Votación a favor de cinco candidatos de la órbita convergente -Pujol, Mas, Puigdemont, Turull y Torra- y de dos del PSC -Maragall y Montilla-, con presencia, con más o menos cargos, en gobiernos de la Generalitat de siete de las catorce legislaturas vividas desde la reanudación democrática en Cataluña. Además, cuatro presidencias del Parlamento, la de Heribert Barrera (1980-1984) la de Ernest Benach (2003-2010), la de Roger Torrent (2018-2021) y la de Alba Vergés (2022-2023). Este es el recorrido parlamentario de Esquerra Republicana de Catalunya hasta llegar al despacho de la presidencia de la Generalitat de la mano de Pere Aragonès en 2021. Finalizaba su discurso de investidura con un Visca Catalunya lliure!, y citando a Salvador Espriu: “Si te llaman a guiar/ un breve momento/ del milenario paso/ de las generaciones, /aparta el oro, el sueño y el nombre”. Aragonès «guió»primero acompañado por Junts per Catalunya y, desde octubre de 2022, en solitario por una salida apresurada del socio que obligó a ERC a buscar nuevas aritméticas parlamentarias. Una soledad que, sumada a la desconexión de la CUP de aquella mayoría del 52%, ha precipitado las elecciones del 12-M después del no de los Comuns a apuntalar las cuentas de los republicanos con el PSC.

1980, CiU necesita a ERC: presidencia del Parlamento a cambio

Pero retrocedamos 44 años atrás. En las elecciones de 1980, Jordi Pujol consigue la victoria pero con solo 43 escaños, insuficientes también con los 18 de Centristes de Catalunya-UCD. ERC empezaba el recorrido parlamentario con 14 diputados decisivos, que dio a CiU, y a cambio, si bien no formó parte del primer ejecutivo de la reanudación, obtuvo para su líder, Heribert Barrera, la presidencia del Parlamento de Catalunya. Cuatro años después, CiU arrasaba con 72 escaños y ERC sufría su primer gran batacazo, cayendo hasta los 5 diputados. Con todo, los republicanos, y también Alianza Popular, votaron a favor de la investidura de Jordi Pujol, y los republicanos vieron premiado su gesto con el nombramiento de Joan Hortalà -que años después acabaría en CDC- consejero de Industria, cargo que ostentó media legislatura, hasta que fue nombrado secretario general de ERC y salió del ejecutivo.

Heribert Barrera, presidente del Parlamento en 1980 por ERC

1988 y 1992: ERC vota en contra de Pujol

Pero la armonía con el partido entonces totalmente hegemónico del nacionalismo catalán se acabó en 1988. Los 6 escaños de ERC, con Joan Hortalà de jefe de cartel, votaron en contra de la investidura de Jordi Pujol, y también en 1992, con Àngel Colom, que pilotaba un equipo que ya alzaba el vuelo con 11 diputados. Hay que tener en cuenta que en 1989, se escogió en el marco del 16.º Congreso Nacional, celebrado en Lleida, a una nueva dirección que asumió la independencia de Catalunya como objetivo político. Por tanto, ERC había ido a las urnas olímpicas declarándose, por primera vez, un partido independentista.

Ya en 1995, ERC repitió jefe de cartel y arañó 2 escaños más, hasta los 13. El candidato de CiU, que aspiraba a su sexto mandato, consiguió ser investido en segunda vuelta con la abstención del PP, del PSC y también de ERC. Unos meses más tarde, en abril, se cerró el pacto del Majestic entre CiU y el PP, materializando un cambio de preferencias de los nacionalistas que dejaba fuera de juego los republicanos.

La aritmética diabólica de 1999: o PP o ERC

Cuatro años después, el PSC recogía los frutos de los daños colaterales del pacto del Majestic y ganaba las elecciones en votos, pero no en escaños. 50 escaños por los 56 de CiU, a quién la aritmética diabólica situaba a Pujol en un gran dilema: tanto el PP como ERC tenían la llave de su investidura con 12 diputados cada uno. El tándem Pujol-Duran Lleida escogió a la derecha española y tuvo una investidura plácida en primera vuelta. Una elección que en el próximo ciclo electoral pasaría una factura durísima al delfín de Jordi Pujol.

El ideólogo sería Josep-Lluís Carod-Rovira. Josep-Lluís Carod-Rovira, jefe de cartel el 2003 y artífice del salto de ERC en la cámara catalana, y por efecto directo, captador de voto de convergentes decepcionados con la alianza con el PP. En aquellas elecciones, ERC pasó de 271.000 votos a 544.000 y de 12 escaños a 23. Unas cifras que daban a los republicanos la clave de la gobernabilidad de Cataluña, o dedo de otro modo, el poder de hacer presidente Artur Mas -castigado con la pérdida de 10 escaños- o de poner fin a 23 años de ‘Pujolisme’ invistiendo un presidente del PSC, que había vuelto a ganar las elecciones en votos, pero no en escaños.

Lo primero tripartito y la expulsión de ERC del Gobierno

Las negociaciones se alargaron, y finalmente ERC hizo pagar en CiU la suya elige el 1999. El PSC, ERC e iCV rubricaron el Pacto del Tinell, un «gobierno catalanista y de izquierdas». Uno de los primeros gestos de Pasqual Maragall hacia ERC fue plantear la necesidad de reformar el Estatuto. En aquel ejecutivo, Carod-Rovira fue nombrado consejero en Jefe de la Generalitat, un cargo que dejó solo 38 días después al conocerse que había mantenido una reunión con miembros de ETA cuando ya estaba en el Gobierno para convencerlos que abandonaran la lucha armada en Cataluña. Era solo el primer episodio de un gobierno tripartito que sería un Dragon Kan, con 8 despachos para el PSC, 6 para ERC y 2 para ICV. La montaña rusa más sonada fue el mayo de 2006, cuando ERC anunció que votaría ‘no’ al referéndum del Estatuto.

Los tres líderes del tripartito de 2003: Joan Saura, Pasqual Maragall i Josep-Lluís Carod-Rovira FOTO: TV3
Los tres líderes del tripartito de 2003: Joan Saura, Pasqual Maragall i Josep-Lluís Carod-Rovira FOTO: TV3

Sin consultarlo con sus socios, el presidente Pasqual Maragall decidió expulsar los consejeros y consejeras de ERC del Gobierno. Apenas un mes después, y pasado el referéndum, el presidente avanzó las elecciones al 1 de noviembre de 2006 y dejó claro que no se volvería a presentar. Todo parecía condenar aquella primera experiencia de gobierno tripartito…

Vuelve a ganar Mas, vuelve el tripartito

Pero no. El 2006, nueva victoria de CiU, y nuevamente, ERC exhibe la clave, que entregó a José Montilla y sus 37 escaños ante los 48 de Artur Mas. Los republicanos elegían nuevamente el eje social por ante el nacional y repetían coalición de Gobierno, con retorno en palacio de Carod-Rovira incluido. De hecho, muchos los antiguos consejeros del primero tripartido repetían a San Jaime. Las tensiones fueron permanentes, y el ejecutivo Montilla no supo liderar una respuesta de país a la sentencia del TC contra el Estatuto. Con todo, el segundo tripartito duraría los cuatro años establecidos por ley. Por cierto, que tres de los consejeros del PSC de aquel gobierno son ahora en ERC: Quim Nadal, Ernest Maragall y Marina Geli.

2010 y 2012: ERC vuelve a transitar hacia el eje nacional

En el tercer intento, Artur Mas acaba investido presidente de la Generalitat con un socio inesperado, el PSC, que dio una abstención en CiU, que tenía 62 escaños. Aquel «Gobierno de los mejores» duró solo dos años, y el 2012 disolvía el Parlamento. La razón? El clamor masivo de la Fiesta por la independencia, el fracaso del pacto fiscal y la voluntad de Mas de buscar «el aval del pueblo» por la nueva etapa que se abría, en referencia al pistoletazo de salida del proceso. Un giro que hizo que ERC, ahora sí, diera su aval a Artur Mas, que a pesar de haber perdido 12 escaños, tenía 50 y los sumaba a los 21 de ERC. Pero los republicanos ni entraron en la plaza de San Jaime ni obtuvieron ninguna contrapartida en el Parlamento. No obstante, aquella legislatura sirvió para coser heridas entre CDC y ERC y materializar para el siguiente ciclo electoral la candidatura conjunta de CDC -CiU se disolvió el junio de 2015- y ERC: Juntos por el Sí. Era la opción que defendía Mas, temeroso de uno sorpasso de ERC, que de hecho, apostaba por las listas paraguas y el acuerdo en el Parlamento pero no a las papeletas.

Juntos por el Sí, durante el pleno de miércoles
Juntos por el Sí, durante el pleno de miércoles

Juntos por el Sí y primer gobierno independentista

El 27-S, la candidatura unitaria gana las elecciones con 62 escaños y Raül Romeva (exdirigent de ICV) de candidato. Pero el candidato presentado fue Artur Mas, y aquí viene la condición que la CUP puso como condición: enviar Mas «a la papelera de la historia» si Juntos por el Sí quería gobernar. La CUP dio luz verde a Carles Puigdemont, que presidió la Generalitat con consejeros de JxSí hasta el referéndum del 1-O. Fue un periodo intenso en el Parlamento, con las leyes de la desconexión y la unidad independentista. Hasta que después del referéndum, con la declaración de independencia en suspenso y después el 155, el independentismo llega a las elecciones impuestas del 21-D de 2017 otra vez dividido. ERC presenta Oriol Junqueras, encarcelado, y Juntos, Carles Puigdemont, al exilio. Juntos, con 13.000 votos más que ERC, tuvo 34 escaños y los republicanos 32. Sumando la CUP, se podía investir un presidente. La guerra entre Juntos y ERC fue ensañada en el Parlamento, con Roger Torrent a la presidencia, porque ambos partidos proponían estrategias divergentes para afrontar la represión e investir un presidente que no podía estar presente en la cámara catalana. Plenos aplazados y cambios de candidatos hasta que el mayo de 2018, cinco meses después de las elecciones y in extremis, se invistió Quim Torra y se formalizó un gobierno de coalición con Pere Aragonès de vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el vicepresidente, Jordi Puigneró, a la sesión de control en el Gobierno del Parlamento, el 15 de diciembre de 2021 / ACN

Con la inhabilitación del presidente Torra el septiembre de 2020 por parte del Tribunal Supremo, por no haber descolgado unas pancartas de la Generalitat, desata una crisis entre los dos socios. El presidente consideró que ERC «no era leal», después de que días antes, la Mesa del Parlamento y el presidente, Roger Torrent, avalaran la retirada de su acta de diputado en respuesta a su inhabilitación por parte de la Junta Electoral Central. «Esta legislatura ya no tiene más recorrido político y llega al final. Hemos constatado que los dos socios del Gobierno encaramos el camino a la independencia de formas diferentes», espetó todo anunciante que convocaría elecciones, en plena pandemia.

2021: ERC recupera la presdència 80 años después

En el tercer intento, Pere Aragonès sería investido presidente de la Generalitat, el primero de ERC 80 años después de Lluís Companys. ERC, segunda fuerza política a las elecciones, y con sorpasso a la órbita convergente por primera vez, tuvo que sudar sangre para conseguir el apoyo de Juntos y de la CUP y llegar a la cifra de 74 escaños, el 52% de los votos de las elecciones dónde, por primera vez, el voto independentista había superado el 50%. Arrancaba una coalición de Gobierno con cierto mal pie y mucha desconfianza. Tanta, que el octubre de 2022 la coalición se deshacía y Juntos por Cataluña abandonaba el ejecutivo y ERC se quedaba en absoluta minoría en el Parlamento con 33 escaños. Previamente, a finales de septiembre el presidente había destituido su vicepresidente, Jordi Puigneró, por una «pérdida de confianza» después de que no lo informara «de las intenciones de su grupo parlamentario» de presentar una moción de confianza.

Cambio de aliados en el Parlamento

Sin mayoría en el Parlamento, ERC buscó nuevos aliados para aprobar las cuentas. El PSC y los Comunes se lo facilitaron en los ejercicios 2022 y 2023, y cuando parecía que el 2024 estaba encarrilado reeditando este acuerdo tripartito que emulaba el entendimiento de 2003 y 2006, los Comunes hicieron un giro estratégico y tumbaron los presupuestos con el pretexto del no al Hard Rock. Lo no de los Comunes empujó el presidente Aragonés a avanzar las elecciones de forma apresurada, a pesar de que su intención era agotar la legislatura y llegar a finales del 2024 o principios del 2025.

Lista de los 135 candidatos de ERC Foto: ERC/ MARC PUIG
Lista de los 135 candidatos de ERC Foto: ERC/ MARC PUIG

En el camino de los republicanos hasta la presidencia de la Generalitat, ERC ha transitado tanto por el eje nacional como el social en la hora de investir presidentes, opciones que le han comportat etiquetas como «monaguillos de CiU» o «botiflers», en referencia, en este último caso, en los dos gobiernos tripartidos con el PSC e iCV. Sea como fuere, ERC afronta el 12-M con el reto de capitalizar la obra de Gobierno y retener la presidencia. Con qué o qué socios? El presidente Aragonés aseguró que priorizaba una alianza con Juntos y que ERC no investirá Salvador Isla. Un escenario que pasa para que el independentismo revalide la mayoría absoluta, o porque ERC gane y pueda elegir si se decanta por el eje social o por el nacional.

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