Se acerca Semana Santa y la gente ya comienza a ultimar los últimos detalles para disfrutar de unos días de vacaciones. Algunos, incluso, ya han comenzado las vacaciones este mismo fin de semana. Mientras que hay personas que optan por tomar un avión y salir del país para descubrir nuevos lugares y desconectar unos días, otros prefieren tomar el coche o el transporte público y recorrer Cataluña. Uno de los destinos imprescindibles para esta Semana Santa, según la prestigiosa revista internacional National Geographic, es Miravet, una pequeña villa de las Tierras del Ebro situada en la comarca de la Ribera de Ebro. Concretamente, en la depresión de la cubeta de Móra.
El motivo por el cual la revista estadounidense recomienda descubrir este lugar de las Tierras del Ebro durante la Semana Santa es su castillo, ya que es uno de los grandes emblemas que todavía se conservan de la Orden de los Templarios. De hecho, según el medio, «es una de las construcciones militares más importantes de Europa«. Durante décadas, este castillo estuvo controlado por los árabes, aunque los restos que se han encontrado en las afueras de la construcción indican que su origen podría ser bastante anterior. Sin embargo, los expertos aún no han logrado datar con certeza el momento en que se comenzó a construir. No obstante, la revista estadounidense lo recomienda por su época posterior. Según los libros de historia, en el año 1153, Ramón Berenguer IV conquistó la fortaleza de Miravet. Ese mismo año, el noble catalán cedió el castillo a la Orden del Temple, motivo por el cual los templarios se convirtieron en los únicos dueños y señores del tramo entre el Ebro y el río Algars.

Un castillo que ha visto ‘todas’ las guerras
El castillo de Miravet ha sobrevivido al paso del tiempo y ha sido protagonista de muchos eventos históricos. De hecho, esta fortaleza ha sido testigo de buena parte de las guerras que han golpeado el país en los últimos siglos. En el año 1640, el castillo del municipio se convirtió en uno de los epicentros de la Guerra de los Segadores, ya que acogió dentro de sus puertas a cientos de refugiados que huían del conflicto desde Aragón o la Comunidad Valenciana. Aunque, una vez terminada la guerra, el rey Carlos III ordenó su demolición, esta nunca se llevó a cabo. De hecho, el castillo siguió en pie y fue una de las fortalezas militares que también se utilizó durante las guerras carlistas.
Esta, sin embargo, no fue la última batalla de la que fue testigo. Con la llegada de la Guerra Civil española, la zona del castillo de Miravet también se convirtió en uno de los principales escenarios de la cruda y sangrienta batalla del Ebro. La riqueza histórica de este pequeño lugar de las Tierras del Ebro, pues, es el principal motivo por el cual la prestigiosa revista estadounidense considera que es uno de los destinos que hay que visitar durante las vacaciones de Semana Santa.