Sea como sea, la Guardia Civil tiene que encontrar un muerto para acabar de remachar la acusación de terrorismo en la causa del Tsunami Democràtic. Los agentes de la poderosa Unidad Central Especial 3 de la Jefatura de Información de la Guardia Civil han invertido en ello todos los esfuerzos y algo más. Así lo demuestran las últimas diligencias aportadas para relacionar la muerte por un infarto de un ciudadano francés en la terminal 2 del aeropuerto del Prat con la protesta contra la sentencia del Procés en octubre de 2019. Unos atestados que muestran la desesperación del instituto armado para poder llevar al juez el cadáver que necesita para agravar la causa.
Precisamente, el mismo día que el Tribunal Supremo decidió abrir causa penal por terrorismo contra el presidente en el exilio, Carles Puigdemont, y el republicano Ruben Wagensberg, secretario de la Mesa del Parlamento, los instructores presentaron un puñado de nuevas diligencias. Por un lado, los atestados ponen en entredicho la manera como el Sistema de Emergencias Médicas asistió al ciudadano francés que sufrió el infarto. Y, por otro lado, dan un paso más y elaboran una inédita y retorcida «pericial» para saber los diferentes cauces de comunicación entre el aeropuerto y el Hospital de Bellvitge y el tiempo de distancia entre las dos instalaciones.

La Guardia Civil pone en entredicho la decisión de los médicos
En el primer atestado, presentado con número 2353 y con fecha de 26 de febrero de 2024, el agente con firma anónima L18420D expresa su desconfianza en la decisión del traslado del paciente. De hecho, no tiene ningún reparo en poner en entredicho la decisión de trasladar el paciente en helicóptero al hospital de referencia. Incluso lo califica de «llamativo». En este primer atestado, de cinco páginas, se recogen los informes de asistencia del SEM, así como el de la recepción del enfermo por parte del Hospital de Bellvitge y del Centro de Coordinación. Unos datos que los agentes no se abstienen de valorar, incluso analizando los criterios médicos de la decisión.
«Si teniendo en cuenta el tiempo como factor clave en la supervivencia de una persona después de sufrir un infarto», escriben los analistas del instituto armado, «se toman como referencia los 10 minutos que tardaron los agentes encargados en recorrer el trayecto entre el parking de la terminal T2 y el Hospital Universitario de Bellvitge, es bastante llamativo, en vista de los informes presentados, que si ya se encontraba una ambulancia medicalizada del SEM en el lugar, según indica AENA en su escrito, no fuera trasladado el paciente con la misma hasta el hospital, reduciendo considerablemente el tiempo del traslado».

Un seguimiento al minuto
Los investigadores elaboran un histórico de la atención médica al ciudadano francés que murió combinando los datos del SEM, del Hospital y de AENA. Con un sudoku de horarios fuerzan el relato de los hechos para conseguir demostrar que la vía más rápida de transporte de un enfermo es por carretera y no con helicóptero. De este modo, quieren convencer al juez de que el hecho de activar el helicóptero hace incrementar el tiempo de espera y que este incremento fue causado por la manifestación contra la sentencia del Procés.
Los agentes detallan que «el helicóptero aterrizó a las 17.35 horas [en el recinto del aeropuerto] y que el equipo sanitario no llegó hasta el punto donde se encontraba el paciente hasta las 17.46 horas». «El tiempo que transcurre desde la llegada del helicóptero hasta que el equipo médico toma contacto con el paciente es de once minutos. Si a esto se suma el viaje en helicóptero hasta el hospital, el tiempo total es de 43 minutos», calculan los investigadores. «Recordamos que, en vehículo terrestre, se tarda menos de 10 minutos», remarcan para resaltar la diferencia temporal como un motivo de la muerte.
En este punto, recogen el informe del Hospital Universitario de Bellvitge, donde se indica que la hora de ingreso del paciente es a las 18.34 horas y aportan el informe del sistema de Salud de Cataluña donde se indica que, a las 18.25 horas, el helicóptero llega al Hospital de Bellvitge. «El tiempo que transcurre desde el aterrizaje del helicóptero hasta que el paciente ingresa efectivamente en el hospital es de unos 9 minutos, casi el mismo tiempo que se tarda desde el parking de la T2 hasta el hospital con vehículo terrestre», vuelven a subrayar.
«Parece extraño», dicen los agentes investigadores
En el atestado los agentes se ponen a opinar mientras ponen en entredicho la opción del helicóptero. «En vista de lo que se ha expuesto», escriben, «se infiere que la manera más rápida de trasladar a una persona desde el parking de la T2 hasta el Hospital Universitario de Bellvitge sería un medio terrestre en condiciones normales». «Si, como indica AENA, ya había una ambulancia medicalizada del SEM en el lugar del suceso, parece extraño que se opte por un medio que, siendo muy útil y efectivo en aquellas zonas más alejadas de los hospitales, en este caso aumenta considerablemente el tiempo, hasta un 97% más, en el traslado del paciente«, critican.
Con esta base aprovechan por casi acusar de mentir el sistema de Salud de Cataluña. «Si se toma como referencia el informe emitido por AENA, donde se indica que el acceso del tráfico rodado hacia el aeropuerto, a las dos terminales, por la carretera C-31, vía por la cual los agentes hicieron la peritación, se vio afectado por la marcha ciudadana de aproximadamente 8.000 personas, el helicóptero, en este caso, sería el medio más rápido para poder trasladar una persona desde la terminal hasta el hospital». «El sistema de Salud de Cataluña, en su informe, menciona que el traslado por medios aéreos se acordó de acuerdo con la gravedad del paciente y la rapidez que aporta este medio atendidas las circunstancias concretas del caso que, a la vista de lo que se ha expuesto, hace pensar que una de estas circunstancias fuera la afectación del tráfico por la marcha ciudadana«.
Incluso, una peritación

Los agentes, para acabar de terminar su teoría, no tuvieron más ocurrencia que hacer una curiosísima -y extravagante judicialmente hablando- prueba pericial. Tres agentes, identificados con el TIP Z37748S, N89862V y T93431Q se suben a un Skoda sin logotipar con la matrícula PGC 2879 y se dedican a hacer ocho viajes en diferentes horas entre el 18 de diciembre y el 20 de diciembre para constatar cuánto de tiempo se tarda desde la terminal hasta el Hospital de Bellvitge, en ambos sentidos de la marcha. En ninguno de los casos se superan los once minutos.
Los agentes ya tienen lo que querían, pero les falta la justificación médica. Tampoco será un problema. Los investigadores encuentran una entrevista en la revista de la Universidad de Barcelona, que recoge el departamento de prensa de la Fundación del Corazón, con el que fue director clínico del Área de las Enfermedades del Corazón de Bellvitge, Angel Cequier, entre 2010 y 2019. «El corazón es un músculo. En los infartos hay una relación muy clara entre la recuperabilidad del corazón y el tiempo que pasa hasta que intervenimos: cuanto más tardamos, menos músculo cardíaco se conserva. Cada hora es determinante», transcriben los agentes.
Unas declaraciones con que supuestamente constatan que la muerte fue producida no por un infarto, sino porque se decidió trasladar el afectado con helicóptero porque había manifestantes en la T2. Este es el hilo rojo con el que los guardias civiles explican al juez que el muerto del 14 de octubre de 2019 por un infarto, que ningún juez ni investigador relacionó con las protestas, serviría de clave para la acusación por terrorismo de Tsunami Democrático.