La víspera de San Juan, Albert respondió a la llamada de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y otras entidades independentistas, para protestar contra la visita del monarca español al monasterio de Montserrat. Una concentración que reunió a unas 200 personas que poco pudieron hacer aparte de gritar proclamas contra el acuerdo benedictino del monasterio con Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, debido al fortísimo dispositivo policial que los encapsulaba. Aun así, Albert ha sido denunciado por atentado contra la autoridad, concretamente contra un cabo de los Mossos d’Esquadra que lo acusa de haberlo golpeado en la cabeza con un palo de bandera que, en realidad, era una caña de pescar extensible con la que llevaba una estelada.
Cuando aún no había comenzado la visita, el grueso de los manifestantes intentó acceder a la abadía y fueron detenidos por el cordón de la Brigada Móvil de los Mossos (Brimo), la unidad de orden público de la policía de la Generalitat, a la altura de la estación del Cremallera. En el momento en que desplegaron una estelada gigante e intentaron avanzar, los uniformados reforzaron la línea policial sin ningún sistema de protección especial -es decir, ni con casco ni con escudos- una situación que no fue más allá de algunos empujones y algún golpe de porra de contención.

Fue después de estos momentos de tensión que los Mossos sacaron de entre el grueso de los manifestantes a Albert, y lo rodearon en el vestíbulo de la estación del Cremallera, donde, siguiendo las órdenes del jefe del equipo de la Brimo, lo identificaron. Una identificación que, en aquel momento, le dejaron entrever que era solo por haber desobedecido órdenes policiales. Tres meses después, Albert ha recibido la citación del juzgado de Instrucción número 5 de Manresa, que ha abierto diligencias contra él por la denuncia de los policías, que aseguran que aprovechó el palo de la estelada que llevaba para golpear la cabeza de un agente. El día 6 de noviembre deberá prestar declaración. Los Mossos aseguran al juez que por culpa de los manifestantes los monarcas españoles tuvieron que cambiar de ruta de acceso al monasterio. Los protagonistas del atestado, las supuestas armas, son «una caña de pescar Decathlon» y unos «huevos susceptibles de ser lanzados». En cambio, no dicen nada de la dificultad para hacer llegar el SEM para atender a un manifestante que sufrió un infarto.
«Llevaban banderas independentistas»
El atestado policial de los Mossos d’Esquadra, al cual ha tenido acceso El Món, narra un dispositivo de seguridad profuso que comenzó con patrullajes a partir de las diez de la noche del día anterior para comprobar que no hubiera gente escondida por la abadía para boicotear la presencia de los reyes españoles. A partir de las seis de la mañana, se desplegó un amplísimo dispositivo de orden público, entre Mossos, CNP, Guardia Civil y Guardia Real. Siguiendo el relato policial, alrededor de las ocho y media, «un grupo de 300 personas se concentró en la plaza de las Cruces, ocupando totalmente la vía de acceso principal establecida para la llegada de SSMM» (acrónimo de «sus majestades»).
«El grupo llevaba pancartas, banderas esteladas y una gran bandera independentista, así como palos de banderas y otros objetos susceptibles de uso como instrumentos contundentes», aseguran los policías. «Por otros accesos se iban acumulando más personas con esteladas y otros símbolos que reivindicaban y querían boicotear también el acto», remarcan. Los instructores insisten en que el área de Mediación del cuerpo les habilitó una zona para centrar la protesta, y añaden que los manifestantes no quisieron quedarse allí. Pero, de hecho, no se movieron.

Los monarcas tuvieron que cambiar de ruta
En todo caso, «a petición expresa del CECOR, aproximadamente a las 10:00 horas se impidió el acceso del grupo a la zona de seguridad mediante línea de contención formada por efectivos de Brigada Móvil». «Durante este momento, y de forma coordinada y reiterada, el grupo intentó traspasar la línea policial, con acciones de violencia física, empujones, e intentos de agresión», narran los policías. Y aclaran que «concretamente, se produjeron intentos de sustraer defensas policiales a varios agentes por parte de los manifestantes». Así como «diversas agresiones físicas, entre las cuales destaca la agresión directa con un palo en la cabeza de un cabo de Brigada Móvil». Es decir, la causa abierta a Albert.
Aun así, los Mossos subrayan que el «grupo continuó con movimientos para intentar aproximarse a la zona de aterrizaje del helicóptero, que fueron detenidos por efectivos de Brigada Móvil y ARRO.» «A consecuencia de esta situación, SSMM el Rey tuvo que modificar el itinerario de acceso, utilizando el Camino de los Degotalls como ruta alternativa para acceder a la basílica», avisan los Mossos. «A pesar de estos incidentes, no se efectuaron detenciones in situ por razones operativas, priorizando la contención y la seguridad general del dispositivo», aclaran los Mossos que en ningún momento se pusieron elementos de protección, señal inequívoca de que en ningún momento vieron peligrar su integridad.

Una caña de pescar y «huevos confiscados»
Después de esta contextualización, el protagonismo del atestado de los Mossos lo toman una «caña de pescar de hierro marca Decathlon» que los policías identifican como «palo extensible de fibra de 350 cm de color negro y dividido en cinco secciones», que sería el arma del ataque, y unos «huevos susceptibles de ser lanzados». Según explica el atestado, en el momento de la manifestación se dieron «indicaciones inequívocas tanto verbales como gestuales con el brazo para que todos entendieran que no se podía sobrepasar la línea de efectivos policiales».
«En un momento dado una de las personas que llevaba un palo extensible, con una bandera estelada atada a uno de los extremos, asestó un golpe de arriba abajo al cabo 18640» y «fruto de esta acción el cabo recibió un golpe en la oreja derecha», narra el atestado. Un golpe por el cual el cabo necesitó un tratamiento «sintomático» con «alta domiciliaria» y que los médicos describen como una «contusión de parte no especificada en la cabeza, contacto inicial». «En el momento de la agresión se tomó el palo extensible a la persona para que no hubiera más agresiones», detallan, obviando que tanto la policía como los servicios de seguridad privada del monasterio confiscaron las banderas esteladas con notoria visibilidad y explicándolo en español en voz alta.
Una versión que contrasta con lo que los testigos vieron. De hecho, Pere, un señor de 81 años de Valls, que se encontraba en la manifestación, cayó al suelo, según detalla, por los empujones de los Mossos. «Me rompieron las gafas, me quitaron el bastón para caminar y la bandera», detalla. Precisamente, fue cuando Albert se agachó para ayudarlo que después los Mossos lo «extrajeron» e identificaron sin que ofreciera ningún tipo de resistencia. La caña fue confiscada, así como una «pancarta de grandes dimensiones» y «diversos huevos susceptibles de ser lanzados». Albert no es el único perjudicado por los Mossos, la policía también levantó un acta administrativa por «resistencia y desobediencia a la autoridad» a otro manifestante.