La costa es el destino por excelencia del turismo, tanto nacional como internacional, durante los meses en que el calor golpea con fuerza a Cataluña. A pesar de que la Costa Brava y la Costa Dorada se llevan la mayor parte de la atención turística, otros puntos del litoral catalán también están llenos de destinos ideales para desconectar de la rutina y sumergirse en las aguas del Mediterráneo. Muchos de estos destinos se encuentran en el Maresme. Un ejemplo es Vilassar de Mar, un municipio que hasta finales del siglo XIV no era más que un pequeño núcleo de barracas y tiendas habitadas por pescadores.
De relieve bastante plano, y con una extensión de cuatro kilómetros cuadrados, Vilassar es un destino ideal para disfrutar de la playa, pero al mismo tiempo pasear por el entramado de callejones de su casco antiguo, uno de los espacios con más encanto del municipio. En este sentido, la villa del Maresme también es ideal para refugiarse del calor, especialmente en estas semanas en que las temperaturas se han disparado de una manera nunca vista, llegando a superar los 35 grados de media en algunos puntos del litoral -y los 40 en la llanura de Lleida. Vilassar de Mar, pues, a pesar de que el calor también golpea con fuerza, es un buen destino para huir de las altas temperaturas sumergiéndose en la costa catalana.

Una villa con siglos de historia
Vilassar de Mar comenzó como un pequeño pueblo pescador sin una estructura consolidada. A lo largo del siglo XV, sin embargo, a medida que se establecían más vecinos en la zona y crecía el miedo a la piratería, Vilassar comenzó a fortificarse. En concreto, tres familias construyeron torres de defensa en sus fincas. Con los años, el núcleo de la villa pescadora fue creciendo hasta llegar a diferenciar dos vecindarios del municipio: Sant Joan de Vilassar -aprovechando el nombre de la parroquia que se construyó a principios del siglo XVIII- y el vecindario de mar. A pesar de que la villa continuaba expandiéndose y consolidándose dentro del litoral catalán, hasta el año 1789 no se constituyó el primer Ayuntamiento, con el campesino Antoni Pou como primer alcalde. Entre las calles del pueblo también se pueden ver algunas fachadas modernistas, ya que esta corriente arquitectónica, como en la capital catalana, también ha tenido un gran impacto en la conformación de la villa.

Tres museos que debes descubrir
En Vilassar de Mar hay tres museos que se deben visitar durante una escapada de fin de semana. El primero de los tres es el Museo de la Marina, el cual contiene colecciones de artes de pesca e instrumentos náuticos, entre otros, que sirven para representar los orígenes y la historia de la villa. Además, en este museo, también hay una exposición sobre la necrópolis romana de Vilassar que se descubrió en el año 1999. El segundo museo que se debe visitar, especialmente para los amantes del arte, es el Museo Enric Monjo, situado en el emblemático edificio del Antiguo Hostal. Contiene una colección de la obra del escultor Enric Monjo i Garriga, originario de Vilassar, la cual el escultor cedió a la villa a principios de la década del siglo pasado. Por último, el tercer museo que se debe visitar es el Museo de la Mina Vella, abierto en el año 2000. Este espacio ocupa un antiguo molino hidráulico del siglo XIX; y en su interior se explica la historia de la compañía de aguas Mina Vella, con más de 150 años de antigüedad.