Los Comunes han cerrado la campaña electoral en Cornellà, una zona de confort. La candidatura de Jéssica Albiach se lo ha jugado todo en casa después de haber dado mucha importancia a Girona y Tarragona, donde los Comunes pensaban inicialmente crecer. De hecho, en un inicio, desde la candidatura se apuntaba que estaban «en disposición de crecer», dando por hecho que retendrían los 7 escaños de Barcelona, que sudarían pero que conseguirían mantener el de Tarragona y que sumarían un diputado por Girona. De aquí que los Comunes hayan apostado más por visitar estas ciudades que Barcelona, Hospitalet o Badalona, por ejemplo, donde solo han ido una vez. Pero las encuestas, que en un inicio apuntaban a la tendencia con que trabajaban, han ido a la baja, en parte fruto de un efecto Pedro Sánchez evidente y por una pugna Illa-Puigdemont cada vez más fuerte. Y lo que al principio era ilusión por crecer, ahora es sufrimiento para mantener el resultado de 2021.

Los Comunes se plantan en el 12-M con la incógnita de saber cómo responderá el electorado al adelanto electoral que ellos mismos han provocado. El presidente Pere Aragonès convocó a los ciudadanos a las urnas después de que los Comunes decidieran tumbar los presupuestos de la Generalitat de Cataluña, una vez constatado, defiende Albiach, que PSC y ERC no cederían con el Hard Rock. Internamente, el equipo de Albiach mantiene que la gente «ha entendido» su postura, y reconocen que ha habido cierta desazón. Ciertamente, sin embargo, la negociación frustrada por el presupuesto no ha centrado los principales debates de la campaña. En parte, si esto es así porque el presidente español, Pedro Sánchez, ha monopolizado el 12-M, como mínimo en el inicio de la campaña, con su ya famosa «reflexión». Y eso sí que ha alterado los planes de Albiach y compañía.

Campaña PSC elecciones en el Parlamento 2024. Salvador Isla y Pedro Sánchez a la Hería de Abril. 01.05.2024, Barcelona foto: Jordi Play/PSC
Pedro Sánchez reapareció después del anuncio con una visita a la Feria de Abril de Barcelona | Jordi Play/PSC

De la irrupción de Illa en 2021 a la de Sánchez en 2024

Según apuntan la mayoría de encuestas, el PSC de Salvador Illa capitalizaría el «punto y aparte» que ha fijado Pedro Sánchez en la legislatura española. El presidente español ha señalado la «persecución» de la derecha contra su gobierno, y los socialistas no han tenido que tramar más estrategia que apelar a la defensa de la «democracia» ante el acoso de la extrema derecha mediática y judicial. Aunque el efecto Sánchez se ha ido diluyendo con los días –a pesar de que nunca ha acabado de irse del ambiente–, Illa ha continuado con paso firme a las encuestas, que lo sitúan por encima de los 40 diputados, en algunos casos. Golpe mortal para los Comunes, que intentan parar la fuga de votos mientras expertos, tertulianos y políticos debaten si el movimiento de Sánchez es premeditado o no. Tanto es así, que la sensación en las filas de los Comunes es que será muy difícil crecer si el PSC continúa tan fuerte como ahora. Todavía más, con el derrumbe de ERC y la subida de Carles Puigdemont, que se podría situar cerca de Illa el 12-M, las apelaciones de los socialistas al voto útil todavía son más evidentes.

La carta de Pedro Sánchez ha cogido a contrapelo a los Comunes, que empezaron la campaña electoral a la espera de la decisión final –como todos– y cargando contra la extrema derecha. El lunes siguiente se acaba la intriga, Sánchez se queda. Albiach reacciona con timidez, pidiendo una renovación urgente del CGPJ y la ley mordaza, y apuntando, sin entrar mucho en detalle, que «entiende» aquellos que podían estar «desconcertados» después de la pausa del presidente español. La timidez duró lo que tardó Ada Colau en irrumpir en campaña. Después de volver de Estambul (la misión humanitaria de la flotilla de la cual formaba parte se ha pospuesto), la ex alcaldesa de Barcelona cargó con dureza contra el PSC recordando otros casos de lawfare en que los socialistas han estado callados. Y, los últimos días de campaña, figuras del entorno de los Comunes y Sumar han instado a Pedro Sánchez a «llenar de contenido» el punto y aparte. «¡No se puede volver [después de cinco días de pausa] sin ninguna medida!», es la crítica que más han repetido, desacomplejados, contra PSC y PSOE.

La candidata de Comunes Sumar, Jéssica Albiach, en un acto en Hospitalet del Llobregat | Mireia Comas

Tres años después, pues, se repite la película. En 2021, que acaba con PSC y ERC empatados a 33 escaños, los socialistas dibujan un golpe táctico mortal pocos días antes de la campaña electoral. Para sorpresa de todos, el entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, se propone como candidato del PSC al Parlamento de Cataluña. Un movimiento ágil, rápido, de los socialistas para aprovechar la atención mediática del entonces «ministro de la pandemia», que solo compartió los focos con Fernando Simón, el epidemiólogo a quien cargaron con el reto de explicar la Covid-19 y que hace tiempo que ha vuelto al anonimato, o Josep Maria Argimon, secretario de Salud Pública de la Generalitat y posterior consejero de Salud. Sea como fuere, el PSC aprovecha la proyección del ministro «sereno», el ministro que comandó en el estado español la peor crisis sanitaria de la historia reciente de occidente, y consigue ganar las elecciones de 2021. El golpe de efecto sentó un precedente. Un poco más tarde, es Collboni quien intenta hacer jaque mate a los Comunes, saliendo del gobierno de Ada Colau semanas antes de las elecciones municipales para hacer campaña en contra de la misma Colau. Inédito y, vistos los resultados, efectivo. Guste o no, los socialistas se han acostumbrado a los golpes de timón.

La foto final

Volviendo a 2024, los Comunes todavía tienen una carta. Este viernes por la tarde en Cornellà han aparecido juntas, por primera vez durante la campaña, Yolanda Díaz y Ada Colau. Los dos tótems del espacio, las figuras más mediáticas y que más voto movilizan. Hasta este mitin final habían aparecido por separado, pero con una misión parecida: atacar al principal rival. Yolanda Díaz, más centrada en la figura de Pedro Sánchez, ha pedido a los socialistas que aceleren las reformas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la ley mordaza. Ada Colau, más directa con Illa, ha sido la encargada de recordar otros casos de lawfare en que, a parecer suyo, los socialistas han sido «cómplices». En Cornellà, Colau y Díaz han reaparecido juntas para atrapar al socialista desencantado. La última bala de unos Comunes que todavía se preguntan qué demonios está pasando.

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