El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, ha querido allanar el camino para el frente unitario antes de la ronda de contactos que tendrá con Junts, la CUP y comunes este miércoles. Durante la sesión de control al Gobierno catalán en el Parlamento, el presidente se ha mostrado cordial con todos los grupos, a pesar de algunos reproches que le han espetado la CUP o Junts. Aun así, el presidente ha querido evitar los rifirrafes y ha intentado calmar las relaciones entre partidos, mientras que Junts y cupaires también se han mostrado en una línea de cordialidad. Quién se ha mostrado más crítico, en cambio, son los comunes, y es que los de Jéssica Albiach han dicho al presidente que con Junts no van «ni a la vuelta de la esquina». Se trata de una línea roja, pues, que podrían truncar los planes del presidente.
Cordialidad de Aragonès hacia Juntos y CUP
Junts per Catalunya ha alargado la mano a ERC para «reagrupar el untado del independentismo». «Es el mensaje que el domingo dieron sus electores», ha dicho el presidente de Junts en el Parlamento, Albert Batet, quien ha lamentado que para darse cuenta de esto hayan tenido que pasar por el cese de Puigneró o la salida del ejecutivo. «Nosotros ya propusimos un frente en Madrid y una estrategia unitaria. Celebramos la rectificación», ha asegurado Batet, quien cree que es momento de decir «basta a Pegasus, en la represión y al menosprecio de todos los gobiernos españoles». Aragonès, con una voz pausada y tranquila, ha evitado los reproches hacia Junts, con quienes ha allanado el camino para la reunión con Turull de esta tarde.

La CUP ha instado a «corregir» las políticas del Gobierno de la Generalitat y ha coincidido en el hecho de que estas elecciones municipales «no han ido bien» para el independentismo. De hecho, Aragonès, enviando un mensaje a la cupaire Reguant, ha evitado los reproches entre partidos. Reguant considera que la propuesta del presidente es una «propuesta a última hora» fruto de los malos resultados electorales de los republicanos. En esta línea, el anticapitalista ha pedido devolver «a los grandes consensos de país» como la regulación de los alquileres, la inmersión lingüística y el embate contra el Estado español. «Siéntese, escuche…», ha pedido Reguant ante un presidente que ha alargado la mano en todo momento.
La línea roja de los comunes
Los comunes, por su parte, han criticado al presidente Aragonès por su gestión en el Gobierno de la Generalitat, poniendo de ejemplo el caos de las oposiciones de estabilización, las polémicas entre los sindicatos de educación y el consejero Cambray, así como la apuesta del presidente por una presidencia independentista. «Para defender a Cataluña no iremos con aquellos que votan en contra de regular los alquileres en el Congreso. Con Junts no iremos ni a la vuelta de la esquina», ha dicho literalmente Albiach, quien cree que se tiene que reeditar la fórmula de esta legislatura.
Ante esto, Aragonès ha recordado a Albiach que «el principal enemigo de este país es la derecha y la extrema derecha». «La defensa de Cataluña, la de la escuela, la de la sanidad, la lengua, la economía, la prosperidad… Necesita la máxima unidad de este país», ha asegurado el presidente a Albiach, pidiendo que sume a su propuesta del frente unitario.
El PSC critica a Aragonès por «dar por perdido el partido»
El líder de la oposición y primer secretario del PSC, Salvador Illa, ha acusado al presidente Aragonès de «dar por perdido el partido» antes de jugarlo. Con esto, ha criticado la gestión del Gobierno, mientras que Aragonès también ha alargado la mano a los socialistas recordando los pactos de los presupuestos o los consensos sobre el catalán. Aun así, el presidente considera que los socialistas «no son garantía» para el 23 de julio, teniendo en cuenta que «en la última investidura de un líder del PP invistieron su presidente».
Al PP: «¡No pasarán!»
Además, el Partido Popular ha preguntado al presidente Aragonès si convocaría elecciones ante la pérdida de 300.000 votos de su partido a las pasadas elecciones municipales de este domingo. Aun así, no solo ha negado esta convocatoria, sino que ha marcado una línea roja al Partido Popular porque «recorta derechos básicos» de cara a las próximas elecciones españolas del 23 de julio. «No pasarán», ha dicho el presidente, una expresión que usualmente se utiliza contra el fascismo.