Las comarcas gerundenses, especialmente los pueblos del Empordà y la Costa Brava, son uno de los destinos más escogidos para el turismo, tanto local como internacional. De hecho, algunos municipios, como Cadaqués (Alt Empordà), han obtenido diversos reconocimientos de medios de comunicación y revistas mundiales por su belleza y riqueza paisajística. Ahora bien, la belleza de las tierras del Empordà no se encuentra solo en los pueblos y ciudades de costa, sino que también se esconde en el interior de las comarcas. Este es el caso, por ejemplo, de la Bisbal d’Empordà: una villa situada en el corazón del Baix Empordà que combina a la perfección historia, arte y arquitectura.
Uno de los rasgos característicos que diferencian este municipio de otros puntos del territorio es su tradición ceramista, lo que le ha otorgado el sobrenombre de ‘la capital de la cerámica’: «La cerámica es una parte muy importante de la vida de la Bisbal y una de las actividades que da vida a la localidad y colorea sus calles. No es extraño, pues, que el paisaje de la Bisbal d’Empordà se caracterice por las esbeltas siluetas de antiguas chimeneas industriales y por un área comercial vinculada a los diferentes productos cerámicos», argumentan desde la administración del Empordà en su página web de turismo. Como ‘capital de la cerámica’ -al menos, de manera popular-, dentro de la villa se pueden realizar diversas actividades relacionadas con esta actividad: desde visitas a museos especializados, que permiten descubrir más de quinientos años de tradición, hasta 35 talleres ceramistas en activo.

Un pueblo con marca propia
Los ceramistas de la Bisbal trabajan bajo la marca registrada “Ceràmica de la Bisbal” que es un distintivo protector a escala europea. Una marca con la que se reconoce la singularidad de las piezas de cerámica hechas en el municipio de la Bisbal. El ámbito geográfico que protege la marca incluye la Bisbal d’Empordà y su zona de influencia -es decir, todos los municipios que forman parte de la comarca. La cerámica es uno de los principales atractivos del municipio -si no, el más diferencial-, pero no es el único, ya que también destaca por su belleza arquitectónica. La iglesia de Santa María y el castillo de Palau son los principales puntos de interés del municipio, aunque también es muy recomendable pasear por el entramado de callejones y descubrir las casas medievales que aún conservan -algunas, al menos- un aspecto medieval.
El origen de la Bisbal d’Empordà se remonta a la época romana, momento en que se fusionaron varias villas que estaban diseminadas por el territorio. Todas estas villas ya estaban bajo el control del obispado de Girona y, a principios del año 900, aunque aún no estaban del todo unidas, ya comenzaron a llamarse popularmente como la Bisbal. La época de crecimiento, sin embargo, no llegó hasta la Edad Media, momento en que se alzaron las murallas. Desde entonces, el pueblo ha continuado creciendo y cultivando un carácter propio que lo diferencia de otros puntos del Empordà.