Más de dos millones de niños en el estado español están en situación de pobreza, la tasa de pobreza infantil más elevada de la Unión Europea. Por esta razón, más de 40.000 familias vulnerables son atendidas por el programa CaixaProinfància de la Fundación «la Caixa». La lucha contra la pobreza infantil es una línea de acción que la fundación considera prioritaria. Por eso ha anunciado que invertirá más de 4.000 millones de euros hasta 2030 para impulsar la transformación social. A través del programa CaixaProinfància, creado en 2007, ha acompañado a cerca de 400.000 niños y adolescentes mediante una red de más de 400 entidades sociales colaboradoras.
Sebastián tiene 3 años y vive en Rekalde, un barrio de Bilbao con mucha presencia de familias vulnerables. Desde que tenía solo unos meses, participa en las actividades de CaixaProinfància, que también han ofrecido apoyo socioeducativo a sus hermanas, Amaia (9 años) y Aitana (5). Su madre, Karol, de 29 años y de origen colombiano, cría sola a sus tres hijos y depende de la Renta de Garantía de Ingresos para sostenerse. Sueña que sus hijos estudien a lo largo de todas las etapas: «Que hagan la ESO, el bachillerato, la universidad…, todo. Lo que yo no puedo hacer, que lo hagan ellos». Historias como la de esta familia ilustran el propósito de CaixaProinfància: evitar que la vulnerabilidad se perpetúe de generación en generación y ofrecer a los menores un acompañamiento continuado que refuerce su desarrollo educativo, emocional y social.
Una etapa decisiva en el desarrollo
Este año, en el Día Mundial de la Infancia, que se celebra el 20 de noviembre, la Fundación ”la Caixa” apostó especialmente por la primera infancia, la que va de 0 a 6 años. Es una etapa decisiva en el desarrollo cognitivo, emocional y social. La evidencia científica es clara: invertir en los primeros años de vida es una de las formas más eficientes de romper el ciclo de la pobreza. Por eso, CaixaProinfància ha reforzado su intervención con dos servicios que considera clave:
- Los Espacios Familiares 0-3, un acompañamiento intensivo de familias con bebés que fortalece las competencias parentales y garantiza entornos seguros y estimulantes.
- Los Espacios de Crecimiento 3-6, un nuevo servicio que promueve el derecho al juego, al ocio y a la cultura como herramientas educativas. Para ello, combina acciones para los niños con talleres y espacios compartidos con las familias. A través de actividades lúdicas, artísticas y comunitarias se fomentan valores, hábitos saludables y vínculos familiares positivos.
Karol, madre de Sebastián: «Sé que mi hijo mejorará muchísimo»
Sebastián ha pasado por los dos servicios. Comenzó en el de 0-3 años y ahora continúa en el de 3-6 años, que acaba de empezar con una fase piloto. Su madre confía en que este espacio le proporcione la ayuda que necesita: «Sé que si está con ellos mi hijo mejorará muchísimo».
Esta familia participa en el programa a través de Gazteleku, una de las más de 400 entidades sociales que articulan CaixaProinfància. Esta asociación de desarrollo comunitario se centra en mejorar la calidad de vida de la ciudadanía en el distrito de Rekalde, donde se encuentran algunos de los barrios con tasas de pobreza más altas de Euskadi.
Un aprendizaje basado en el juego
Oihane López es la educadora que acompaña a los niños de este nuevo espacio de Crecimiento 3-6 en Rekalde. Es psicóloga y logopeda, y lleva más de 10 años trabajando con la infancia en Gazteleku. Trabajar con esta franja de edad en concreto no es igual que con menores de 3 años. «Se comunican un poco más de manera verbal, aunque no todos, porque algunos están un poco retrasados en este aspecto. Y entonces te comunican sus necesidades, sus gustos, las cosas que quieren hacer, los proyectos que quieren desarrollar, las dinámicas que quizás no les gustan tanto…», explica. También es una edad con una fortaleza clave: «La imaginación desbordante que tienen ayuda muchísimo a desarrollar las dinámicas. Esa emoción y admiración por cualquier cosa son bastante contagiosas».

La actividad en este espacio se estructura alrededor de tres momentos. Primero meriendan, lo cual se aprovecha para aprender rutinas de alimentación e higiene. A continuación hay un tiempo de juego, a veces dirigido y a veces libre. «El aprendizaje basado en el juego es el que potencia más todas las habilidades de los niños. Desarrollan habilidades cognitivas, comunicativas, habilidades sociales con los demás y con los iguales… Desarrollan todas las capacidades que necesitarán en el futuro», explica López.
Finalmente, las sesiones terminan con una actividad literaria. «Podemos utilizar diferentes elementos: solemos utilizar libros, hacemos teatro con títeres, representaciones propias con las telas del espacio. El cierre literario de la sesión nos baja un poco las pulsaciones después de recoger», explica la educadora.
Este nuevo servicio ha tenido una acogida inicial buena: «Los niños y las niñas vienen muy contentos, tienen muchísimas ganas. Tenemos que seguir implantando un poco las rutinas, pero de momento es superpositivo, vienen como locos y locas». También entre las familias hay buenas impresiones: «Muchas ya conocían el espacio de antes, han estado trabajando otros años en el 0-3, así que les reconforta venir y dejar a sus niños y niñas», explica López. Añade que las madres y los padres «también encuentran un espacio semanal donde pueden expresar todas sus preocupaciones referentes a la crianza y temas personales».
Para esta educadora, su labor también es una fuente de satisfacción personal. «Trabajar con los niños es una maravilla. Además de que te contagian energía positiva, cada logro que ves, cada pequeño avance, que en estas edades es muchísimo, te aporta una gran satisfacción», comparte.
Otro de los niños que asiste al nuevo servicio es Sara, de 4 años. Su madre, Fátima, la define como una niña «rebelde, pero también muy afectuosa». Tiene un hermano, Adam, de 9 años, que también ha pasado por el programa. «Conocí Gazteleku hace 4 años aproximadamente a través de la escuela porque mi hijo necesitaba recursos. Le ayudaron mucho con el euskera y las matemáticas», recuerda Fátima.
Sara ha participado en el Espacio Familiar 0-3 y ahora continúa en el de 3 a 6 años. «Va muy contenta. Creo que los juegos que hace la educadora con los niños les ayudan mucho a ser más sociables, a aprender normas básicas, a decir palabras, a tener límites…», valora su madre. También agradece el espacio que se genera para las mismas familias: «Compartir nuestra experiencia como madres, cómo ayudar a los niños, la educación… Compartimos muchas cosas diferentes».
La infancia y la familia, en el centro
Arantxa Gutiérrez, educadora social con 30 años de experiencia en la entidad, es actualmente la coordinadora de infancia y familia. Explica que la asociación, que lleva casi medio siglo apoyando a las familias del barrio, participa en la red de CaixaProinfància desde que el programa comenzó en 2007. «Para nosotros ha sido una oportunidad muy grande. Ha sido una manera de situarnos en el territorio y de llevar allí medios y recursos para los niños y las familias con quienes trabajamos», valora.

18 años después, Gazteleku ha vuelto a ser pionera y ha entrado en la fase piloto de los Espacios de Crecimiento 3-6 de CaixaProinfància. «Participamos en este proyecto porque realmente es una oportunidad de volver a llevar al territorio un espacio socioeducativo superimportante para los niños que tienen situaciones de más dificultad», explica Gutiérrez.
Para ella, el acompañamiento en la primera infancia a través de proyectos como este es clave para que nadie quede atrás. «Si no tienes esta oportunidad, a veces después te cuesta. Los niños que no han participado en programas, que no han manipulado cosas, que no han leído, que no han escuchado cuentos, que no han ido al cine…, se nota que juegan con desventaja», apunta.
El servicio dirigido a niños y niñas entre 0 y 3 años, y el que va de 3 a 6 tienen una misma filosofía: la infancia y la familia en el centro, con un enfoque integral y personalizado, y una mirada comunitaria que construye redes de apoyo y oportunidades. Esta intervención se alinea directamente con varios artículos de la Convención sobre los Derechos del Niño.
La Fundación ”la Caixa” reafirma su convicción de que la infancia no puede esperar y que su bienestar es el mejor indicador del futuro que se construye como sociedad. La entidad mantiene que a los niños les hace falta igualdad de oportunidades, afecto, estímulos y protección. Y que invertir en la primera infancia es defender los derechos de los niños y las niñas.
