Los periodistas Ferran Casas (Barcelona, 1977) y Joan Rusiñol (Tona, 1979) han escrito el libro «Espanya no es toca. Les cartes de l’Estat al descobert» (La Campana) a partir de unos veinte encuentros con personas del mundo político, jurídico y periodístico que explican cómo se ha mantenido y se mantiene la unidad del Estado como una realidad indestructible. Y la portada, con un rey de bastos, es toda una declaración de intenciones de la radiografía que hacen sobre la misión que cumplen las estructuras mediáticas, policiales, judicial y políticas para garantizar la unidad de España. «El libro quiere explicar qué es el que hay delante, como funciona y porque este castillo, a pesar de mostrar debilidad, aguantó tres embestidas muy fuertes: el Proceso, la salida de un partido como Podemos que quería impugnar el sistema y la abdicación del rey», expone Casas, subdirector del diario digital
El subjefe de informativos de Catalunya Ràdio, Joan Rusiñol, remarca que la portada y el libro explican cómo «estos poderes, empezando por el rey y acabando por las cloacas; se activan sobre todo en el trienio 2014-2017 con la idea de contener aquellos movimientos como Podemos o el independentismo que de alguna manera plantean y cuestionan el reparto de la soberanía». En este sentido, Casas señala que ante la debilidad del bipartidismo del PSOE y el PP «hay relevos y aparecen otros poderes».
Ferran Casas remarca que ante esto aparece un poder o un estado que está «comúnmente aceptado» y se expresa a través de las leyes y las instituciones democráticas, como el poder político y el judicial, pero también hay otro poder «más oculto o fuera de control democrático» que es el poder económico o el mediático. Estos poderes, según Rusiñol, aprovechan el discurso del rey del 3 de octubre porque «entienden que el rey les da carta blanca para desplegar sus resortes, algunos más democráticos, otros menos y algunos genes; para contener todo esto».

¿Por qué España es tan difícil de cambiar?
Joan Rusiñol tiene claro que en el estado español hay «un monopolio de la soberanía» sobre el cual se ha ido construyendo un estado y cree que intentar reformar todo esto «es ir contra la naturaleza propia» de España. «Una naturaleza que siempre ha tenido un núcleo intocable, que es el monopolio de la soberanía, y cuando se plantean cosas que tocan este núcleo, en el fondo, estás tocando el nervio esencial y se sienten como si estuvieras rompiendo algo muy íntima», sentencia.
Por otro lado, Ferran Casas explica que al principio estudiaron la idea que el libro se titulara «España SA» porque, según explica, «nos llevaba a decir que aquí hay un consejo de administración que se repartió en 1978 y no quieren ceder el poder ni que cambien las cosas». «Los que están en la parte de arriba de la pirámide, que es la cúpula judicial, las grandes empresas de la Ibex-35, la monarquía y las direcciones del PP y el PSOE quieren que los cambios sean cosméticos, pero no cambios de fondos», concluye.
El estado español prioriza la unidad a la reputación
Los dos remarcan que en 2017, con el referéndum del 1 de octubre, el estado español priorizó la unidad en sacrificio de la reputación ante el riesgo de ruptura. «El estado asume que tendrá un coste reputacional, pero que ya lo irán revirtiendo al cabo de los años porque la otra opción es mucho más fatal» para ellos, remarca Rusiñol. Ferran Casas, por su parte, añade que España hizo una «evaluación» de los costes y prefirió «la pena de telediario en vez de sentarse a la mesa y buscar una solución política». «Es evidente que si el gobierno español hubiera pedido a Europa una mediación para llegar a una solución política los dirigentes europeos se habrían puesto bien», subraya.

Las «redacciones patrióticas» y los relevos de poder
El periodista Ferran Casas apunta que en España se ha producido un relevo en los poderes del estado porque la iglesia y los militares «no han tenido ningún papel» en el proceso porque enviar un tanque a Cataluña en 2017 «sería una imagen mucho más difícil de explicar» que «enviar la policía y poner los líderes independentistas en prisión y juzgarlos». Por todo esto, la reacción del estado ha venido articulada a través del poder económico, el poder judicial y el poder mediático, con «redacciones patrióticas» que «miran hacia otro lado o evitan cuestionarse según qué» para «cerrar filas con el establishment».
Juan Luis Cebrián, exdirector de