Rosalía ha roto esta semana el silencio con Berghain, acompañada de la Orquesta Sinfónica de Londres y la cantante, compositora y productora islandesa Björk y con el productor experimental estadounidense Yves Tumor. Una fusión sorprendente de la música orquestal con una sonoridad que recuerda a la electrónica. El primer adelanto de su nuevo disco, Lux, que verá la luz el próximo viernes 7 de noviembre, es una apuesta arriesgada, pero que ha tenido una acogida espectacular. En menos de tres días, la artista de Sant Esteve Sesrovires ya acumulaba cerca de nueve millones de reproducciones en el videoclip. Berghain es, sin embargo, mucho más que un simple adelanto. Es la puerta de entrada al universo en el que la joven artista catalana, ya con una considerable trayectoria musical a sus espaldas, centrará su nueva etapa musical. Una ruptura sonora con sus obras anteriores, pero en la que aún conserva su ADN: la libertad creativa.
Con este primer adelanto de su nuevo disco, Rosalía hace un viaje al pasado y recupera sonoridades tradicionales para reinventarlas en lenguajes más contemporáneos. Así lo explica, en conversación con El Món, la catedrática de música de la Universidad de Barcelona (UB) Magda Polo, quien también añade que la presencia de estos elementos más tradicionales «quizás contrarresta el peso de la globalización a la que estamos sometidos». El ejercicio que lleva a cabo Rosalía en su último lanzamiento, sin embargo, no es único, ya que también hay otros grandes nombres de la escena musical internacional, como Billie Eilish o la misma Beyoncé, que «incorporan elementos del folklore, del jazz o de músicas locales reinterpretadas con herramientas electrónicas y narrativas visuales sofisticadas»: «Recuperar la tradición implica tener una conciencia del pasado, y eso significa que se pueden crear lazos entre el pasado y el presente. No se trata de lo que podríamos llamar apropiacionismo, sino de una lectura que transforma los imaginarios colectivos y redefine qué entendemos hoy por autenticidad y por contemporaneidad musical», argumenta Polo.
Por su parte, el periodista musical Jordi Bianciotto también define a Rosalía como una artista «muy libre» en todas las interpretaciones de la palabra. Para él, el acercamiento de la sonoridad barroca que caracteriza Berghain -que recuerda a Vivaldi por la velocidad de ejecución- es una muestra de la época actual de la música, en la que «todos los estilos se transforman». Por ejemplo, en la industria española, artistas como Amaia, originaria de Pamplona, han introducido una pequeña orquesta dentro de sus espectáculos en directo de su último disco, Si Abro Los Ojos No Es Real, para dar un aire diferencial a su música pop. O el madrileño Ralphie Choo -con quien la misma Rosalía ha colaborado recientemente-, que introduce un violonchelo en su puesta en escena. Cruzando el océano, Bad Bunny, en DeBÍ TiRAR MáS FOToS, ha incorporado una gran banda en los directos de su último disco, en el que hace una mirada a la tradición y recupera sonoridades características de Puerto Rico, como la salsa. O el mismo Milo-J, un joven artista argentino que ha reinterpretado la música folclórica de su país en su último disco, La Vida Era Más Corta, para reinventar su sonido característico, enmarcado en el género urbano.

Una oportunidad para acercar la música clásica al gran público
Los expertos coinciden en que, aunque aún hay que esperar para ver el conjunto del disco, este primer adelanto puede suponer una puerta de entrada de la música clásica al gran público. Jofre Bardolet, compositor, director de orquestas y productor de óperas y sardanas, considera que el hecho de que «una artista de masas» como Rosalía introduzca la sonoridad barroca en su canción, especialmente en la primera parte, «puede ayudar a romper tópicos y esquemas» sobre la música clásica y el canto lírico: «Tiene mucho mérito», exclama. En este sentido, Magda Polo también ve Berghain como una apertura de la música clásica al público general: «Muchos fans de Rosalía no están acostumbrados a tener dentro de sus listas de reproducción música clásica y está muy bien que ella, que llega a un público muy amplio, incluya actuaciones como la de la Orquesta Sinfónica de Londres tocando música barroca», argumenta la experta, quien recuerda que «lo más importante es escuchar música, sea la que sea».
En este sentido, para Bardolet, también es destacable la buena acogida del primer adelanto del nuevo disco de la artista de Sant Esteve Sesrovires, porque demuestra una «inquietud» y un «interés» por este tipo de música: «Me recuerda, guardando mucho las distancias, al fenómeno The Tyets con la sardana», añade. Dentro de la escena musical catalana, pero con mucha proyección internacional, también hay algunas propuestas musicales que hacen un viaje al pasado para recuperar músicas tradicionales y fusionarlas con sonoridades más actuales. Un buen ejemplo es el dúo barcelonés Tarta Relena, formado por Marta Torrella y Helena Ros, reconocido con premios de los premios Enderrock o, incluso, un Tiny Desk, de la cadena pública de radio NPR de los Estados Unidos -han sido el primer grupo catalán en participar. Tarta Relena ofrece una fusión de lo que definen como «folk tronado y gregoriano progresivo». En la escena más emergente, también comienzan a aparecer propuestas como Gregotechno, que combina cantos gregorianos con la electrónica. Ninguna de estas propuestas, sin embargo, tiene el alcance de Rosalía.

El peso de la simbología
Berghain no se puede entender, tampoco, sin hablar de simbología. El videoclip del primer adelanto del nuevo disco de Rosalía, que firma Nicolás Méndez, de la productora barcelonesa Canada, muestra una mujer de luto que intenta luchar por curarse el corazón roto. Al final, la protagonista acaba encontrando el consuelo en la espiritualidad. La estética religiosa se mantiene parcialmente tanto en la pieza, como en la promoción y en la misma imagen del disco, cosas que hacen prever que será un álbum con un hilo conductor espiritual. De hecho, a través de un comunicado, Sony asegura que Lux será una obra «inmersiva e innovadora» que explora temáticas como la transformación y la espiritualidad, trazando un «amplio arco emocional de mística femenina y trascendencia». Un planteamiento que resulta «muy interesante» para los expertos consultados: «La simbología es esencial en Berghain porque actúa como eje semántico múltiple donde la letra, el sonido y la imagen se encuentran», argumenta la catedrática de la UB.
Aunque, sonoramente, el primer adelanto de Rosalía se distancia de sus últimos trabajos de estudio, todos los discos -y, Lux, seguirá el mismo camino, tal como ha explicado la misma cantante- tienen una clara simbología religiosa. En el caso de Berghain, tal como detalla Magda Polo, «la simbología le sirve para conectar la cultura techno con una experiencia casi ritual y mística», ya que Berghain es un club nocturno muy exclusivo convertido en la capital del mundo del techno. En sus anteriores discos, sin embargo, Rosalía ya impregnaba sus creaciones audiovisuales de una gran simbología espiritual. Generalmente de forma visual, pero también auditiva, como en la canción G3 N15, del disco Motomami, en la que aparece una nota de voz de su abuela que dice: «Me gusta pensar que en momentos difíciles siempre ayuda muchísimo tener una referencia a Dios… Diría que, en primer lugar, siempre es Dios, y después la familia. La familia es tan importante cariño…». Una nota de voz que refleja la importancia de la religión en su música, y, por tanto, en el espectro simbólico que crea. «Rosalía no se apresura a hacer los álbumes porque tiene muy claro que su sentido artístico es hacer de mediadora entre la sensibilidad sonora y el mundo trascendental del que tanto nos habla», constata Magda Polo.
Con Berghain, Rosalía inicia una nueva etapa artística que, para el periodista musical Jordi Bianciotto, muestra una clara apuesta por la «música académica». Es decir, la música que se estudia en los conservatorios y las escuelas de música: «Es valorar el respeto hacia la música académica. Dejar claro que esto no significa hacer música encorsetada, sino que también hay una gran libertad creativa», asevera. Una libertad creativa que, para Jofre Bardolet, confirma a Rosalía como una gran «artista polifacética»: «Siempre busca ir un paso más allá», añade. Ahora, pues, solo queda esperar al viernes 7 de noviembre, en el que se publicará al completo el nuevo disco. Un disco, articulado en cuatro movimientos, que incluye colaboraciones con Carminho, Estrella Morente, Sílvia Pérez Cruz, la Escolanía de Montserrat, el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana y Yahritza.

