Gonzalo Boye, (Viña del Mar, Chile, 1965) es abogado penalista. A lo largo de su vida profesional ha llevado la defensa y acusación de causas importantes, y también mediáticas. Conoce bien el funcionamiento de la justicia europea. Boye es el abogado de Carles Puigdemont, el presidente en el exilio. Su estrategia ha evitado que durante más de siete años, a pesar de los intentos, haya sido trasladado a España. Una tarea que no le ha salido gratis. Como ejemplo, el juicio del caso Mito, una macrocausa en la Audiencia Nacional de narcotráfico y blanqueo, que supuestamente dirigía José Ramón Prado Bugallo, alias Sito Miñanco. A Boye le pedían casi 10 años de prisión por blanqueo. El juicio ha sido denso y, después de 30 jornadas, su abogado, Eduardo García Peña, ya ha presentado el informe final ante el tribunal. Ahora solo queda una jornada de la vista por si alguno de los casi cincuenta procesados quiere hacer uso del turno de última palabra. En esta entrevista, Boye explica detalles de cómo ha vivido este juicio.

Un juicio complicado, ¿no?

Bueno, como acusado, creo que todos los juicios son complicados, pero este me ha resultado tremendamente complicado y te deja agotado.

Por otro lado, el jueves fue el día del informe final. Su abogado, Eduardo García, informó al tribunal definitivamente sobre las pruebas, pero ha dividido el informe en dos partes. Por un lado, las nulidades. Y el silencio de la sala era bastante ensordecedor. Era una señal de que algo fallaba desde la instrucción…

Nosotros siempre hemos sostenido que esta ha sido una instrucción dirigida específicamente a sentarme en el banquillo de los acusados. Una instrucción que ha vulnerado todo tipo de derechos, tanto los míos como los de mis abogados, así como los de muchos otros abogados que se relacionan conmigo, y de todos mis clientes. ¡Lo que dijo Eduardo es muy cierto! ¡Se llevaron todo mi correo profesional! No se llevaron ni un Gmail, ni un Yahoo ni un Hotmail… ¡se llevaron el correo profesional de 10 años de trabajo!

¿Con información delicada?

Había estrategias de defensa, causas, ¡todo tipo de instrucciones! Ahora, a mí me pasa justamente lo contrario que al fiscal general del Estado: lo que a mí me salva es mi correo electrónico y mi teléfono, porque ahí están las pruebas de mi inocencia. No he necesitado borrar el teléfono para defenderme, porque eso no es defenderse, eso es adentrarse en un camino muy truculento. Lo que afirma mi abogado es muy cierto: ni el fiscal ni la jueza tenían derecho a tener esta información porque era la estrategia de defensa. Desde el primer día sabían todo lo que nosotros defenderíamos, tenían nuestra estrategia.

¿Por qué?

Porque sobre la base del contenido de mi teléfono, la policía, la Unidad de Delincuencia Económica y Financiera (UDEF), fue haciendo informes para intentar desvirtuar el contenido de mi teléfono. Aquí hay una de las dos figuras clave de la imputación: la UDEF. La otra es el fiscal Ignacio de Lucas. Vaya, dos piezas que conducen siempre al mismo lugar y al mismo tipo de situaciones.

abogado, Eduardo Garcia, en la entrada de la Audiencia Nacional/Carlos Luján/Europa Press
Gonzalo Boye, y su abogado, Eduardo Garcia, en la entrada de la Audiencia Nacional/Carlos Luján/Europa Press

Ignacio de Lucas, ¿el mismo que aparece en la lista de pagos de la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP)?

Sí, el fiscal que algún día tendrá que explicar muchas cosas, no solo sobre mi caso. He leído en El Món que parece que este señor cobraba sobresueldos de una fundación… Pero hoy es el encargado de investigar las actuaciones de esta fundación con fondos europeos. Eso nos deja en una muy buena posición. Y, por otro lado, creo que ha quedado bastante claro que hubo un abuso sistemático por parte de la UDEF de los datos que tenían y una ocultación importante de datos. Es decir, sacaban de contexto pequeñas cosas que en su ámbito general tenían un significado totalmente diferente. O sea, o no investigaron o escondieron datos que a mí no me hubieran llevado al banquillo de los acusados.

Pero la UDEF no actúa sola, al menos tiene la connivencia de la fiscalía y en este caso, de la jueza instructora…

Sí, sí, claro, claro. Lo que pasa es que, afortunadamente, hemos tenido mucho tiempo. Todos estos años [que ha durado la instrucción], por un lado, han sido un calvario, pero, por otro lado, hemos podido preparar una defensa en condiciones. La hemos preparado en contra de todo lo que articularon. Piense que yo, en los últimos siete años, llevo seis causas abiertas… y todo me lleva a la UDEF. Incluso, me hicieron testaferro de la familia Pujol, que ni los conozco. Fue tan absurdo que uno de los otros que cobró de la FIIAPP se vio obligado a archivar la causa. Pero claro, con comisiones rogatorias de por medio, porque no solo se me investigó, sino que me desprestigiaron. Cada comisión rogatoria es un desprestigio.

Una curiosa coincidencia de casos.

Sí, utilizaron el mismo método que en este procedimiento por el que ahora me juzgan. Un preso que dice saber cosas y que quiere declarar en mi contra. Lo llevan a la Audiencia Nacional, lo sacan de la prisión y no consiguen acreditar nada. En este caso, ha sido Manuel Puentes Saavedra y en el otro fue un preso que se lo inventó todo, igual que Puentes Saavedra.

Precisamente, la clave de la imputación llega por la declaración de un preso, que si no recuerdo mal es la quinta declaración en este caso…

Bueno, Puentes Saavedra ha hecho cinco declaraciones, todas diferentes. Las ha adaptado en función del momento procesal. Hay algo que es muy significativo. A Puentes Saavedra no le cree ni su abogado. Porque si su abogado se lo hubiera creído, estaba obligado a pedir el atenuante de confesión y colaboración con la justicia, petición que no ha formulado.

¿Por qué no lo pidió?

Porque él sabe que Puentes Saavedra está mintiendo. Las cosas que he tenido que aguantar y he tenido que ver, incluso extorsiones hacia mí a lo largo de este juicio, para explicar la verdad y que yo no he tolerado, han sido brutales.

Gonzalo Boye este lunes en la primera sesión de su juicio/EP
Gonzalo Boye este lunes en la primera sesión de su juicio/EP

De hecho, el fiscal Ángel Bodoque pidió, casi a escondidas, que el tribunal tenga presente la declaración de Puentes Saavedra a la hora de dictar sentencia.

Bueno, el fiscal Bodoque, que es otro de los beneficiarios de la Fundación FIIAPP, no modificó las conclusiones, por tanto, no pidió ningún atenuante. Pero después, trata de endosar a la sala que se crea a Puentes Saavedra y le rebaje la pena. Hombre, que este señor es el defensor de la legalidad! O eso creíamos… pero bueno, Ángel Bodoque es Ángel Bodoque. Y, por tanto, todos sabemos quién es.

En todo caso, usted está en el banquillo de los acusados, por cierto.

Sí, y confío en que esto salga bien. En ese sentido, estoy tranquilo. Lo que pasa es que, la verdad, este juicio me ha costado la salud, me ha costado mucho desgaste personal, social y profesional. Ahora hay que esperar sentencia. Confío en esta sala porque creo que es la mejor sala que podríamos tener para un juicio de estas características.

Por suerte, se ha evitado politizar este juicio

Lo ha evitado la sala y lo hemos evitado nosotros.

¿Por qué?

Porque, entre otras cosas, hemos creído que la verdad está de nuestro lado, que teníamos la manera de demostrarlo. Creo que cualquier persona que haya seguido todo el juicio sabe que es falso que cometiera un delito y toda persona que ha seguido el juicio sabe que es falso que hubiera nada extraño en mi actuación. Aquí, lo único extraño y lo único que habrá que justificar es por qué he sido víctima de todo esto. Porque llevo siete años en esto. Con un costo, insisto, personal, humano, incluso en el ámbito de la salud, muy elevado, que nadie ya reparará.

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