El verano es el momento del año más elegido por los catalanes para descubrir el Alt Empordà, ya que es una comarca muy asociada con el turismo de costa. Sin embargo, también es una comarca llena de pequeños pueblos que es mejor descubrir durante el otoño, cuando el verde de los árboles se convierte en color naranja. Uno de estos casos es el de Sant Llorenç de la Muga, situado en el valle alto del río Muga, rodeado de montañas donde los bosques son de pinos, encinas y robles. A pesar de que forma parte de la comarca del Alt Empordà, también se encuentra dentro de la subcomarca de la Alta Garrotxa, motivo por el cual sus características paisajísticas tienen muchas cosas en común con los emblemáticos bosques garrotxinos.
Según los últimos datos censales del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), en Sant Llorenç de la Muga solo viven 258 personas. Este pequeño pueblo tiene más de mil años de historia, pero con el paso del tiempo ha ido creciendo y expandiéndose. Sin embargo, el núcleo histórico del municipio aún conserva la misma estética medieval. De hecho, las casas situadas dentro del antiguo recinto amurallado están datadas de los siglos XVI, XVII y XVIII. Dentro del núcleo histórico de la villa también se conservan algunos tramos de la antigua muralla, que antes limitaba con los campos de cultivo de las afueras del pueblo, ahora convertidos en nuevas viviendas. Los tramos de la muralla de Sant Llorenç de la Muga más largos que se conservan son los lados de tramontana, que conserva varias torres, aspilleras y restos almenados, y mediodía, este último en paralelo al río y más degradado que el anterior, ya que muchas casas fueron añadidas al muro.

El patrimonio cultural de la villa
Desde la web del Ayuntamiento de Sant Llorenç de la Muga destacan tres iglesias como elementos fundamentales del patrimonio cultural de la villa. En primer lugar, la iglesia del municipio -que lleva el mismo nombre-, que data del año 972. De estilo románico, este es uno de los edificios que forman parte del núcleo histórico de la villa. A pesar de que originalmente era de tres naves, la iglesia ha ido transformándose a lo largo del tiempo. De hecho, ya no se conserva la fachada original. Desde el consistorio también destacan la iglesia y puente de Sant Antoni, situada a los pies de la Muga, a las afueras del pueblo de Sant Llorenç y frente al puente del mismo nombre. «Las primeras fechas documentales de la capilla son de 1835, pero se sabe que existía un lugar de culto anterior situado en el mismo sitio», apuntan desde el Ayuntamiento. La tercera iglesia destacada es la Románica de Palau, situada en la carretera que conecta con Albanyà, al límite del término de Sant Llorenç de la Muga. A pesar de que se desconoce su origen concreto, se construyó durante el siglo XII.

