Jordi Domingo (Barcelona, 1951) es un abogado catalán al que le gusta la marcha. Tiene una larga trayectoria profesional y de compromiso con el país que le viene de su paso por Bandera Roja y el PSUC. Fue uno de los impulsores de la redacción de la constitución catalana, resucitó el Consolat de Mar y siempre ha coqueteado con iniciativas soberanistas que tengan carácter transversal. Ahora ha asumido el reto de concurrir a las elecciones para presidir el Consell de la República, una entidad castigada por diversos conflictos, sobre todo por la controversia generada por las irregularidades detectadas por una auditoría en la gestión de Toni Comín, que hasta ahora era el vicepresidente y que ahora también se presenta para presidirla. Esboza su proyecto hablando de futuro, pero no se queda corto a la hora de criticar con dureza la trayectoria de la entidad y el daño reputacional causado.

Bien, señor Domingo, nueva aventura, ¿no?

Efectivamente, nueva aventura, un nuevo reto.

Pero un reto muy difícil. Porque una cosa es partir de cero, pero hay la sensación de que el Consell de la República parte de menos de cero.

Yo espero que no parta de menos de cero, sino de cero, al menos. Una de las condiciones que yo puse para dar este paso es que la situación, al menos de partida, fuera de zona cero. Es decir, que se arreglara cualquier deuda que hubiera con proveedores, con trabajadores, etcétera. Que en definitiva hubiera una situación, aunque fuera de economía de guerra, capaz de generar activos a la hora de ponerse con ilusión, sacudir el escenario y tratar de avanzar. De hecho, la decisión fue dar el paso y presentarse.

¿Qué relación tiene la decisión de presentarse con el hecho de que usted fue uno de los primeros que, dentro de la estructura del Consell de la República, levantó la mano para decir que aquí hay cosas que no van bien?

Está muy bien informado. Sí, yo fui de los primeros, efectivamente. De hecho, yo era presidente de la Sindicatura Electoral y en un momento determinado, después de un par de incidentes, decidimos dimitir porque había algo que no nos gustaba. Entendíamos que no se había entendido bien cuál era el papel de una Sindicatura que debía ser, obviamente, debía estar au-dessus de la mêlée, que dicen los franceses. Por tanto, debía tener su absoluta independencia y aplicar con rigor jurídico, lo que decía el reglamento. No podíamos permitirnos el lujo de que hubiera ningún tipo de interferencia de gestión política. Un hecho que se produjo un par o tres de veces y entonces nosotros, después de advertirlo, decidimos dimitir.

Jordi Domingo, Advocat. Barcelona 21-01-2025 / Mireia Comas
Jordi Domingo, en un momento de la entrevista / Mireia Comas

En definitiva, todos estos años de trabajo, desde 2017 hasta ahora, ¿qué ha hecho el Consell?

Por mi experiencia, por ejemplo, como cónsul mayor del Consolat de Mar, yo insisto mucho en que en este país, desgraciadamente, no se aman las instituciones y las dañamos, absurdamente, y nos hacemos mucho daño a nosotros y al país.

¿Por qué?

Porque a veces, ya sea por egos, por vanidad, por poder, por lo que sea, la institución queda en segundo plano respecto a las batallas internas que generamos. Y eso es una auténtica lástima. Ahora he vuelto de Japón y me he quedado admirado de la capacidad que tienen de amar su tradición, a pesar de ser líderes en tecnología, avanzadísimos, etcétera, pero al mismo tiempo respetan enormemente la tradición y lo que han representado. El hombre más avanzado, el joven más avanzado en términos de tecnología es capaz de ir a la tumba de los shōguns para mostrar su respeto. Eso a mí me ha impresionado mucho, sinceramente. En este país, desgraciadamente, sea el Barça, sea la Generalitat, sea el Consolat de Mar, sea el Consell por la República, etcétera, no lo respetamos y somos capaces de destrozarlo porque lo que manda o lo que hace o lo que deja de hacer se mantenga. Como país, deberíamos empezar a reflexionar al respecto. Quizás porque nunca hemos tenido un estado, porque no tenemos suficiente autoestima o por lo que sea, no lo sabemos hacer. Y eso deberíamos empezar a aprenderlo seriamente y con urgencia, porque nos conviene y mucho.

¿Pero qué ha hecho y por qué se presenta?

Me presento para intentar fomentar lo que intenté fomentar en el Consolat de Mar que, ciertamente no lo logré. Y es que la institución va por encima de todo. El Consell de la República es la única institución que tenemos que deriva de la declaración de independencia. Solo por este hecho ya es tan importante, tan esencial, de manera que si todos caemos en el juicio hipercrítico de decir esto no ha servido para nada, esto no vale la pena, esto no ha funcionado, etcétera, y decidimos enterrarlo, se entierra la única institución que deriva de la declaración de independencia. Quedamos huérfanos de eso, y tenemos que esperar otra declaración de independencia u otro hecho excepcional, pero esta ya no existirá nunca más. De la declaración de independencia de 2017, no quedará nada más. Eso, para mí, sería, aparte de una indignidad absoluta, casi un delito de lesa patria. Por lo tanto, yo aprecio extraordinariamente el Consell como institución, creo que representa lo que representa, y por lo tanto debemos defenderlo y protegerlo.

No ha ido bien, pero…

No se ha hecho lo suficientemente bien, ha perdido credibilidad, ha perdido fuerza, hay gente que está decepcionada, hay gente que lo ha abandonado… Muy bien, de acuerdo, ¡admitámoslo! Es una realidad, pero por eso lo que se debe hacer es sacudirlo, debemos arremangarnos toda la gente que quiera, y en eso entiendo que los Consejos locales en el territorio son el alma y la esencia, y por lo tanto toda aquella gente que quiera debe arremangarse y debemos ponernos para que esto se revierta completamente y que el Consell de la República sea lo que debía haber sido y lo que aún puede ser.

Jordi Domingo, Advocat. Barcelona 21-01-2025 / Mireia Comas
Jordi Domingo, Advocat, quiere resucitar el Consell de la República / Mireia Comas

Siguiendo su tesis, en definitiva, ¿el Consell de la República es una institución que ha sufrido el mal de la vanidad?

Probablemente, entre otras cosas, sí, sí, mucha… A ver, en todas las instituciones hay vanidad, la hay en el Barça, en la Generalitat, en los ayuntamientos. La naturaleza humana es la que es y todos pecamos en un momento determinado de más vanidad o menos vanidad. Lo importante es tener claro qué representa y qué debe ser, y entonces tener suficiente humildad para admitir que te pongan el aliento en la nuca. Y que la gente que te pone el aliento en la nuca pueda, de alguna manera, hacerte tocar el suelo y que no te desvies nunca del objetivo esencial. Precisamente, el objetivo esencial del Consell de la República.

¿No ha habido, también, un poco de confusión? Piense que el liderazgo político-institucional, tanto de la figura de Carles Puigdemont como de Toni Comín, no podemos obviar que ambos eran dirigentes de un partido. ¿Esto hasta qué punto ha intoxicado o ha debilitado, más bien dicho, la fortaleza de la institución?

Sí, yo creo que sobre todo porque los otros partidos han dado la espalda. O sea, no es solo que se haya debilitado porque Junts estaba, que evidentemente Junts ha tenido un peso excesivo dentro del Consell. El problema es que ERC le da la espalda muy pronto y la CUP hace un poco de ahora sí, ahora no. Y todo eso es evidente que degrada y deteriora el rol que debía haber jugado el Consell. Esto, me parece claro, es indiscutible. Por tanto, estas son cosas que se deben ir corrigiendo y reconduciendo porque no podemos caer en el mismo error.

Parecía que fuera el juguete de un partido, de acuerdo, y de repente se ha convertido en un juguete roto.

Sí, es posible que sea el juguete o haya sido más juguete de lo debido de un partido. Eso, ya lo dije hace poco que, efectivamente. Junts ha tenido un peso excesivo. La pregunta es: ¿por qué? Yo no lo sé, yo no he estado. Yo fui presidente de la Sindicatura, pero en lo que era el gobierno y en lo que era la gestión del gobierno del Consell yo nunca participé y nunca entré en una sesión de gobierno, entre otras cosas porque como Sindicatura debíamos mantener la absoluta independencia. Por tanto, desconozco el día a día. Solo me he ido enterando a través, como quien dice de los medios de lo que iba pasando. Inicialmente, yo veía a todos representados, o al menos se hizo un esfuerzo para que todos estuvieran representados. Había incluso ERC, estaba la ANC, por supuesto… ¿Cómo se fue degradando esto, por qué, cómo? Esto deberían explicarlo los miembros del gobierno que han participado durante todos estos años. Yo no lo he seguido, el día a día. No lo sé, sinceramente. Que se haya convertido al final en algo excesivamente dominado por un partido es evidente.

Por un partido solo.

Hay que saber por qué ERC gira la espalda cuando en realidad la esencia de esta institución es tan importante como decía, que es la única que tenemos derivada de la declaración de independencia. Y por qué la CUP no se activa más en torno a este tema. Esto se les debe preguntar a ellos. Es evidente que si yo tengo algo que puede ser importante y se lo ofrezco a usted y usted finalmente me da la espalda, usted no me puede decir que es un juguete mío. Por tanto, siempre hay unas causas que determinan que al final esto pasa con las sociedades y con las instituciones. Llevo 50 años de experiencia profesional y sé que esto pasa incluso en las sociedades mercantiles, cuando unos socios se quieren desentender y se marginan, pues pasa esto, que al final hay unos que lo dominan porque los otros tampoco se cuidan y se desentienden. Quiero decir que hay una cuestión de vasos comunicantes. ¿Quién es más culpable? Pues mira, deberíamos analizar la historia. Yo vengo para hacer borrón y cuenta nueva, no para mirar lo que pasó en el pasado.

Jordi Domingo, Advocat. Barcelona 21-01-2025 / Mireia Comas
Jordi Domingo, carga contra el pasado pero dice mirar al futuro / Mireia Comas

Pues antes de hacer borrón y cuenta nueva, hay una cuestión que es evidente. Una de las peores etapas que ha pasado el Consell de la República es que desde el mes de junio, al menos, en mi diario estamos destapando una serie de irregularidades que ha habido en este Consell. Esto ha provocado bajas, que muchísima gente haya frenado lo que son las donaciones, etcétera. ¿Cuál es su mensaje sobre todo esto?

El tema del pasado no lo he estudiado. He leído la prensa, por supuesto, me duele mucho el daño reputacional que se hace a la institución. No quiero entrar, sinceramente, no quiero entrar en el pasado en el sentido de señalar a este o al otro, porque creo que no beneficiamos lo que decía yo, la institución. Creo que esto se ha llevado muy mal. Yo creo que si me encontrara en una situación de esta, e incluso admitiendo que tuviera una acusación digamos infundada, mi reacción sería: «Mire, ¿qué me dicen? ¿Que faltan 10,000? Aquí los tienen, y quiero un arbitraje y una auditoría». Eso es lo que yo haría, personalmente, porque limpias cualquier tipo de duda. Por tanto, el daño reputacional que se haya hecho a mí, en estos momentos, es lo que me interesa.

No mirar atrás, entonces…

Lo que haya pasado, creo que se tomaron unas decisiones de gobierno, se hizo una auditoría que ha dicho lo que ha dicho, la Junta Gestora hasta donde tengo entendido, está aplicando lo que la auditoría ha dicho, y la previsión es que se quede a cero en cuanto a pasivos antes del 30 de junio, y que también se limpie en el ámbito de personal, para que el nuevo gobierno pueda partir de cero y pueda partir, digamos, con la plena libertad de hacer lo que tenga que hacer. Eso me parece fantástico, sinceramente, me parece una buena medida para relanzarnos. Lo que ha pasado detrás, prefiero no hacer reproches, pienso que quien haya hecho algo, y aquí hablo de cualquier persona, de los que hayan salido en la prensa y de los que no han salido en la prensa, los que hayan provocado el daño reputacional que efectivamente ha producido bajas, esos señores deberían hacer un examen de conciencia y deberían ayudar a que se recupere la reputación del Consell.

¿Se refiere al señor Toni Comín?

Prefiero no entrar en nombres si es posible, porque, insisto, yo quiero a la institución y mucho. Y, por tanto, creo que debemos mirarlo desde esa perspectiva. Creo que cada uno debe hacer lo que considere oportuno en la vida, pero hay momentos en los que tú debes decidir si esa actuación tuya daña o no daña los intereses comunes. Pienso que también se debe ser generoso y se debe ser digamos humilde para aceptar si te has equivocado, si has hecho algo que ha sido un error, pues admitirlo y quizás actuar de una manera coherente con que el Consell y la institución, en este caso, recupere la máxima reputación posible.

Jordi Domingo, Advocat. Barcelona 21-01-2025 / Mireia Comas
Jordi Domingo, en el jardín de su despacho en el centro de Barcelona / Mireia Comas

¿Qué es lo primero que hará si es presidente?

Lo primero que haré, evidentemente, es hablar con todos los candidatos que se hayan presentado y agradecerles su participación para profundizar la democracia en lo que es el Consell. Eso será lo primero que haré, esa misma noche o ese mismo día, cuando se haga la proclamación. Hay una serie de ejes que son absolutamente esenciales. Primero, que el Consell por la República debe representar realmente el 1 de octubre, debe representar la única institución que deriva de la declaración de independencia y, por tanto, eso es inalienable. El Consell debe ser el exterior siempre, mientras no tengamos independencia. Los represaliados tarde o temprano volverán, porque es evidente, por la amnistía, costará más o costará menos, pero deben venir. Pero si no tenemos independencia, el estado español seguirá reprimiendo a los catalanes y a los independentistas en particular. Debe ser el cuartel de invierno del independentismo mientras no consigamos la independencia del país. Debemos recuperar la unidad del independentismo…

Siempre surge este concepto

Cuando hablo de la unidad del independentismo no me refiero a la unidad de los partidos políticos, que eso es otra historia y otra discusión, sino a la unidad de la gente del 1 de octubre, la unidad de la gente de la calle, que a nosotros nadie nos preguntaba quién éramos, qué dejábamos de ser, si votábamos a uno, votábamos al otro. Y hoy en día, aunque sea verdad, lo cierto es que falta mucho para recomponer una serie de cosas que, de alguna manera, las circunstancias nos han llevado a una división. Por lo tanto, se debe hacer un esfuerzo en eso. Se debe garantizar también que la gente recupere la ciudadanía, la sociedad civil independentista recupere la ilusión. Usted lo decía, hay muchos que se han decepcionado, que han abandonado. Todo eso es verdad, pero debemos garantizar que la gente recupere la ilusión, que tenga ganas de volver a sacudir el escenario, que tenga ganas de enorgullecerse de las instituciones, y concretamente de la institución del Consell por la República. Que tenga ganas de volver a ser protagonista de lo que es el país y de lo que es el futuro del país.

Jordi Domingo, Advocat. Barcelona 21-01-2025 / Mireia Comas
Jordi Domingo, en un momento de la entrevista / Mireia Comas

¿Y qué quiere decir?

Y eso significa recuperar la ilusión, recuperar las ganas de volver a estar, especialmente en un momento dramático, que es la desnacionalización del país que se está haciendo a través del autonomismo. Y eso es uno de los elementos, para mí, esenciales. Y en eso debemos entendernos con la ANC, con Òmnium, con quien haga falta, con todas las instituciones que quieran trabajar por el país. Unos serán más activistas, otros menos activistas, unos debemos hacer una cosa, otros debemos hacer otra. Pero, en definitiva, se debe recuperar esta actividad, esta necesidad de querer ser y esta necesidad de querer enorgullecernos y de sentirnos capaces de hacer las cosas que se deben hacer.

¿Y cómo se hace todo eso? Y desde el exilio, y sin prácticamente recursos? ¿Qué es lo que hará el día a día? Porque también su estructura tiene unos engranajes internos muy complicados.

Sí, yo no diría que se debe repensar el Consell como tal, pero sí que se deben repensar muchas cosas. Los Consejos locales, hoy y ahora, son el alma y la esencia del Consell de la República y sin Consejos locales no hay Consell de la República. ¿Qué quiero decir con eso? Pues que, efectivamente, se les debe dar la voz, debemos discutir a fondo el qué, el cómo y el por qué y cuáles son las vías más adecuadas desde los mismos Consejos locales. Eso para mí es esencial. Es evidente que hoy no hay asamblea de representantes, hay la asamblea territorial, fantástico. Es el ideal para los próximos cuatro años, pues eso es lo que, entre otras cosas, se debe poner sobre la mesa y se debe ver el qué y el porqué, porque hay dos cosas que debe hacer el Consell de la República y en todo caso debemos darnos las herramientas necesarias para que estas dos cosas sean posibles.

¿Y cuáles son las dos cosas y las herramientas?

Una es la internacionalización. Creo que aquí se ha hecho un gran trabajo desde el Consell y sobre todo el presidente Puigdemont y el vicepresidente Comín, de lo que es la internacionalización del conflicto. Creo que sería injusto decir que no se ha hecho un buen trabajo. Eso se debe no solo mantener, sino que se debe multiplicar y mejorar en lo que esté en nuestras manos.

¿Segundo punto?

Debemos construir república desde fuera.

¿Y de qué manera se hace?

Complicada la respuesta, muy complicada. Pero nosotros debemos ser capaces de aglutinar lo mejor de los catalanes a escala internacional y de los catalanes en el ámbito interior para que seamos capaces de poner en evidencia el poder autonómico. En un momento determinado, el Centre Català de Negocis hizo una gran campaña que era aquello de «España nos roba». Con una frase y, evidentemente, con mucha información, dio una información trascendental de manera capilar a todo el país. Y todo el país se creyó aquello porque, además, es verdad. Y lo asimiló y lo hizo suyo. Esas son las cosas que debemos conseguir hacer. Es decir, explicar a la gente el porqué. Nosotros somos como somos, pensamos como pensamos, queremos lo que queremos, hablamos como hablamos. Y eso no debemos permitir nunca que nos lo anulen, que es lo que están intentando. Debemos crear la estructura necesaria para ir cumpliendo todas aquellas metas que sean imprescindibles para la construcción del país. Hoy en día, en nuestro país, internamente, eso no es posible porque el autonomismo lo hace inviable. Y, por tanto, no hay posibilidades.

¿Medidas concretas?

El Consell de la República debe ser capaz de poner en evidencia el autonomismo en las políticas sociales, las políticas de vivienda, en todo aquello que contradice aquellas aspiraciones de país que nosotros podemos tener. Todo eso se debe poner en evidencia, pero al mismo tiempo debe comenzar a crear herramientas que nos sirvan para el futuro. El Consell de la República comenzó a crear, en su momento, la identidad digital, herramientas que nos sirven para el futuro que quizás no se han acabado de desarrollar del todo, y se deben activar. Y tecnológicamente nosotros deberíamos ser de los más avanzados, si podemos, porque capacidad para hacerlo con gente que vive fuera hay. Por tanto, ¿por qué no podemos plantearnos que esa gente que también quiere un país nuevo, independiente, pueda ayudarnos a estructurar cosas que nos sirvan para el país del futuro, para cuando nosotros consigamos la declaración de independencia? Esas son las cosas que debemos ir teniendo preparadas, y de esas puede haber muchas más, y eso se debe poner a debate en los Consejos, se debe poner a debate en el mismo gobierno del Consell, y se deben tomar decisiones que nos permitan alcanzar este tipo de metas.

También hay otro concepto que a veces había surgido o había emergido durante los debates, y es aprovechar la estructura del Consell para preparar lo que se llama el control efectivo del territorio.

Creo que en eso la ANC y el Consell deben trabajar de la mano, y yo en estos momentos no soy quien debe decir cómo y de qué manera, porque no soy un experto en poco, pero es evidente que… Mira, yo siempre cuento una anécdota de cuando participé en la elaboración de una Constitución de la República Catalana, con la aportación, todo sea dicho, de 3,500 personas y el debate con 10,000 personas… poca broma. Me invitaron en enero de 2017, mucho antes del 1 de octubre, a unas jornadas en el Parlamento Europeo que se hacían de naciones sin estado, para presentar esta constitución y debatir sobre eso. Claro, en ese momento había una ebullición del proceso catalán y, efectivamente, allí estaban los vascos, los corsos, estaban todas las nacionalidades sin estado, pero la niña de los ojos era el caso de Cataluña, evidentemente. En el debate se planteó la ayuda posible de las democracias europeas al proceso catalán. Y, efectivamente, nos dijeron muy claro, que no esperáramos la ayuda porque ninguno de nuestros presidentes tomará partido porque los catalanes son más guapos, más espabilados, más simpáticos o más agradables. Son ustedes los que nos deben poner el atolladero, son ustedes que deben hacer emerger una realidad diferente en Cataluña, la realidad diferente de la que nos cuenta Madrid, entonces nosotros, dado que ustedes son europeos y el territorio es europeo, tendremos que tomar decisiones. Por tanto, el dominio del territorio es esencial, es esencial, tarde o temprano es esencial. Y, por tanto, pero eso no lo puede hacer solo una institución.

Jordi Domingo vol pau per refer el Consell de la República / Mireia Comas
Jordi Domingo quiere paz para rehacer el Consell de la República / Mireia Comas

¿No tiene la sensación de que, después de siete años, con la victoria de los socialistas, con el gobierno que existe en Madrid, con la cuestión de la amnistía, internacionalmente el expediente catalán está archivado?

Yo creo que no. Entiendo la pregunta y entiendo el mensaje. Lo entiendo y probablemente, fríamente, le tengo que decir que no está archivado pero sí que está muy enfriado.

Digo que está archivado no digo que esté cerrado.

De cerrado, rotundamente no. La receptividad internacional viene determinada por lo que nosotros hacemos. ¿Por qué eran tan receptivos en 2016 y 2017? Pues porque nos movimos mucho y movimos cosas y el Diplocat hizo un enorme trabajo. Y el caso catalán se movió por todas partes. La movilización del país era el pan nuestro de cada día. Efectivamente la reacción internacional es poner antenas. Muy directamente. Al final somos nosotros. Es Cataluña la que tendrá que decir lo que quiere, cómo lo quiere y de qué manera lo quiere. A partir de ahí internacionalmente se reaccionará de una manera o de otra. Pero si nosotros no lo hacemos es evidente que eso se irá enfriando. Nunca se cerrará probablemente porque nosotros no dejamos de ser una nación y lo seguiremos siendo.

¿Para lograr la independencia no es mejor trabajar en cierta manera en un punto de clandestinidad?

Sin duda. Creo que la clandestinidad debe existir. Hay sectores del Consell y de la ANC y de otras organizaciones que quieran participar en el proceso de independencia del país que forzosamente deben ser clandestinos. No hay otra solución porque tú no puedes exhibir al Estado, que es tu claro adversario o enemigo en este caso, todos los detalles. Yo fui militante del PSUC en su día. Trabajábamos en la clandestinidad, absoluta clandestinidad, y, además, no nos dejábamos detener. Si nos detenían, como a mí me detuvieron una vez, mala suerte. Pero no hacíamos ningún acto que propiciara nuestra detención. Eso la gente debe entenderlo al final, porque nos va la subsistencia y mantener lo que debemos mantener. La transparencia es algo que es absolutamente esencial en el mundo de hoy y debe defenderse. Pero eso no significa que no deba haber una clandestinidad en puntos concretos y determinados. Las zonas opacas, desgraciadamente, deben existir. ¿Por qué? Por legítima defensa. No podemos ser ingenuos.

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