Tequila, sombreros anchos de paja, comida picante, calor sofocante, largas siestas, fiestas y baile… Todos estos tópicos, mezclados dentro de una coctelera, generaron lo que, paradójicamente, ha acabado aconteciendo un nuevo icono de la identidad mexicana y, por extensión, latinoamericana, por contraposición a la hegemonía blanca y anglosajona. Era el verano de 1953 (29 de agosto) y el nuevo héroe de la Warner se denominó Speedy Gonzales (con una ese final que se impuso a la zeta normativa), siempre caracterizado como el «ratón más rápido de todo México».

A la misma velocidad adquirió la fisionomía y la indumentaria que lo ha acompañado siempre, con un sombrero
Los directores Robert Mckimson y Friz Freleng le aportaron personalidad y, en especial, le asignaron el gato Silvestre como adversario recorriendo. Un gato a quien Speedy Gonzales y el resto de los ratones mexicanos consideran
Pero el éxito, a menudo, tiene contrapartidas. Los cortos de Speedy Gonzales fueron interpretados como racistas respecto a los mexicanos y los latinos en general. No exactamente por la personalidad de Speedy, que es generoso, activo y muy inteligente, sino por la descripción del contexto mexicano. A menudo aparece un primo del protagonista, denominado Slowpoke Rodrigues (lento Rodrigues), que es perezoso e indolente y, en general, los ratones mexicanos aparecen siempre de fiesta, a menudo bebiendo y sin trabajar nunca. De hecho, estos bailes y celebraciones son uno de los incentivos de Speedy, siempre más interesado en las ratonas que en la acumulación de queso.
De ser considerado un tópico racista a ser reivindicado como un icono por los mismos mexicanos
Por todo ello, el 1999 Warner decidió acabar con el personaje. Sorprendentemente, fueron los grupos de presión mexicanos y latinos los que reivindicaron el rescate del ratón, que se recuperó en 2002, siempre con la advertencia previa de que algunos contenidos pueden ser interpretados como racistas o incorrectos. Speedy, en cualquier caso, ya se había convertido en un icono mexicano y su grito de guerra -«

La imagen de Speedy Gonzales ha sido utilizada en muchas ocasiones para todo tipo de finalidades. Una célebre campaña publicitaria de Volkswagen asociaba la velocidad del ratón al de su nuevo Golf y se ha usado en centenares de restaurantes de comida mexicana e, incluso, en parques de atracciones. Pero ningún éxito tan perdurable como la canción de Pat Boone (1962), dedicada al personaje -y con la voz del propio Miel Blanco- y que ha sido versionada docenas a veces en varios idiomas, atravesando varias generaciones, hasta el punto de que continúa siendo enormemente popular.
Setenta años después de su aparición, Speedy Gonzales continúa corriendo tan rápido como siempre. Tan irónico como el primer día y, paradójicamente, sin ningún respeto por el gringo que lo imaginó. ¡