No solo de pan y víveres vive un tendero. Bien que lo sabían los dos arrestados por los Mossos d’Esquadra a Girona para traficar con drogas en una tienda de alimentación. Un negocio que la policía desmanteló después de dos pistas que clientes y proveedores iban dejando por la calle y a las cuentas corrientes. La operativa era sencilla, detrás el azulejo, y entre estantes llenos de latas y bollería industrial, los tenderos tenían una mochila con latas y botellas de refresco modificadas donde guardaban la droga y los tickets de los comprobantes de los pagos con tarjeta de crédito de los consumidores a quienes proveían de cocaína y hachís.

En una entrada y cacheo del establecimiento, los Mossos d’Esquadra encontraron hasta 46 envoltorios de cocaína de aproximadamente de medio gramo cada uno, de 195 gramos de hachís y 1015 € en efectivo. Los investigadores calculan que el valor de esta droga en el mercado ilícito ronda alrededor de unos 5.000 €. Los detenidos, de 33 y 39 años, con antecedentes, han pasado hoy a disposición ante el juzgado en funciones de guardia de Girona con la acusación de un delito contra la salud pública. La gracia del negocio es que, disimuladamente, ir a comprar un bote de sal o una bolsa de Doritos, también el cliente se podía feriar de un poco de cocaína. Y, además, aceptaban tarjetas.

Las latas y botellas vacías de drogas/Mossos
Las latas y botellas vacías de drogas/Mossos

Envoltorios en la calle

Según los Mossos, el caso se destapó por unas quejas vecinales sobre la tienda, muy concurrida. Martes de esta semana, hacia las tres de la tarde, los agentes sacaron el jefe por la calle de la tienda y qué fue la sorpresa que detectaron restos de posibles envoltorios a la vía pública, presuntamente de cocaína, a tocar del establecimiento. Los Mossos entraron a la tienda, y el tendero se puso en guardia, muy nervioso. Tan neguitós que intentó con el pie esconder una mochila, pero con tan poca traza, que despertó más sospechas. La mochila no era una bolsa de transporte cualquiera, sino que en el interior había tres latas de refresco y una botella de plástico de bebida modificadas. Las habían convertido, con habilidad de Bricoheroes, en compartimentos estancos.

Las latas contenían papelinas de cocaína en el interior y la botella recibidos de pagos de la actividad ilegal hechos con tarjeta de crédito. De hecho, llevaban un control de los pagos diferenciados de los efectuados a la tienda por saber de donde procedían. También, bajo el azulejo, los mozos encontraron una pieza de hachís. Los policías arrestaron el arrendatario de la tienda y su dependiente. La misma tarde, y con orden judicial, se hizo una entrada y pesquisa en el comercio por parte de la Unidad de Investigación de Girona y la Unidad Canina y se localizó más hachís escondido en la cámara frigorífica, papelinas de cocaína y una lata de tomate también modificada. Al fin i al cabo, ¿quién sospecharía de una lata de tomate?

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