Esta semana, un total de 166.992 alumnos de 6º de primaria y 4º de ESO han realizado las competencias básicas, la primera prueba de fuego de la consejera de Educación, Esther Niubó, desde que asumió el cargo para mejorar los resultados educativos de los alumnos catalanes, uno de sus grandes objetivos como titular de la cartera. Estas pruebas de evaluación que realizan los alumnos que se encuentran en la etapa final educativa -tanto de primaria como de secundaria-, cuyos resultados se analizarán en profundidad en los próximos meses, son también una nueva prueba de fuego para mejorar el nivel de catalán en las aulas, ya que en la última década se ha producido una fuerte caída generalizada en esta materia en las dos etapas que se analizan. De hecho, en el conjunto de exámenes de competencias básicas del curso 2023-24, los alumnos obtuvieron la nota media más baja de la última década.
En las últimas competencias básicas, la mala salud del catalán en el aula se demostró, especialmente, en la secundaria obligatoria. En detalle, en las evaluaciones realizadas a los 88.169 alumnos de 4º de ESO se demuestra que los estudiantes mejoran o se mantienen bastante estables en todas las materias excepto en catalán, donde los resultados bajan sostenidamente desde la pandemia. Según los datos que facilitó el Departamento de Educación el año pasado, entonces en manos de la consejera Anna Simó, el área que más se resintió, tal como también había quedado patente en las pruebas PISA, es la comprensión lectora. De hecho, el curso pasado, solo un 22,8% de los alumnos que finalizaban la secundaria obligatoria se situaba en un nivel alto de comprensión lectora en catalán, mientras que un 43,9% obtuvo este mismo nivel en castellano. Es decir, cada vez cuesta más a los alumnos de Cataluña tener una buena comprensión lectora en catalán: «La caída sostenida es fruto de una situación sociolingüística compleja en los institutos», apuntaba la anterior titular de la cartera en la rueda de prensa de presentación de los resultados.

La mala salud del catalán en la escuela
Más allá de los resultados en comprensión lectora de las últimas competencias básicas, el catalán se resintió en «términos generales». En esta materia, según los datos facilitados por la consejería, en primaria solo un 30,4% de los estudiantes evaluados demostró un nivel alto en catalán, mientras que cerca de un 15% obtuvieron un nivel bajo. En esta línea, en secundaria, solo un 13,4% de los estudiantes alcanzaron un nivel alto, casi el mismo porcentaje de alumnos que obtuvieron un nivel bajo -un 13,2%. Estos datos, sin embargo, a pesar de ser inferiores al nivel anterior a la pandemia de la covid, muestran también un ligero repunte en comparación con las competencias básicas del curso 2022-23 -el argumento al que se aferró la anterior consejería a la hora de presentar las cifras.
Mientras el nivel de catalán en el aula continúa disminuyendo -excepto el pequeño repunte-, las mismas pruebas indican que los estudiantes que hicieron las competencias básicas el curso pasado demostraron una mejora general en el nivel de castellano, tanto en primaria como en secundaria. En detalle, en la evaluación de esta materia, los alumnos mejoraron resultados en relación con los datos de 2022, momento en que se registraron los peores resultados históricos -desde 2013, según los datos de la consejería. Cabe tener en cuenta, sin embargo, que la mejora fue bastante más significativa en esta asignatura en secundaria porque el punto de partida era mucho más bajo que en primaria. A pesar de las diferencias entre catalán y castellano, sin embargo, la anterior consejería hizo una valoración «positiva» de los resultados de las competencias básicas, ya que dejaban entrever una pequeña mejora general en comparación con el año anterior. Ahora bien, aún queda mucho trabajo por hacer.

Los efectos del bajo nivel en las competencias básicas
Aunque las competencias básicas son unas pruebas diagnósticas que no tienen un impacto real en la evaluación del alumno, un estudio reciente de la Fundació Bofill apunta que los estudiantes de secundaria con un bajo nivel en estas pruebas abandonan los estudios postobligatorios más del doble que los que alcanzan las competencias. Concretamente, el informe elaborado por la entidad de pedagogos a partir de los datos del curso 2020-21 señala que más de un 20% de los alumnos que no alcanzaron un nivel mínimo en las pruebas de final de etapa terminaron abandonando sus estudios postobligatorios, tanto de formación profesional como de bachillerato. El abandono, sin embargo, no es la única consecuencia de los malos resultados en las competencias básicas.
Otro estudio de la misma Fundació Bofill señala que «prácticamente 9 de cada 10 alumnos que en las pruebas de 6º de primaria tuvieron un rendimiento bajo en matemáticas continúan teniéndolo en las pruebas de 4º de ESO». Es decir, que los alumnos que ya les costaba alcanzar buenos resultados en las competencias básicas de primaria no tienden a mejorar en las mismas pruebas de secundaria. De hecho, el mismo informe señala «más del 60% del alumnado con rendimiento medio y alto» del último curso de primaria «baja su nivel» en las pruebas de secundaria. Una tónica que se puede entrever en los resultados de las últimas competencias básicas, ya que, mientras un 21,4% de estudiantes de primaria alcanzaron un nivel alto, en secundaria esta cifra cayó hasta el 15% en secundaria. Es decir, el porcentaje de alumnos con unos resultados elevados en secundaria es ligeramente inferior que en primaria.

Las matemáticas, otro reto de la consejería
Aunque las últimas competencias básicas demostraban una ligera mejora en el nivel de los estudiantes, tanto de primaria como de secundaria, en matemáticas, los resultados del Estudio Internacional de Tendencias Matemáticas y Ciencias (TIMSS) -que se publicaron a mediados del pasado mes de diciembre, con Esther Niubó ya al frente de la consejería- cayeron como un jarro de agua fría sobre la comunidad educativa. Ahora, con estas evaluaciones, Cataluña tiene la oportunidad de dar un paso adelante y revertir, mínimamente, los malos resultados de las pruebas internacionales. Ahora bien, la misma presidenta del Consejo Superior de Evaluación y directora general de Innovación, Digitalización y Currículum, Mercè Andreu -uno de los cargos de peso dentro de la consejería de Educación- ya remarcó el pasado mes de diciembre a raíz de la publicación de los resultados del informe que los cambios en educación «necesitan tiempo».
De momento, la consejería está trabajando para mejorar la competencia de los estudiantes en esta materia con el programa Florence, un plan de refuerzo en el aula que permite a los docentes profundizar en esta asignatura. Aunque el programa ya se puso en marcha coincidiendo con el inicio del curso escolar, no ha sido hasta el inicio del segundo trimestre -es decir, el mes de enero- que ha terminado de culminarse. Estas competencias básicas, pues, son la primera prueba de fuego para la consejera Niubó para intentar revertir la caída sostenida del nivel de la escuela catalana, especialmente en lengua, y cosechar los primeros frutos de sus políticas al frente de la cartera. Ahora bien, recuperar el nivel previo a la pandemia aún es una carrera de fondo.