El Nuevo Frente Popular y el Agrupación Nacional han cumplido las predicciones de la mayoría de analistas franceses y han derribado el gobierno de Michel Barnier. Los votos de la coalición de izquierdas y el partido ultra de Marine Le Pen han hecho prosperar la moción de censura contra el primer ministro francés, designado por Emmanuel Macron el pasado mes de septiembre. Barnier cae tres meses después de llegar a la presidencia y se convierte en el primer ministro de Francia más efímero desde la Segunda Guerra Mundial.

El político conservador no ha logrado los equilibrios que necesitaba para convencer a ambos lados del hemiciclo. Macron –el encargado, como presidente de la república, de designar al primer ministro– ignoró la victoria de la izquierda en las elecciones de verano y eligió a Barnier, de perfil más conservador y conocido por ser un buen negociador, para domar una asamblea que casi dibuja un triple empate entre la izquierda, el partido de Macron y la extrema derecha. Una decisión que no aceptó el Frente Popular. «Era un fracaso anunciado y ha sido estrepitoso», dijo el diputado de la izquierda Éric Coquerel horas antes de la votación.

Cae el gobierno francés | Europa Press/Contacto/Vincent Isore

El detonante

Los juegos a ambos lados del primer ministro han estallado con la fallida negociación de presupuestos de la Seguridad Social. Barnier gobernaba sin mayoría y ante el bloqueo de los presupuestos activó el lunes el artículo 49.3 de la Constitución francesa, que permite aprobar determinadas leyes esquivando el trámite parlamentario. Una acción muy discutida por los partidos de la oposición.

La izquierda ha acusado al primer ministro de no querer negociar las reformas presupuestarias y de facilitar, en cambio, algunas concesiones «a la extrema derecha». Los de Le Pen le habían arrancado algunas propuestas, como suprimir las subidas del precio de la electricidad o reducir la cobertura sanitaria para los inmigrantes indocumentados; insuficientes viendo el resultado final. El partido ultra no ha cedido y ha acusado a Barnier de «sectarismo» y de «dogmatismo».

Comienza un período de incertidumbre

A primera hora de la tarde, Barnier todavía confiaba en la negociación, pero finalmente no ha logrado superar la moción de censura, que ha presentado el Frente Popular. Ahora, Macron, como presidente de la república, deberá iniciar una nueva ronda de contactos para designar un primer ministro.

Elegir una figura nueva y de consenso será una tarea complicada. El Frente Popular, ganador de las elecciones, siempre ha reclamado el derecho a tener un primer ministro de los suyos, pero no cuenta con el apoyo del resto de grupos parlamentarios y eso supondría una dificultad para sacar adelante las leyes. Macron tampoco puede disolver la cámara y convocar nuevas elecciones que dibujen una nueva correlación de fuerzas porque la Constitución obliga a mantener el bloque al menos durante un año. Por lo tanto, deberá encontrar una figura nueva capaz de aglutinar una mayoría que se vislumbra difícil.

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