La denuncia por acoso que presentó la diputada de Junts per Catalunya Cristina Casol contra una persona del mismo grupo, y que el Parlamento ha archivado, ha provocado una crisis interna al partido. De hecho, el Secretariado Permanente del partido trató ayer este asunto y, en un primer momento, según ha podido saber El Món, se planteó expulsar Casol de la formación independentista, pero, finalmente, la dirección del partido ha acordado pedir a la diputada que entregue el acta y abandone el grupo parlamentario. Casol, que fue la número dos por Lleida en las pasadas elecciones, no tiene intención de entregarla y, ante esta situación, lo más probable es que acabe como diputada no adscrita. Este conflicto, sumado al de Aurora Madaula, que está de baja después de que la presidenta del Parlamento, Anna Erra, le retirara la confianza y unos veinte diputados del partido impulsaran un escrito contra ella para denunciar “violencia silenciosa de los compañeros” en el Pleno de las mujeres, pasa en un contexto de fractura permanente, y creciente, entre un sector próximo a la presidenta del partido, Laura Borràs, que no ha tenido un papel activo en este caso, y otro sector, el mayoritario, que apoya al secretario general, Jordi Turull.

De hecho, hay un nuevo capítulo en todo este asunto a raíz de la denuncia por “acoso por razón de género”, archivada por el Parlamento después de que la Oficina de Igualdad de la institución ha concluido que «no hay ningún hecho probado». Según ha podido saber este diario, la diputada leridana ha presentado una queja a la Secretaría General del Parlamento contra el denunciado porque este habría compartido con otras personas, y también con testigos del caso, la denuncia de la diputada de su grupo. Unos hechos que vulnerarían el principio de confidencialidad que impera en estos casos y que podrían ser constituidos de infracción.

De hecho, el informe elaborado por la Comisión de Abordaje de Situaciones de Acoso del Parlamento, al cual también ha tenido acceso este diario, identifica «indicios fehacientes» que el entorno del acusado y aquellas personas a quienes se consideró «cómplices y aliadas» se ha compartido el contenido de la denuncia, de qué personas estaban citadas y por qué motivos. «Esto, aparte de romper el principio de confidencialidad y de discreción que se pide a toda persona citada, ha generado una asimetría en el proceso». Además, la comisión invalida un testigo porque considera que «se había filtrado el contenido de la denuncia y la entrevista estaba preparada».

La diputada de Junts Cristina Casol / Parlamento de Cataluña (Jordi Garcia Monte)

Personas con «miedo a represalias»

El informe, que a priori, es confidencial, acredita un ambiente de trabajo «donde el machismo más cultural está arraigado» y, en consecuencia, «genera una diferencia de trato y competencias» con «discriminaciones directas e indirectas». También hace referencia a la «miedo a represalias» porque un testigo ha rechazado que se vinculen sus impresiones de forma explícita vinculadas a su nombre. «Es muy difícil poder establecer la responsabilidad directa del acusado en algunas acciones concretas que se han acreditado, pero que no hace él, sino gente del suyo en torno a confianza».

Con todo esto, el documento concluye que la mayoría de las diez situaciones denunciadas por Cristina Casol «no se ha podido acreditar mediante esta investigación ninguna situación de acoso o discriminación» que prevé el protocolo, pero en tres situaciones concretas descritas por Casol «se podría considerar cierta responsabilidad» del denunciado a consecuencia de su «jerarquía superior».

Jordi Turull, Anna Erre, Albert Batet, Laura Borràs, y Aurora Madaula, en la reunión de hoy en el Parlamento/Mireia Comas
Jordi Turull, Anna Erre, Albert Batet, Laura Borràs, y Aurora Madaula, en la reunión de hoy en el Parlamento / Mireia Comas

«Ambiente de tensión» al grupo parlamentario

A pesar de que el Parlamento ha decidido archivar la denuncia de la diputada de Junts por acoso, el informe detalla que hay un «ambiente de tensión» al grupo parlamentario y al partido, una conclusión que extrae de «todas y cada una de las personas entrevistadas». «La existencia de dos grupos estancos y con proporciones y cuotas de poder diferentes dentro del partido genera asimetrías y a la vez facilita que, por un lado, se generen mecanismos informales que refuerzan la percepción de poca transparencia, pero también que se incrementen prácticas históricas de base fuertemente patriarcal», concluye.

También hace referencia a un ambiente de trabajo «duro, a menudo poco transparentes y percibido como poco democrático» y, en este sentido, la Comisión valora que este ambiente se percibe «como masculinitzat a causa del reparto desigual de poder de decisión». Igualmente, hace referencia a la «carencia de espacios amables, formales e imparciales» para la resolución de conflictos. «Durante las testificales, se ha podido deducir comentarios machistas, que dentro del ámbito de trabajo y en el marco del presente protocolo constituyen acoso sexual», destaca.

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