debes tener mucho desparpajo y muchos contactos en este mundo. Es bastante complicado, pero debes entender que todo son proyectos. Puedes estar seis meses con un trabajo y, de repente, estarte un año sin trabajar y eso forma parte de la profesión.

¿Has notado que tienes clientas que van a hacerse las uñas contigo para chismorrear sobre Eufòria? ¿O porque te han visto como jurado de Èpic Nails?
La gran mayoría siguen siendo las clientas de toda la vida, pero sí que vienen chicas que piden hora conmigo por eso. Lo que me pasa últimamente, sin embargo, es que tengo una presión extra conmigo mismo muy fuerte desde que estuve en el concurso de 3Cat. Es guay que me pidan manicuras extravagantes, pero ya no tengo tantas ganas de hacer uñas… tengo el foco en otro lugar. Lo que pienso es que puedo hacerlas mal ahora, que he sido jurado de un programa de uñas. Nos lo pasábamos tan bien en los rodajes.
Últimamente, parece que 3Cat está apostando más por ficciones y programas dirigidos al público joven que los había abandonado.
Desde Eufòria ha habido un antes y un después en 3Cat. Se han modernizado muchísimas cosas y estos programas son guays, como el de Èpic Nails, ya que aquí no solo hablamos de uñas sino también de salud mental o de envejecimiento. A mí la televisión me apasiona y, realmente, solo me plantearía dejar de cantar si a cambio es para dedicarme a ello. Ahora bien, la televisión es complicada también porque aunque un proyecto vaya superbien después pueden estar meses sin llamarte. Si salen más proyectos de tele, pues de p… madre. Pero en caso de que no, pues estoy tranquilo porque no depende de ellos.

Y hablemos de tu música, porque el 9 de octubre presentas Femboy en la Casa Seat que es el nuevo tema de tu primer EP.
Sí, está a punto de ver la luz mi primer EP que he creado durante este año de mierda sin trabajo. Las canciones han nacido de mis necesidades y ansiedades de crear, de hecho. El 9 de octubre hago una listening party, un evento privado en el que canto las canciones y explico de dónde nacen estos temas. Estoy contentísimo porque he hecho sold out, vendrán 200 personas y estoy nervioso porque nunca me había lanzado a hacer algo como esto. Mis compañeros de Eufòria sí que lo han hecho, pero ahora me toca a mí conectar con la gente que escucha mi música. El EP tendrá las tres canciones que ya han salido y el día 10 saldrá oficialmente la cuarta y última, la propuesta que hice para el Benidorm Fest del año pasado.
¿De dónde nace Femboy? ¿Qué concepto hay detrás?
Femboy es muy intenso. Yo iba haciendo las canciones y no me daba cuenta, pero visto con perspectiva me he dado cuenta de que este tema es como mi proceso de identidad que explica cómo llega hasta aquí. En Tabú hablo cohibido de una experiencia que viví con una persona que no tenía clara su identidad, en Diva tengo un empoderamiento queer que llama a escucharse a uno mismo y, finalmente, culmino en Femboy cuando exploto el concepto de chicos femeninos en el que me siento tan identificado. La pluma y la feminidad en los chicos siempre se ha visto de manera negativa por culpa de la misoginia, pero yo quiero que se vea como algo digno.
El videoclip de Femboy es muy impactante y arriesgado. Apareces desnudo, maquillado, bailando y dándolo todo. ¿La estética la tenías clara?
Este es el videoclip que peor ha ido de los tres, la verdad, pero es cierto que a nivel de producción ha sido el más arriesgado y experimental. Este videoclip surge de un sueño que tuve en uno de esos días en que estás enfadado con el mundo. Recuerdo ir a dormir y, en un sueño real, imaginarme a mí mismo colonizando la luna con un ejército de reinas gais. ¡Lo soñé de verdad! Llamé al productor y lo vomité todo. Quise que saliera la canción el 20 de julio como simbolismo porque también un 20 de julio fue el día en que hubo el primer alunizaje de la historia.
¿No da vergüenza desnudarse, tan literalmente, en un videoclip? ¿Has recibido mucho hate?
Siempre da mucha vergüenza… Y sí, muchos boomers me han preguntado por qué salgo tan desnudo y me han dicho que no les gusta que lo haga. Pero a mí me gusta mi cuerpo y no tengo ningún problema en enseñarlo. De hecho, tengo psoriasis en la piel y no tengo ningún complejo. No me importa. Sí, salgo desnudo en el videoclip porque el concepto era ese y me gusta. Punto. No he recibido muchas críticas, por eso, pero sí que mis Mari Carmes me han avisado que se me veía el pezón bastante escandalizadas… Si quieres te enseño otra cosa, no te digo.

¿Cómo es tu prototipo de fan? ¿Jóvenes y fans de estos concursos de música?
Pues, curiosamente, Spotify me dice que la media de edad de mis oyentes va de entre 30 y 45 años. Creo que mi prototipo de fans son los profesores de catalán, imagínate.
Desde que te conocemos has intentado trasladar un mensaje de celebración del empoderamiento y el orgullo queer. Mucha gente empieza a hablar de estos temas, pero aún hay mucho desconocimiento sobre qué es una persona cis, una persona queer…
Mi música es para todo el mundo y la puede sentir todo el mundo, pero sí que es verdad que para mí es música queer y me gusta que se identifique un tipo de gente en concreto. Desgraciadamente, es un colectivo de poca gente aún y eso me cierra muchas puertas. Yo nunca tendré tantas reproducciones como Figa Flawas porque ellos cantan para todo el público y el mío es un proyecto centrado en hablar y reivindicar unos temas con los que se siente identificado un colectivo concreto, pero siempre pienso que no sé hablar de otra cosa. Yo hago música queer por eso. Los queers somos aquellos que salimos de la heteronorma, que no cumple los estándares. Yo destaco mucho y soy súper queer, lo cual me encanta porque así no estoy limitado.
Las nuevas generaciones son cada vez más homófobas, pero, si hacemos caso a las estadísticas. La sociedad aún quiere que estemos todos dentro de un mismo sistema. ¿Eres optimista respecto al futuro?
Yo estoy sintiendo cosas que no sentía hace cinco años y no sé dónde está el error… No sabría decirte por qué, pero es cierto que estamos retrocediendo. ¿Quizás por el machismo? Quizás hace mucho daño la pornografía, también, porque la juventud tiene mucha accesibilidad a los videos porno y los videos que se consume es lamentable. Un chico de 14 años que ve estas conductas agresivas hacia la mujer, pues les influye bastante. No hay pornografía queer, quizás la tendremos que inventar. Además, también influye que haya mucha inmigración de culturas machistas y homófobas. Si yo hago música es para intentar poner un granito de arena a esto, si tuviera que hablar de zanahorias pues no haría música.

Has dicho públicamente en alguna ocasión que la industria “te la pela” y que prefieres hacer canciones con mensaje que temas vacíos que acaben viralizándose. Pero, ¿puede sobrevivir económicamente un artista así?
No puedes vivir de la música así en general… Yo no vivo de la música, aunque es cierto que puedes sobrevivir. El mundo del espectáculo es complicado y tienes que hacer mucho networking. A mí me da mucha pereza, por eso, sobre todo porque tengo un límite y no sé hasta dónde estaría dispuesto a llegar para algo que para mí es el trabajo y no la vida. La música es muy importante, claro, pero no quiero renunciar a poder seguir yendo a tomar un café con mi madre o a pasear a mi perra. El día que deje de compensarme la presión, pues dejaré la música.
Es más fácil para alguien que ha tenido la proyección de un programa de televisión que para un músico amateur sin publicidad, por eso.
Tengo mucho respeto hacia esta profesión, en la que me he dejado muchísimos dineros. El año que viene sacaré música, pero a ver cómo lo hago porque me he gastado mucho dinero. Aún nadie confía en mí económicamente para hacer la música y lo entiendo porque tienes que generar mucha pasta, pero tengo mucha perspectiva. Hay artistas muy arriba, otros a los que nadie conoce y los que hemos aparecido en un programa que estamos en el medio en una especie de limbo. Yo lo pienso, que no me dedico 100% a la música pero tengo muchas oportunidades que cuando estás abajo nadie te mira ni te escucha. Yo ya tengo un personaje público y un currículum, pero de igual manera es muy difícil. Si quieres dedicarte a esto y lo haces por la pasta, tienes un problema porque si sacas música es porque te apasiona y no para hacerte rico. Quizás te llevas 20.000 € cuando haces un programa de televisión, pero luego te estás 3 años sin trabajar y tienes que seguir pagando la renta.