Un total de 5.458 estudiantes han quedado sin ninguna plaza asignada para la formación profesional (FP) después del periodo de repesca del mes de septiembre. Este es el balance final del largo proceso de adjudicaciones para solicitar y acceder a los ciclos formativos de grado medio y superior que se remonta en el pasado mes de mayo, el cual ha destapado las carencias enquistadas del sector y se ha convertido en una herramienta de desgaste político que ha usado la nueva responsable de la cartera de Educación, Esther Niubó, contra el anterior equipo de Gobierno, de ERC, que paradójicamente ha sido el partido que ha decantado la balanza para que Salvador Isla accediera a la presidencia gracias a un «sí vigilando» de la militancia republicana. «Lamentamos esta situación y pedimos disculpas a todos los afectados. Es una prioridad del Gobierno reforzar el sistema público de Formación Profesional y nos comprometemos a hacer todo el que esté en nuestras manos porque el próximo curso no se repitan estas situaciones». Con estas palabras, Niubó pidió disculpas, que a la vez eran un dardo contra ERC, a través de una piada en las redes sociales a los miles de alumnos que no consiguieron ninguna plaza en el proceso ordinario. Un mes más tarde, pero, la situación no ha cambiado mucho.

De hecho, la nueva responsable de la consejería ha expresado en reiteradas ocasiones su preocupación ante el número de alumnos que no han obtenido plaza en el proceso de adjudicaciones y por el elevado número de plazas de algunos grados que han quedado vacantes -es decir, que no han recibido suficientes solicitudes para cubrir la oferta formativa.

Tímida réplica de ERC a las críticas que los ha lanzado la nueva consejera

La última ocasión en que Niubó lamentó el elevado número de alumnos para el FP, que cifró en 31.000 los alumnos sin plaza fue en su primera comisión parlamentaria como consejera, una semana antes de que se conocieran las cifras definitivas después de la repesca. Una ocasión en que la jefa del departamento topó con la tímida réplica de la diputada republicana Montse Bergés, que matizó las cifras que había ofrecido la consejera y la acusó de «desinformar»: «No son 31.000 jóvenes, como afirma, son 16.914. La inflación de datos no se ajusta a la realidad ni ayuda a resolver los problemas reales. Desde ERC no aceptaremos que se manipulen las cifras», argumentó la portavoz de ERC a la comisión.

La «inflación de datos» a la cual hace referencia la diputada republicana es la variación entre las cifras confirmadas por la consejería el pasado 29 de agosto, que apuntaban los 31.000 alumnos preinscritos sin plaza, y los datos del final del proceso de asignaciones -y el posterior periodo de inscripción: «Los datos que usted ha afirmado son de antes de que acabara todo el procedimiento. Para el grado medio podían participar 45.561 jóvenes y se asignaron 37.231 plazas, y para grado superior 40.428 y se asignaron 31.837. Por lo tanto, no quedaban estas 31.400 a las cuales ha hecho referencia, sino que eran 16.914», argumentó Bergés. Esta, pero, ha sido la única confrontación directa de la formación que ha permitido a Salvador Illa ser investido el 133.º presidente de la Generalitat.

La consejera de Educación y Formación Profesional, Esther Niubó; el consejero de Agricultura, Òscar Ordeig, y la consejera de Territorio, Transición Ecológica y Vivienda, Sílvia Paneque, a su llegada al primer Consejo Ejecutivo del Gobierno / Europa Press

Los cambios en el modelo de preinscripción

El follón del proceso de adjudicaciones se remonta al pasado 23 de mayo, momento en que la entonces consejera de Educación, Anna Simó, puso en marcha el periodo de preinscripción para la formación profesional. En aquel momento, se abrió el proceso para 6.067 grupos –88 más que en el curso pasado. Es decir, se ofrecieron un total de 174.737 plazas para los itinerarios de formación específica (IFE), los programas de formación e inserción (PFI), y para la formación profesional de grado básico, grado medio y grado superior. Para simplificar la metodología de preinscripción, y para intentar resolver los puntos negros del proceso que se habían vivido en los cursos anteriores, la ex consejera optó para «simplificar» el procedimiento y cambiar radicalmente su funcionamiento: un único proceso en cuanto a la formación profesional en que se asignan las plazas a partir de la nota y prioridad, no en función de la orden de petición -como se había hecho hasta entonces. De entrada, pues, un cambio que auguraba un mejor funcionamiento de la asignación de plazas.

El nuevo método de preinscripción ha funcionado en diferentes fases. En primera instancia, solo se podían matricular los alumnos a los cuales se los asignó la primera plaza solicitada. En cambio, los alumnos que no consiguieron la primera plaza demandada -y, por lo tanto, la posibilidad de matricularse- han tenido que participar en un segundo periodo de asignación, el cual se ha llevado a cabo a lo largo del mes de julio. Durante estos dos procesos ordinarios de adjudicación de plazas, según datos facilitados por el departamento a principios de septiembre –dos semanas antes del pistoletazo de salida del curso escolar–, se presentaron 46.769 solicitudes de grado superior y se asignaron 31.837, es decir, que había 14.932 estudiantes sin plaza cuando faltaban dos semanas. En cuanto al grado medio, el total de solicitudes presentadas fue de 53.703, y se asignaron 37.231. Es decir, había 16.472 estudiantes sin plaza dos semanas antes del inicio del calendario escolar. En total, la suma del volumen de alumnos que se habían quedado en el limbo del FP en pleno mas de septiembre se ensartaba hasta los 31.404, motivo por el cual Niubó ha expresado en varias ocasiones su voluntad de acortar el proceso de asignación, puesto que considera que el proceso actual es «demasiado largo».

Una alumna de formación profesional en una imagen de archivo / ACN

Una repesca insuficiente

A diferencia de la metodología de asignación previa en el curso 2024/25, este año la consejería de Educación también ha estipulado un periodo de repesca para cubrir las plazas vacantes –puesto que hay plazas vacantes y a la vez alumnas sin plaza– y garantizar que todos los alumnos pudieran cursar un ciclo de formación profesional. En este proceso podían participar las personas que habían formado parte del proceso ordinario y habían quedado sin plaza a pesar de cumplir requisitos -16.914 estudiantes- pero también aquellas que no habían participado y que han entrado nuevas -7.810 jóvenes. Entre todos, el departamento recibió 19.666 demandas por este proceso extraordinario. Según los últimos datos de la consejería, después de esta repesca se han asignado 10.372 solicitudes para estudiar FP, pero 5.458 estudiantes se han quedado sin plaza. Es decir, que todo y el proceso extraordinario todavía hay miles de alumnos que no tienen ningún centro donde fiero sus estudios este curso.

Más allá de los estudiantes que no han podido acceder a ningún grado, desde la consejería también detallan que han quedado 9.142 plazas libres -cifra que se puede incrementar si los alumnos con plaza asignada optan por no matricularse. Desde el departamento atribuyen este decalaje a los alumnos que solo solicitan estudios de una familia profesional determinada y muy solicitada, como pueden ser las Curas Auxiliares de Enfermería -que ha recibido 1.640 solicitudes en la repesca- o gestión administrativa -con 738 solicitudes. Es precisamente por este motivo que la nueva titular de Educación se ha comprometido, tal como ha asegurado en varias ocasiones y coincidiendo con la opinión de buena parte de los sindicatos de docentes, a «reordenar el mapa del FP» para ajustarla la oferta y la demanda, pero también a las necesidades del mercado -una idea que también había puesto sobre la mesa la ex consejera Anna Simó. Niubó ha dejado clara su voluntad de reformular el entramado de formaciones profesionales, pero, a estas alturas, las carencias del sector y el follón en la planificación continúan y miles de alumnos no han podido acceder al FP.

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