Los padres de las gemelas de Sallent han roto su silencio y ha salido al paso de la polémica alrededor del cambio de género que quería iniciar la hermana muerta. A través de su abogado, han enviado un comunicado a La Vanguardia para agradecer todo el apoyo que han recibido, pero también envían un mensaje muy claro: «No se llamaba Iván, se llamaba Alana», aseguran. Tres semanas antes de saltar por el balcón de casa, Alana explicó a su hermana gemela y a una amiga que había decidido dar el paso y que quería que le llamaran Iván.

Los abuelos de la niña, que han viajado desde Argentina para estar junto a la familia, aseguraron que Alana nunca había compartido con ellos su deseo de cambiar de género. Con todo, los padres quisieron respetar la voluntad de la hija y en la tarjeta de recordatorio que entregaron a los asistentes de la misa que se celebró el pasado domingo incluyeron el nombre de Iván. Era un gesto para demostrar que, independientemente de la decisión que hubiera tomado la menor, ellos la habrían apoyado, pero al mismo piden que se respete «la intimidad y la memoria» de sus hijas.

Un grupo de chicos de 4art de ESO del instituto ponen mensajes a las gemelas/Quico Sallés
Un grupo de chicos de 4art de ESO del instituto ponen mensajes a las gemelas / Quico Sallés

Los padres de las gemelas de Sallent denuncian las mentiras que se han publicado

En la carta que han hecho llegar al diario, explican que muchas cosas que han salido en la prensa desde el día de la tragedia no son ciertas y que estar en el foco mediático solo ha incrementado el dolor que sienten por la pérdida de su hija. La hermana, que saltó del balcón por solidaridad con su gemela, todavía está en estado crítico en el hospital, pero no se teme por su vida. La investigación judicial sobre el caso continúa bajo secreto de actuaciones, pero las primeras investigaciones apuntan a que las hermanas sufrían acoso escolar desde que llegaron a Sallent.

Alana intentó encararse con los compañeros que le hacían bullying, pero sus amigos aseguran que nunca tuvo el apoyo del centro y que a menudo acababa castigada. Esto le provocó una sensación de impotencia e incomprensión que se agravó cuando reveló que quería que la llamaran Iván. Algunos compañeros de clase, para humillarla, la insultaban y la llamaban Ivana.

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