Uno de los principales factores de riesgo para el cáncer de piel es haber tenido ampollas por quemaduras durante la niñez. Así lo explica el dermatólogo del Hospital Vithas Castelló, Gerard Pitarch, coincidiendo con el inicio de la época en el que el sol resulta más peligroso, el verano. “Mucha gente desconoce que los niños son especialmente sensibles al sol y que las quemaduras en la niñez son uno de los principales factores relacionados con el melanoma”, explica el doctor. Por eso, todo el mundo, pero en especial los niños, tienen que utilizar crema de factor alto, aplicada en abundancia y cada dos horas.
La crema de protección solar tiene que ser resistente al agua para garantizar que los niños estarán protegidos todo el rato, y se tiene que complementar con una gorra y ojeras de sol. En el caso de los niños menores de tres años, para evitar el riesgo de quemaduras conviene que no estén expuestos al sol mucho rato. También tienen que evitar estar al sol entre las 12 y las 16 horas.
La piel clara y las pecas, factores de riesgo
Además de las quemaduras durante la niñez, que son uno de los factores de riesgo de sufrir cáncer de piel, hay otros riesgos a tener en cuenta. El dermatólogo Pedro Lloret pone como ejemplo tener la piel clara, puesto que en ausencia de mucha melanina, la piel tiene menos protección contra la radiación ultravioleta. “Tener antecedentes de quemaduras del sol, algún familiar con cáncer de piel o que el mismo paciente lo haya sufrido también aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel”, explica. Señala, por lo tanto, que “haber tenido una o más ampollas de quemaduras por el sol de niño o adolescente aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel de adulto”. “Las quemaduras por el sol en la edad adulta también son un factor de riesgo”, añade.
Tener muchas pecas también representa un mayor riesgo de sufrir cáncer de piel, como también tener lesiones cutáneas precancerosas como queratosis actínicas, haber recibido tratamiento de radiación para el eccema y el acné o haber sido expuesto a sustancias como el arsénico.
Hay que recordar que el daño provocado por las quemaduras y la exposición solar es acumulativo y, por lo tanto, el riesgo de sufrir cáncer de piel incrementa con la edad.
Los principales tipos de cáncer de piel
El carcinoma basocelular, el carcinoma epidermoide y el melanoma son los principales tipos de cáncer de piel. El dermatólogo Ruggero Moro advierte que la incidencia de cáncer de piel “está en constante aumento las últimas décadas”. De los casos que se detectan, el 95% son cáncer cutáneo no melanoma, y el 5% restante, melanoma, un cáncer más agresivo. Según la Red Española de Registros de Cáncer, este año 8.049 personas serán diagnosticadas de melanoma en el estado español.
“La mayoría de los carcinomas basocelulares aparecen en áreas del cuerpo expuestas al sol, especialmente donde se han producido quemaduras solares, aunque pueden aparecer prácticamente en cualquier área corpórea. Su capacidad de hacer metástasis es excepcional y suele pasar en casos muy evolucionados”, explica.
El carcinoma epidermoide, el segundo cáncer de piel más frecuente, supone hasta un 20% de los cánceres cutáneos no melanoma. Comparte los mismos factores de riesgo que el carcinoma basocelular y también puede aparecer a cualquier parte del cuerpo, pero suele darse en áreas expuestas crónicamente a la luz solar como, por ejemplo, las orejas, la cara, las manos, los brazos y las piernas”. “El carcinoma epidermoide es un cáncer potencialmente agresivo y, por lo tanto, el diagnóstico y el tratamiento precoz es fundamental”, añade.
El tratamiento para el cáncer de piel depende del tipo de cáncer y el estadio en el que se encuentra. Según la dermatóloga del Hospital Vithas de Lleida Maria Reyes García, generalmente el tratamiento es quirúrgico, como es el caso del melanoma, el carcinoma escamoso y el carcinoma basocelular. Ahora bien, hay otros cánceres que permiten opciones terapéuticas menos agresivas, como por ejemplo el carcinoma basocelular superficial, que puede ser tratado con terapia fotodinámica. Este tratamiento consiste en la aplicación de una crema fotosensibilizante que produce una reacción bioquímica que elimina las células cancerosas.