Algo se mueve en la lengua catalana. Las elecciones del 12-M llegan en un momento crítico ya no para el futuro, sino para la supervivencia del catalán. El retroceso de la implantación del uso lingüístico en la educación, en los servicios públicos, también -más preocupante- en la calle en el Principado coincide con una ofensiva sin precedentes de la ultraderecha en otros territorios de los Países Catalanes, con los gobiernos de Magda Prohens y Carlos Mazón como puntas de lanza en las Baleares y el País Valenciano. En este contexto, los comicios abren una rendija para que la Generalitat de Cataluña se erija -si así lo decide la ciudadanía- en garante a largo plazo de los derechos lingüísticos de la ciudadanía de todo el país enfrente unos enemigos cada vez más próximos. La Plataforma por la Lengua coge el guante de la adversa coyuntura para el catalán con un debate electoral con la mayoría del arco parlamentario que ha servido para constatar que todo el mundo -o casi- quiere salvar la lengua, pero no se ponen de acuerdo en cómo hacerlo.

La ONG del catalán, en este sentido, solo ha dejado fuera a la extrema derecha de la conversación que ha querido activar. El debate, que se ha hecho a Espacio Línea, ha sido moderado por la directora d’El Món Sílvia Barroso, ha contado con las voces de la candidata del PSC Ester Niubó; el representante de Esquerra Republicana de Cataluña Francesc Xavier Vila; Francesc Ten, de Junts+Puigdemont per Cataluña; el diputado de Comuns Sumar Enric Bárcena; el hasta ahora presidente del grupo parlamentario de la CUP Carles Riera y el -sutilmente antagonista- diputado del Partido Popular Nacho Martín Blanco. El conservador, que se ha reconocido como un outsider en el encuentro, ha sido el único en discrepar en un diagnóstico nada halagüeño de la salud de la lengua. Mientras el popular llamaba a «rehuir de tremendismos» en un entorno de «politización de la lengua», la inmensa mayoría de las fuerzas parlamentarias del país entoman la alarma. «Estamos muy lejos de aquel objetivo de la normalización lingüística de los 70», lamenta Riera, en un llamamiento a «grandes remedios» para el gran mal del catalán.

Tensión escolar

Aunque el formato del debate -una exposición paralela de propuestas políticas- desincentiva el conflicto, el estado de la implementación del catalán en la escuela -a raíz de la sentencia del 25% del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y la modificación de la ley de aprendizaje de lenguas oficiales- ha generado unos intercambios inevitablemente agresivos. Tanto el candidato de la CUP como lo de los Comunes, firmes defensores de la inmersión lingüística como modelo rector de la lengua en la escuela, han dirigido sus reproches no solo hacia el Gobierno saliente, sino hacia todos los consejos ejecutivos de los últimos años, por la carencia de recursos dirigida a las necesidades lingüísticas al sistema formativo. Bárcena, haciendo bandera del «gran patrimonio» que supone la inmersión, ha criticado que «con los recortes, no hemos tenido el apoyo financiero para acompañar los alumnos allá donde la lengua no arraiga». Menos entusiasta en cuanto a la reivindicación de la estrategia lingüística en la escuela ha estado Niubó, que, sin soltar el llamamiento al catalán como «lengua de encuentro» del sistema educativo, ha asegurado que «la inmersión es una herramienta, no un fin en sí mismo».

Los diputados Carles Riera i Nacho Martín Blanco, de la CUP y del PP / Mireia Comas
Los diputados Carles Riera i Nacho Martín Blanco, de la CUP y del PP / Mireia Comas

Ten, por su parte, ha sido lo primero a buscar el cuerpo a cuerpo con un Martín Blanco que se ha mantenido al margen de los puntos de la conversación mayoritaria. «Dejamos atrás la piel de cordero», espeta el representante de Junts, recordando el papel del Partido Popular -y Ciutadans, formación donde militaba anteriormente el candidato conservador- en la minorización del catalán. En una intervención a la ofensiva, el de Junts ha reprochado al PSC su defensa del trilingüisme; incompatible, asegura, con un pacto nacional por el catalán. El choque también ha llegado por el acuerdo por la modificación legal que salió adelante en el Parlamento a raíz de la sentencia del 25%. «La ofensiva judicial», critica Riera, hizo efecto en la cámara catalana con una norma que «compra la mayor» a la derecha española: la vehicularitat del castellano. Vila, desde el partido del Gobierno, ha reivindicado el pacto, subrayando que «ha permitido que no se aplique el 25%» en la inmensa mayoría de las escuelas del país. En la ley, contradiciendo la CUP, el representante de ERC razona que «el catalán permanece como el centro de gravedad de nuestro sistema educativo».

Los cimientos del catalán como derecho

El llamamiento a la calma de la candidata socialista -«con el conflicto no se avanza»- no ha conseguido enfriar un debate que se ha calentado con el choque escolar. Riera, pero, ha levantado el tono en el llamamiento a considerar el catalán «un derecho»; una garantía que la ciudadanía del país pueda vivir «íntegramente» en su lengua. La atención sanitaria acontece un ámbito, en palabras de Vila, «estratégico» para garantizar este derecho. En este sentido, los partidos del ámbito catalán se han rebotado propuestas para «garantizar la capacitación lingüística de todos los trabajadores públicos, también en salud». Vila, desde ERC, plantea la centralidad de un impulso del aprendizaje del catalán durante estas carreras universitarias esenciales, para garantizar las competencias lingüísticas de los trabajadores públicos que salen; una medida que comparte Ten, si bien afea en el Gobierno la carencia de recursos que se ha dedicado. También en las condiciones materiales ha puesto el foco Bárcena: la carencia de profesionales sanitarios formados en catalán responde, razona el representante de los Comunes, a los recortes del 2012: «la precariedad es la causa porque toda la gente que formamos aquí marcha», reprocha. Más amistoso es el parecer de los partidos españoles: Martín Blanco reitera la relevancia de la «la persuasión y el reconocimiento del mérito», contra las exigencias normativas. El popular llega a asegurar que ni la catalanofòbia ni las discriminaciones lingüísticas sean una realidad presente en el día a día de los catalanes.

El comercio, la restauración o cualquier tipo de atención al público parten, identifica Ten, de una «mentalidad subalterna» impuesta a los catalanoparlantes. En este sentido, desde las formaciones catalanas -y sin apartar la dedicación económica al impulso de la lengua allá donde no acaba de arraigar- gritan a pasar a la ofensiva en las diversas expresiones de discriminación lingüística que se dan en el país. Cuestiones como la buena aplicación del código de consumo hasta sus últimas consecuencias, o una mejora de los canales por entomar y resolver las quejas lingüísticas de los ciudadanos que sufren conculcaciones de sus derechos, acontecen clave para aplicar el «marco mental del derecho», en palabras de Riera. Los cupaires reclaman una «administración pública que defienda» este derecho; tanto el de uso de la lengua como su aprendizaje. Las izquierdas nacionales, en este sentido, coinciden a negar la confrontación «de los trabajadores por motivos lingüísticos». La solución para esta paz de clase, pero, es la universalización del catalán. Enfrente, una derecha y extrema derecha españolas que «desmantelan» los cimientos del catalán allá donde gobiernan. El espacio del cual forma parte Martín Blanco ha catalizado un bloque ancho en el debate, que vuelve a la paz cuando el enemigo es ultra: «el fascismo se combate en catalán».

Los representantes de ERC, Francesc Xavier Vila, y Juntos, Francesc Ten, durante el debate de Plataforma por la Lengua / Mireia Comas
Los representantes de ERC, Francesc Xavier Vila, y Juntos, Francesc Ten, durante el debate de Plataforma por la Lengua / Mireia Comas

La ausencia de A la vez

Las seis sillas llenas de las varias opciones políticas de cara al 12-M han evidenciado la ausencia de uno de los partidos que más ha removido las aguas del catalán durante las primeras semanas de la campaña. Se trata de la incipiente iniciativa electoral fundada por Clara Ponsatí y Jordi Graupera, A la vez, que después de introducir en la conversación la iniciativa de establecer dos redes educativas paralelas para garantizar en una la vehicularitat única del catalán, ha quedado fuera de la conversación emprendida por la ONG del catalán. El número 2 por Barcelona de cara a las elecciones del 12-M, de hecho, ha levantado la voz en redes contra el que considera un agravio para su joven partido. «Plataforma monta un debate por el catalán. invitan el PP, que querría ver la lengua convertida en una pieza de museo. Pero nos excluyen», criticaba Graupera a su cuenta en la red social X, antiguo Twitter. El candidato, en este sentido, ha cuestionado la lealtad de la organización -«La junta de Plataforma está al servicio de Juntos y ERC?»-, lamentando el que considera un «cierre antidemocrático» que «reduce la conversación a los que ya están». «Los que ya están, son los responsables de la situación del catalán», criticaba Graupera. A pesar de la ausencia de la formación, la doble red ha estado presente a la velada mediante una pregunta del público. Una pregunta, justo es decir, que por primera vez ha generado consenso; en este caso a su contra. Riera, en primer lugar, lamenta que A la vez «acepte las tesis del TSJC» a pesar de ser un partido que «se quiere independentista». «Sería contraproducente por el catalán y para la cohesión social», critica a su vez Niubó.

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