La CUP afronta el próximo 16 de diciembre un cónclave importantísimo de cara su futuro político e institucional. Antes de que la suya crisis electoral y de militantes se profundice, la formación de la izquierda independentista quiere abrirse en canal y reformularse ante unas nuevas circunstancias políticas, sociales y económicas en Cataluña y al mundo. Militantes y gente próxima al partido están convocados en Girona para celebrar una asamblea que acabe de poner negro sobre blanco, lo que han bautizado como Proceso de Garbí. Los asistentes tendrán en sus carpetas un documento de 27 páginas con que el «grupo motor» de este proceso propone debatir, discutir y reformularse para afrontar los nuevos tiempos. Un documento formulado partiendo de las aportaciones que han ido recogiendo de la militancia los miembros del grupo motor.
El documento, al cual ha tenido acceso El Món, no se esconde de nada. Sino al contrario. A pesar de que con un lenguaje políticamente muy correcto, los 17 integrantes del grupo motor exponen las “debilidades” y los errores tácticos y estratégicos de la organización en su rol de formación surgida del movimiento popular y de su tarea institucional. Incluso, admiten por escrito, a diferencia de otras formaciones políticas independentistas, que han hecho una lectura poco honesta del ciclo político posterior al referéndum sobre la independencia del 1 de octubre del 2017, que los ha pasado factura y los ha hecho perder bastante, confianza y militantes. También, subrayan los defectos de su organización interna, de su política de alianzas y de las relaciones institucionales que han llevado a cabo desde su salto al Parlamento, en 2012.

«Honestidad ante el 1-O»
Uno de los puntos más interesantes del documento de debate es el titulado como
«Este análisis hace falta que se haga desde la honestidad y evitando las culpabilizaciones, personificaciones y ejercicios de política ficción», recomienda el documento. «El objetivo, pues, es extraer aprendizajes políticos de utilidad», concluye. Así dedica todo un apartado a «la honestidad» para analizar la situación política surgida del puesto Proceso. «Más allá de los errores políticos o la derrota del movimiento independentista, el hecho de no afrontar con honestidad las lecturas del ciclo y sus limitaciones impactó negativamente en la organización y el movimiento, hizo que perdiera credibilidad, sumado al bloque del espacio institucional independentista y al desengaño con este», sentencia el documento.
En este marco, los integrantes del grupo motor razonan que probablemente esto fue uno de los elementos que los haya hecho «perder más apoyos, simpatías e incluso militancia, todo y la coyuntura derivada de no haber logrado nuestro objetivo». Así mismo, la CUP también reconoce que «ante el escenario del conflicto, la organización y su estructura mostraron algunos aciertos, pero también algunas debilidades». Por eso proponen una «organización que tenga la capacidad de integrar, generar y sostener escenarios de conflicto».

Reformularse después del 1-O
El documento de debate describe, desde su prisma, la situación post referéndum del primero de octubre desde las instituciones y los partidos políticos independentistas o más bien soberanistas, si se toma como referencia los Països Catalans. «En este contexto de frágil estabilidad en el ámbito estatal y reconfiguración estratégica post 1 de octubre, tenemos que enmarcar los últimos años de gobiernos autonómicos», alerta. Así, asevera que los últimos años del Gobierno de ERC, con Junts inicialmente, en el Principado de Cataluña y los ejecutivos del Pacto del Botánico al País Valenciano y de Bellver en las Islas, liderados por las filiales del PSOE, han apostado, de «forma fallada, para negociar con Madrid una redistribución del poder político por la vía de la colaboración y el diálogo, de forma que han reforzado el marco autonomista surgido de la Transición».
De este modo, el documento opina que las «apuestas políticas por el diálogo y amnistía, a pesar de la reacción de los sectores más reaccionarios del Estado, así como del