Mañana distraída en la penúltima jornada del juicio a la presidenta suspendida del Parlamento de Cataluña, Laura Borràs, en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). La agenda ya preveía un día intenso y se ha cumplido la expectativa, hasta el punto que la declaración de Borràs se ha tenido que posponer hasta la tarde. Desde las diez de la mañana hasta prácticamente las dos del mediodía, han comparecido los peritos informáticos de la Guardia Civil que participaron en la investigación y los peritos de la defensa. Los cuatro –dos por bando– han confrontado, debatido y discutido con vehemencia sobre la custodia de la prueba.
Un debate donde ha participado activamente el presidente del tribunal, el magistrado Jesús María Barrientos, que ha sido estricto con el margen que dejaba a las preguntas, tanto a los abogados defensores como al ministerio público. La gran batalla se ha librado alrededor del
La importancia de esta prueba y su validez es clave. En detalle, son comunicaciones entre Borràs y el coacusado Isaías Herrero, el informático que fue contratado 18 veces para hacer webs de la Institución de las Letras Catalanas cuando la presidenta suspendida del Parlamento de Cataluña era la directora. Tanto a Borràs como a Herrero y a un tercer acusado, Andreu Pujol, les piden penas de prisión por prevaricación y falsedad documental a raíz de estos contratos.

Clonaciones y copias de los documentos
La batalla, pero, estaba prevista, si se tenía presente el peritaje aportado por la defensa de Borràs. Un documento de 71 páginas, al cual ha tenido acceso El Món i que critica que los Mossos d’Esquadra aseguraron los archivos copiados y decomisados con los sellos conocidos como
En este punto, los agentes también han insistido que los 14 dispositivos USB que han dejado huella digital en los archivos clonados son de los Mossos d’Esquadra. Un hecho que la Guardia Civil ha intentado neutralizar alegando que seguramente respondían a dispositivos de grabación de la misma policía o a la impresora que los Mossos utilizaron para imprimir los correos electrónicos incriminatorios en el mismo domicilio de Isaías Herrero, el día que lo registraron. De hecho, la Guardia Civil ha defendido a capa y espada el trabajo de los Mossos en esta investigación: precisamente la tarea que los peritos de la defensa ponen en entredicho.
Trifulca por los horarios
El contexto del debate ha sido el origen de la prueba confiscada y la cadena de custodia. Lo que se ha evidenciado en la sala de vistas esta mañana es que, cuando los Mossos intervinieron los dispositivos en casa de Herrero, no los aseguraron. Posteriormente, la Guardia Civil los clonó en el Tribunal Supremo, cuando recogió la causa por el aforo como diputada de Borràs. Fue entonces cuando se dio una copia a la defensa, y el original se quedó a disposición del tribunal. Este clonado ha sido la base de la investigación y la policía asegura que ya no tocaron nada más.
En este sentido, los investigadores han recordado, a preguntas de la defensa, del ministerio fiscal y del tribunal, que hicieron copias de trabajo para analizar el contenido a fondo. De hecho, en el interrogatorio de la defensa, la Guardia Civil ha admitido que no hay ninguna prueba técnica que certifique que las copias fueran iguales que el clonado o el original. Pero han instado al tribunal y a las partes a comparar el contenido de los informes policiales con el contenido de los discos duros, que están en posesión del tribunal. Precisamente, en este clonado ha habido otra discusión basada en la hora marcada de la última modificación de los archivos. El peritaje de Borràs explicita que con los discos duros que trabajaron los policías había «interacciones» una vez hecho el registro en casa Herrero.
Hacia el final del interrogatorio, el ministerio fiscal se ha dado cuenta de un posible error en su informe. Barrientos, a quien no ha quedado clara la importancia del error, ha preguntado a los peritos, directo a barraca. «Es un error de