Nueva adquisición del Servicio Catalán de Tráfico, que ha comenzado la licitación para renovar los cinemómetros, radares de control de la velocidad, a la A-2 y a la C-58. Una reposición para sustituir varios radares fijos obsoletos. Los dos motivos principales de esta licitación, según consta en la memoria justificativa del contrato a la cual ha tenido acceso El Món, son la concentración de accidentes en estos puntos y, sobre todo, que solo se controlaban dos carriles en tramos de vías donde hay entre tres y cuatro carriles en total. Con esta nueva adquisición, Tráfico calcula que no se escapará ningún conductor de acelerador fácil en estos tramos, que registran bastantes accidentes.

La inversión para comprar estos 34 radares para 11 ubicaciones es de 3.172.861,24 euros. Una inversión bastante rentable, a la vista de los ingresos que generan los radares al Departamento de Interior. Según las cifras registradas en el Parlamento de Cataluña el pasado mes de mayo, a las cuales ha tenido acceso este diario, en 2021 la Generalitat recaudó 60.511.100 euros y el 2022, 59.441.746 euros. Unas cifras que más o menos serán similares a las de 2023, una vez que se hayan cerrado las cifras.

De hecho, en la programación del año pasado, Tráfico empezó la instalación de un radar de tramo en la C-16, al Túnel de Vallvidrera, 4 carros de radares, y la puesta en funcionamiento de uno de los radares más efectivos a la C-17, en el término municipal de Figaró. Este radar, en la vía que atraviesa Osona, Vallès Oriental y Ripollès, ha levantado mucha polvareda entre la población, que considera que tenía un objetivo más recaudatorio que de seguridad viaria. Además, Tráfico ha empezado la compra de cuatro motocicletas espías, para poder controlar excesos de motoristas.

Fotografía del radar con el vehículo pillado por los Mossos a 217 km/h pe
Imagen de recurso de un radar

¿Dónde estarán los nuevos radares?

Según Tráfico, cada radar de los que hay actualmente y que se renovarán solo podía controlar 2 carriles, cosa que implica que había carriles en los cuales no se controlaba la velocidad. Una situación que permitía a muchos conductores huir de la acometida de los Mossos d’Esquadra. Ahora, dado que en cada ubicación hay más de un carril, el número de cinemómetros a instalar es de 34, a pesar de que el número de ubicaciones es once. En resumen, serán 34 radares, un casi por cada dos carriles.

Los radares de la A-2 se ubicarán en Cervera, Montmaneu, Castellolí, el Bruc, Esparreguera, dos en Sant Vicenç dels Horts, Sant Joan Despí y Cornellà. A la C-58 se renovará el de Ripollet. Tramos con otra concentración de accidentes o, más bien, de alta densidad viaria, con mucha visibilidad y que invita a dar gas a los vehículos. Curiosamente, ninguna de estas dos vías, ni la A-2 ni la C-58, son las que más dinero han recaudado en los últimos ejercicios anuales calculados por Interior.

Los nuevos radares que licita el Servicio Catalán de Tráfico según la memoria justificativa del suministro/QS
Los nuevos radares que licita el Servicio Catalán de Tráfico según la memoria justificativa del suministro/QS

Los radares más productivos

Los radares de la AP-7 en el kilómetro 325, en Amposta, y de la C-31 en Platja d’Aro se llevaron el podio el 2021 y el 2022, y también despuntaba precisamente el instalado al Figaró, en la C-17 en sentido Barcelona, como tercer radar con más recaudación. El año 2023 se ha cerrado con 159 radares de punto en la red viaria catalana y los 40 radares de tramo, todos de titularidad del Servicio Catalán de Tráfico, a los cuales se pueden añadir los incorporados a la red viaria por ayuntamientos y gestionados por las policías locales y guardias urbanas.

Según el expediente de Tráfico, la nueva compra se basa en el principio que «entre las causas de esta importante accidentalidad y lesividad, hay que resaltar las elevadas velocidades máximas grabadas» en estas carreteras. Así mismo, los dirigentes de Tráfico apuntan que «todos los expertos coinciden en señalar que pequeñas reducciones en la velocidad de circulación comportan notables disminuciones de la accidentalidad y mortalidad». De hecho, sentencian que el método más seguro es «la implantación de sistemas de control de velocidad, que permitan detectar y registrar estos excesos de velocidad». En este sentido, informan de que desde el inicio del plan integral contra la velocidad excesiva, en 2004, hasta la actualidad, en los tramos bajo control del radar se ha producido una reducción de las víctimas mortales y heridas graves hasta en un 49%.

Coches y una moto a la AP-7 a la altura de la Roca del Vallès en sentido sur en la operación vuelta de Lunes de Pascua | ACN
Muere una persona en un accidente de tráfico en la Seu d’Urgell / ACN
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