Ocho páginas. Esta es la cantidad de papel que el vicepresidente del Consejo de la República y eurodiputado electo de Junts per Catalunya, Toni Comín, utiliza para justificar las informaciones y cartas internas de queja sobre su gestión financiera y las presuntas irregularidades que han sacudido al organismo del exilio. En su misiva, dirigida a los consejos locales y a la que ha tenido acceso El Món, asegura que los gastos sufragados por el Consejo se sostienen como «gastos de representación» y defiende que realizara viajes de «trabajo» acompañado de su hija porque así aprovechaba las vacaciones del calendario escolar belga, que es cuando puede desplazarse, para tener reuniones en la Cataluña Norte. Su tesis es que realizar esos encuentros en Bélgica habría sido más caro.

Entre otras cosas, carga contra Sergi Miquel, el exgerente del Consejo de la República, a quien acusa de actuar por «venganza personal» porque lo relevó de su gestión de recursos humanos. «Personas expertas en relaciones laborales me han informado estos últimos días que es más habitual de lo que pensamos que, cuando una persona deja una empresa contra su voluntad, realice alguna actuación contra sus antiguos responsables movida por el ánimo de venganza», escribe Comín. Pero no le basta y también carga contra los representantes de CatGlobal, que, por otro lado, escribieron una carta al Consejo criticando abiertamente su gestión al frente de la entidad. Comín admite que la «confianza» del Consejo en su figura podría quedar amenazada.
«Son los llamados gastos de representación»
«Son los llamados gastos de representación, habituales en cualquier organización como la nuestra: podemos pedir a las personas que asumen un cargo de manera voluntaria que dediquen su tiempo; pero sería excesivo exigirles que se hagan cargo de los gastos de alojamiento y desplazamiento que el ejercicio de este cargo comporta», argumenta Comín para justificar los 4.800 euros que reclamó al Consejo para pagar una estancia en casa de la Cataluña Norte, un coche de alquiler y los vuelos de avión hasta Toulouse, el aeropuerto que lo acercaba más a Passa, el idílico pueblecito del Rosellón que había elegido para la estancia polémica de dos semanas. Gastos que el gerente se negó a pagar alegando que se trataba de unas vacaciones y que no estaban presupuestadas.
Comín detalla que él mismo «en tanto que responsable de validar los gastos del Consejo» «autorizó» que se le permitiera cobrar los gastos de representación de aquel viaje. «Desplazarme a la Cataluña Norte me ha permitido hacer allí muchas reuniones de trabajo presenciales útiles y oportunas, si no necesarias, que de otra manera o bien no se habrían podido celebrar o bien se habrían tenido que celebrar en Bélgica, con los costos mucho mayores que eso habría comportado», argumenta. «Que fuera yo quien se desplazara a la Cataluña Norte tenía como objetivo, por tanto, minimizar los gastos derivados de mi función», concluye.
Las vacaciones escolares de la hija
Por otro lado, Comín también intenta dar explicaciones de por qué llevaba a su hija en el viaje a la Cataluña Norte en la primavera de 2023, que supuestamente, para tener reuniones de trabajo. «Por razones de mi situación familiar, solo viajo a la Cataluña Norte cuando mi hija tiene vacaciones escolares, momento en que ella aprovecha siempre para trasladarse a Barcelona [desde Toulouse]», indica. «Es entonces cuando yo tengo la posibilidad de viajar a la Cataluña Norte –mientras ella y el resto de la familia están en Barcelona- para hacer trabajo político relacionado con el Consejo», añade.
«Mis desplazamientos a la Cataluña Norte han coincidido, por tanto, con las vacaciones escolares de mi hija –las semanas blancas, que en el calendario escolar belga son en octubre, en febrero y la semana anterior o posterior a Semana Santa-. Pero en ningún caso se trata de viajes de vacaciones, sino de trabajo político –aprovechando que en Cataluña esas semanas son, precisamente, semanas laborales normales- y menos aún viajes de vacaciones familiares, contra lo que ha publicado algún medio haciéndose eco del mencionado correo, dado que precisamente en esas fechas mi familia aprovecha para viajar a Barcelona», concreta. «Creo que estas explicaciones son suficientes para disipar el malestar que las informaciones leídas hayan podido suscitaros», espeta Comín.
Contra CatGlobal
Por otro lado, Comín también procura replicar a las quejas de los representantes de CatGlobal, que remitieron al gobierno del Consejo una carta contra su gestión. El exconsejero de Salud insiste en que «nunca se ha incumplido ninguna norma legal ni ningún principio de buena administración». «No he traspasado mis prerrogativas por el hecho de ejercer la gestión ordinaria del Consejo, porque la vicepresidencia ejecutiva consiste, precisamente, en ejercer la gestión ordinaria del Consejo (y, por tanto, esta crítica denota una grave falta de comprensión de cuáles son los roles de cada uno en la estructura administrativa del Consejo)». De hecho, Comín culpa a los cuatro firmantes de no tener suficiente comprensión lectora ni política.
Asimismo, asegura: «No tengo la responsabilidad sobre el presunto retraso en la presentación de la documentación necesaria para hacer las cuentas anuales, por la sencilla razón de que mi responsabilidad en la gestión ordinaria del Consejo -justamente en nombre del principio de buena administración- implica autorizar los gastos principales, pero en ningún caso hacerme cargo directamente de la justificación de estos gastos ante el gestor (esta responsabilidad recae en el responsable de la gestión financiera del Consejo)». Y alerta que «nunca se ha priorizado el pago de los proveedores por delante de las nóminas de los trabajadores y la prioridad en el pago de los proveedores siempre ha seguido criterios objetivos y contrastables».