«Si no hay nación, no habrá nunca más voluntad de ganar al Estado. Si abatimos la nación, si neutralizamos la nación, se ha acabado». Este es el aviso que ha emitido el presidente del Parlamento de Cataluña, Josep Rull, en su intervención en la clausura de la entrega del Premio Canigó que ha recibido el Monasterio de Montserrat por parte del rectorado de la Universidad Catalana de Verano (UCE) que esta semana se celebra en Prada (Conflent). Una reflexión razonada a la vista de los «ataques» que recibe la nación para que no se celebre un nuevo desafío como el Primero de Octubre, un día que, según su parecer, se ganó al Estado.
Después de que el padre abad del monasterio benedictino, Manel Gasch, recibiera el galardón de manos del rector de la UCE, Jordi Casassas, y pronunciara un discurso de agradecimiento sin sustancia, Rull ha vuelto a la palestra -antes había pronunciado la glosa civil del galardón- para cerrar el acto. Todo ello en un ambiente enrarecido por la polémica visita de Felipe de Borbón la víspera de San Juan con la excusa del milenario de la comunidad. Rull ha aprovechado la segunda oportunidad para reclamar la defensa de la nación catalana ante los «tiempos complejos» y los ataques extraordinarios que reciben algunos elementos de la nación.

Fortalecer la nación
«Lo que hace falta es fortalecer la nación, ampliarla al perímetro, vigorizarla», ha propuesto. En esta línea ha recordado que ahora «son momentos complejos porque el mundo cambia muy deprisa y porque nuestra nación también está cambiando de manera muy rápida, porque hay ámbitos de la nación que son atacados con una rotundidad extraordinaria, excepcional». Rull se refería, sobre todo, a las Islas y habló del País Valenciano, territorios de los Países Catalanes donde «la actuación contra la identidad, contra la lengua, contra el sentimiento de pertenencia es absolutamente desbocada».
Uno de los ejemplos ha sido el caso de la ciudad de Alicante, donde tratan al catalán como una lengua «absolutamente ajena, externa» o lo que «pasa sesión tras sesión de las Cortes Valencianas o el ataque contra el sistema educativo en las Islas Baleares». «Por lo tanto, hemos de ser capaces de ponernos en pie». En este sentido, ha recordado que en el Principado de Cataluña se han vivido momentos en «que éramos capaces de acariciar la libertad, pero no ha sido posible». «Los que estábamos allí debemos asumir una parte importante de la responsabilidad que nos corresponde, y lo hacemos siempre», ha asegurado. Un contexto en el que opina que es necesario «volver a ampliar el perímetro de la nación». «Lo lograremos si somos capaces de volver a dar este vigor que habremos de ser capaces de poder confeccionar», ha concluido.