El Colegio de la Abogacía de Barcelona vuelve a las urnas el 19 de junio. Los 24,100 abogados de esta corporación de Derecho público que regula la profesión en la trinchera judicial de los ciudadanos deben elegir nuevo decano y nueva junta. Después de las últimas elecciones, el 3 de junio de 2021, que llevaron a la líder de la candidatura continuista, Maria Eugènia Gay, al frente de la institución, quien luchaba contra la candidatura alternativa encabezada por Gonçal Oliveros y Anna Boza. Pero Gay no resistió los cantos de sirena de la política y decidió optar por ella, dejando la silla a Jesús M. Sánchez García quien ostenta el cargo desde el 18 de enero de 2022. Anteriormente, había sido vicedecano y secretario de la Junta de Gobierno de la Corporación.
De momento, se han anunciado dos candidaturas, tres menos que en los anteriores comicios. Por un lado, continuista y bendecida por Jesús M. Sánchez, la configuran el tique Cristina Vallejo y Jorge Navarro, una experta en derecho de la vivienda y un penalista de la firma Molins Defensa Penal. Ambos cuentan con el apoyo de la actual junta colegial. De hecho, ha habido algún acto oficial, como la toma de posesión de la nueva presidenta del TSJC, donde han compartido espacio. Es una candidatura de carácter conservador que ya apunta el compromiso de plantar batalla contra el actual sistema procesal y penal para afrontar la multirreincidencia que califican de «disparate».
Por otro lado, el próximo miércoles 7 de mayo, se presentará la candidatura de Joan Ramon Ramos. Un abogado fiscalista que ha anunciado su precandidatura con el eslogan «Un ICAB para todos: cambio y compromiso con la abogacía». De momento, ha avanzado los pilares maestros de su programa que se basa en la «defensa de los derechos profesionales, la dignidad del ejercicio y la igualdad de oportunidades». La diferencia de los comicios de este año con las dos últimas convocatorias es la disolución política del ICAB en sincronía con el contexto político actual. Y, sobre todo, el restablecimiento de la figura del Colegio como un actor del país, más que como un operario del Estado en Cataluña. En todo caso, las dos precandidaturas optan por un perfil de derechos profesionales y sociales de los colegiados tras las polémicas por el turno de oficio y las jubilaciones.

Un decano sobrevenido y un detective privado
Jesús M. Sánchez llegó a ser decano cuando Gay, hija del exdecano del ICAB y exvicepresidente del Tribunal Constitucional que recortó el Estatut, Eugeni Gay, -de talante antisoberanista- dejó el cargo a menos de medio mandato para hacer carrera política. Una decisión que muchos sospechaban, otros confirmaron con su gestión que requirió incluso los servicios de un detective privado, y que el contexto político corroboró, como actual concejala en el Ayuntamiento de Barcelona, con Jaume Collboni de alcalde. Sánchez ha tenido que atar en corto el gabinete del ICAB y ordenar la casa tras una gestión ostentosa del cargo por parte de su predecesora con gastos que algún colegiado ha puesto en duda.
Sánchez, hombre de trato amabilísimo con la prensa, cierra una etapa donde el ICAB se ha posicionado en el endurecimiento del Código Penal -una posición no muy coherente con lo que debe ser la política de principios de la abogacía- y ha participado en la reforma de la Justicia que ha impulsado el ministro de Justicia, Félix Bolaños. También ha permitido el debate sobre la ley de amnistía en la sede del Colegio. Ahora bien, también ha tomado decisiones políticas que numerosos colegiados no han visto con buenos ojos, como traer como conferenciantes al expresidente de la sala Penal del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, o al fiscal de sala del Supremo, Javier Zaragoza, dos de los nombres más significativos en la represión del independentismo. Unas conferencias que algunos consideraron «gratuitas» y otros como una «provocación».
Sea como sea, el ICAB ha entrado en un período de calma como se constata en el poco clima preelectoral, que ni siquiera ha unificado una lista más afín con el soberanismo. De hecho, la poderosa Comisión de Derecho Constitucional del ICAB ha sido capaz de dominar el relato de la institución en el ámbito político. Impulsó a Eugènia Gay, tuvo un posicionamiento clarísimo respecto al referéndum del Primero de Octubre y en casos como Pablo Hasél, donde, a diferencia de lo que se esperaba de una institución que debe garantizar los derechos de los ciudadanos, apoyó más a la fuerza del Estado. Sánchez ha evitado en su mandato escenas como la de la decana reprendiendo al expresidente del Parlamento, Roger Torrent por calificar de juicio político el juicio del Procés ante toda la curia de la judicatura española en Cataluña y del ministerio fiscal. También ha podido reconducir la sanción de Competencia por orientar los precios del ejercicio.

Dos candidaturas y un Colegio
Las dos precandidaturas que, de momento, se proponen, admiten el poco activismo de la institución. Así lo denotan sus eslóganes preelectorales. La candidatura de Vallejo con «El ICAB es tuyo» o el de «Un ICAB para todos: cambio y compromiso con la abogacía» de Ramos. Es decir, conscientes de la poca participación de los colegiados en las elecciones y, a la vez, dotar al ICAB de un carácter más abierto y con más dedicación a sus integrantes. En la presentación de la candidatura Vallejo, insistió en la idea de que el Colegio sea «transversal, integrador» y, sobre todo, de prestigio. Entre sus prioridades se cuenta la exigencia del pago justo y actualizado para los abogados que asumen las actuaciones del turno de oficio. Precisamente, el turno de oficio ha sido uno de los movimientos que más ha alzado la voz durante este mandato con una huelga y varias manifestaciones y protestas.
Vallejo, práctica, también plantea una póliza de responsabilidad civil competitiva y una jubilación justa, además de defender el catalán en los tribunales, una de las asignaturas pendientes de la profesión. Otra de las prioridades, ha añadido, es adaptar el Colegio a los retos de la profesión, entre los cuales ha enumerado la resolución alternativa de conflictos (ADR), el uso de la inteligencia artificial o la transformación digital. Todo ello lo esbozan en 15 ejes estratégicos y 100 medidas que giran alrededor de los “propietarios legítimos del ICAB”, esto es, los colegiados.
Por su parte, Ramos debía presentar la candidatura el martes pasado, pero el gran apagón del lunes hizo posponer la presentación a la prensa de la candidatura. Aun así, ha avanzado las paredes maestras de su candidatura. La idea de Ramos es hacer un «ICAB más abierto, más justo y más cercano». «Queremos que el Colegio sea un motor de cambio, no espectador y que sea para todos», apuntan desde la precandidatura. La idea es hacer del ICAB un Colegio «más participativo, más inclusivo y más valiente» a través de medidas como «más transparencia, que procure más por los derechos profesionales, la dignidad del ejercicio y la igualdad de oportunidades». En pocos días, comienza la batalla por dirigir una de las instituciones más importantes del país.
