El riesgo que la ultraderecha o la extrema derecha pueda ser decisiva en la composición del nuevo Parlamento Europeo que surja de las elecciones del próximo 9 de junio, donde se eligen 720 eurodiputados -15 más que en los comicios del 2019- y de los cuales 61 se escogen en el estado español, es una realidad y, además, una baja participación favorecería estas formaciones porque tienen su electorado muy movilizado. Así lo apunta el European Council donde Foreign Relations, que pronostica que los antieuropeos están en condiciones de ganar en nueve países (Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia) y pueden quedar segundos o terceros en nueve países más (Bulgaria, Estonia, Finlandia, Alemania, Letonia, Portugal, Rumanía, España y Suecia). Actualmente, en el Europarlamento, la ultraderecha está dividida entre dos grupos: el populista Identidad y Democracia (ID), que tiene Marino Le Pen como referente, y los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), que pilota Giorgia Meloni.
Todo y la división de estos dos grupos, es probable que consigan desplazar el centro de gravedad del Parlamento Europeo hacia la derecha y, además, hay el riesgo que se forme una coalición de derecha populista formada por democristianos, conservadores y eurodiputados de la derecha radical que podrían levantarse, por primera vez, con la mayoría. De hecho, en el primer debate televisivo, la candidata del Partido Popular Europeo (PPE) a volver a presidir la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, fue la única candidata que no cerró las puertas a pactar con el grupo de Meloni porque, según ella, son proeuropeos, a favor del estado de derecho y pro Ucrania.
La «falta de proyecto» de los partidos tradicionales
Expertos consultados por El Món consideran que estas elecciones supondrán un impulso para las fuerzas de la ultraderecha por la «falta de proyecto y el fracaso de los partidos tradicionales». Así lo señala el periodista especializado en extrema derecha Xavier Rius Sant, que alerta que el hecho que la ultraderecha pueda ser decisiva puede comportar que la Eurocámara se «aleje de los principios fundacionales de la Unión Europea» y deja claro que es «un riesgo real» que haya esta coalición de la derecha y la ultraderecha. Por su parte, Xavier Casals, doctor en historia contemporánea por la Universitat de Barcelona y profesor de historia contemporánea a la Universitat Ramon Llull, advierte que «la ultraderecha puede acontecer la primera fuerza del Parlamento Europeo si se llega a juntar en un único bloque». De hecho, las encuestas dan «un crecimiento espectacular» a los dos grupos de extrema derecha. A Identidad y Democracia, que en este momento 59 escaños, le dan entre 73-86 diputados y, por otro lado, a los Conservadores y Reformistas Europeos, que tiene 68, le otorgan entre 84-85 sillas en el Parlamento Europeo. «Si formaran un solo bloque, sería muy importante», concluye.

Las dos familias de extrema derecha en la Eurocámara y un tercero en discordia
El grupo Identidad y Democracia fue fundando por Marine Le Pen y por Matteo Salvini hace solo una década, y actualmente incluye a la Chega portuguesa de André Ventura, el Partido por la Libertad de los Países Bajos, que ganó las últimas elecciones nacionales de la mano de Geert Wilders, y hasta hace unos días incluía a Alternativa por Alemania, expulsado ahora por la líder francesa del Reagrupamiento Nacional a raíz de unas declaraciones sobre las SS de la cabeza de lista del partido para los comicios europeos, Maximilian Krah. Por otro lado, los Conservadores y Reformistas Europeos, que lidera la primera ministra italiana, incluye a los Fratelli de Italia, el Partido Democrático Civil (ODS) del primer ministro checo, Petr Fiala, el español Vox y el polaco Ley y Justicia (Piso). Rius Sant subraya que estos dos grupos de ultraderecha defienden postulados populistas antieuropeos y comparten el objetivo de «recuperar soberanía en el ámbito económico y recuperar el control de las fronteras», pero, por otro lado, destaca que están divididos porque Meloni «está contra el aborto, contra la eutanasia y el matrimonio homosexual», mientras el grupo de Le Pen está a favor de los homosexuales y ha recordado que algunos de sus miembros lo son.
Por su parte, Casals también pone de relieve que el ECR es más próximo a Ucrania mientras que ID es más pro Rusia y remarca que otro aspecto que influye son las «rivalidades» que hay entre los dos grupos, y pone el ejemplo que Salvini «no puede estar al mismo grupo» que Meloni. Aun así, el doctor en historia contemporánea tiene la percepción que «se han ido diluyendo las diferencias que había», y no descarta que se pueda producir un tipo de acuerdo entre estos dos grupos de ultraderecha. En este sentido, señala que el danés Anders Vistisen, líder de ID, ha declarado esta semana en una entrevista a Euronews que «no hay más división política» entre las facciones políticas de Meloni y Le Pen que la que hay dentro de otros grupos políticos mayoritarios. «En efecto, el miembro del ultraderechista Partido Popular de Dinamarca cree que «está mal que haya dos grupos a la derecha, y creo que esto tiene más a ver con grandes personalidades, en algunos de los partidos más grandes, que con diferencias políticas», manifiesta.
Además de estas dos familias, hay un tercer actor en este escenario de la extrema derecha. Se trata del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, que tendrá que escoger grupo más pronto que tarde, quizás después de los comicios del 9 de junio. Su partido, Fidesz, fue expulsado en el 2021 del Partido Popular Europeo por no respetar el estado de derecho y desde entonces los eurodiputados de la formación han estado al grupo de No Inscritos, en espera de formar parte de una nueva familia, y podría encontrar ensambladura en el grupo del ECR, puesto que tiene buena relación con Fratelli, con Vox y, sobre todo, con el Piso polaco. Sea como fuere, Orban cuenta actualmente con 13 eurodiputados y este volumen de escaños se tendría que añadir al crecimiento exponencial de los grupos de extrema derecha que apuntan las encuestas.

Las razones del auge de la extrema derecha en toda Europa
La ultraderecha ha ido modulando su imagen durante los últimos años y ha conseguido sacar rédito electoral de sus principales caballos de batalla como el discurso contra la migración, el debate identitario y el malestar del sector agrario contra las políticas medioambientales. En este sentido, Rius Sant apunta que «el hundimiento y la falta de proyecto de los partidos tradicionales» han ayudado a impulsar todas estas formaciones populistas de ultraderecha en todo Europa. «Son los que cuestionan la pérdida de soberanía del estado frente a la Unión Europea, en el ámbito económico y también cuestionan lo que Vox denomina el ‘consenso progre'», subraya el periodista.
Por otro lado, Xavier Casals apunta que el análisis del ascenso a la extrema derecha «es multifactorial» y, como recoge en un artículo en su blog, apunta a «cinco fracturas claras»: la económica a causa de una Europa en crisis afectada por la globalización, la fractura en torno a una sociedad abierta o cerrada, la cultural, la geográfica, donde ha arraigado en zonas desindustrializadas y periféricas, y la política, donde se aprovecha de la polarización. «Estas diferentes fracturas interactúan entre ellas» y dependiendo del país, algunas tienen más peso que las otras. Esta es la visión macro del ascenso de la ultraderecha, pero en el estado español cree que el factor que ha generado el crecimiento de la extrema derecha es la «crisis abierta por el secesionismo». «En el fondo es la que ha llevado al crecimiento de Vox y posteriormente ha facilitado el surgimiento de Alianza Catalana», concluye.
El papel de Vox y la relación con el PP
En cuanto al estado español, las encuestas para las próximas elecciones europeas del 9 de junio apuntan a una victoria del PP, que obtendría unos 24 escaños, y a un incremento de Vox, que podría sumar dos diputados más a los cuatro que tiene actualmente. Por otro lado, Casals recuerda que el CIS, que da la victoria al PSOE, también otorga representación al partido del agitador ultra Alvise Pérez, la agrupación de electores denominada Se Acabó la Fiesta, que obtendría el 2,9 y el 3,8% de los votos, «unos resultados similares a los de Junts».

Xavier Rius Sant atribuye el aumento de Vox al hecho que en las elecciones europeas la gente no elige un alcalde y «aceptará el discurso populista» que hace la formación de Santiago Abascal. Por otro lado, no cree que el PP cambie mucho su relación con Vox porque «no le puede declarar la guerra», puesto que lo necesita para gobernar a «cinco comunidades autónomas y más de 50 grandes ciudades de España». En este sentido, manifiesta que «hay días que está de acuerdo y días que dice el contrario» y esta posición «poco clara beneficia Vox» porque son más claros con sus posicionamientos y a la larga acaban gobernando juntos.
Casals cree que hay que esperar para analizar cuál será el camino que emprenderá el PP una vez «cierre el ciclo electoral» con las elecciones europeas. «A partir de como quede configurado este mapa electoral, yo entiendo que ya se verá, pero es difícil prever la posición del PP porque llevamos una campaña permanente desde hace un año». «Por lo tanto, creo que estas elecciones cierran un ciclo electoral en España y a partir de aquí habrá que ver como queda todo», concluye.