¿Cuál es el pueblo más bonito de Cataluña? Es una pregunta que aparece a menudo en tertulias entre amigos, y que siempre acaba con una respuesta muy diferente. Del mismo modo que algunas personas consideran que Cadaqués, el emblema costero de la Costa Brava, caracterizado por las casas blancas de pescador y las calles empedradas, es el pueblo más bonito, otros prefieren paisajes más de montaña y consideran que destinos como Siurana -la última recomendación de National Geographic– son muy mejores para una escapada en familia. Independientemente de los gustos de cada cual, cada rincón del territorio catalán tiene un encanto especial. Es por este motivo que la prestigiosa revista internacional norteamericana mencionada anteriormente cada mes hace su recomendación sobre qué destino hay que visitar aquel mes. Y este mes de mayo el escogido es Besalú.

Este pequeño municipio situado en la comarca de la Garrotxa es el destino escogido por su riqueza arquitectónica y paisajística. De hecho, consideran que es un pueblo «salvo un cuento», puesto que, de hecho, algunas series como Juego de Truenos han convertido las calles y puentes de la población en su escenario televisivo -una situación que también ha pasado en los callejones del barrio viejo de Girona. El emblema que más destacan del municipio garrotxí es el pueblo que preside la entrada. Un puente que, después de siglos de pie, ha sufrido muchos cambios, como por ejemplo los últimos a manos de Pons Sorolla para reparar los daños provocados a causa de la Guerra Civil. Este puente, según la prestigiosa revista internacional, abre la puerta a la historia.

Imagen de Besalú desde el puente / Mikipons, Credit Commons

Uno de los mejores «callos judíos» de Europa

Una vez superadas las puertas con las cuales comunica el puente principal y se pone el primero por dentro del entramado de callejones empedrados del municipio, ya se pueden empezar a ver los primeros vestigios históricos de Besalú. Unos edificios que, de hecho, lo convirtieron en Conjunto Histórico Nacional en 1966. National Geographic recomienda especialmente el «callo judío», puesto que lo consideran uno de los más «muy conservados» de todo Europa, pero también destaca las otras «joyas románicas» que se levantan dentro del pueblo, como por ejemplo la Iglesia de San Vicenç, el Monasterio de Sant Pere, la Antigua Iglesia-Hospital de San Julià y la Casa de Cornellà: «Traspasar el puente es sumergirse en calles de piedra, refugiarse en soportales y cruzar arcos que descubren también otros atractivos de una localidad histórica», argumentan desde la revista.

Ahora bien, las recomendaciones de National Geographic no se limitan a la arquitectura. Consideran que una buena escapada de fin de semana no puede acabar sin haber probado la miel de la Garrotxa, haberse llevado un pedazo de los embutidos y la enorme variedad de quesos de la zona y haberlo acompañado con un vasito de Ratafía de Besalú.

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