El secretario general de Junts, Jordi Turull, y la presidenta de la comisión de garantías de su partido, Magda Oranich, han pactado calma y discreción después de las polémicas declaraciones de la abogada, en las cuales opinaba que Borràs tendría que dimitir como presidenta del Parlamento. «Si yo fundido ella, ya habría dimitido», aseguraba Oranich la semana pasada en una entrevista a Radio 4. Después de la ejecutiva de Junts de este lunes, en la cual se trató el tema de puntillas, Turull se ha reunido este martes por la mañana con Oranich y, tal como ha podido saber El Mundo, le ha pedido calma y discreción teniendo en cuenta que quedan menos de dos meses para las elecciones municipales.
Se trata de un mensaje que Turull ya lanzó a la reunión de la ejecutiva de este lunes, en la cual pidió suspender los envíos de ejecutivas locales y comarcales que pedían la dimisión de la presidenta de la comisión de garantías y, sobre todo, que no salgan a la luz, como ha pasado con noticias publicadas por este diario, tanto este domingo como este lunes mismo. Turull quiere evitar ruido y mira de navegar entre las dos aguas y, por eso, se ha reunido este lunes por la mañana con Oranich.

Reunión «cordial» y malestar de Oranich por los insultos
La reunión ha ido «bien» y ha sido cordial entre dos personas que se tienen un respeto mutuo. Aun así, Oranich le ha expresado su malestar por los miles de insultos que ha recibido Oranich en las redes sociales de usuarios defensores de la presidenta de Junts, Laura Borràs. Así mismo, Turull también ha pedido a la abogada que convoque una reunión ordinaria de la comisión de garantías. En la ejecutiva de Junts de este lunes, las dos familias evitaron tomar mal, unos y otros. «Turull no quiere ruido», aseguraba un dirigente. El secretario general del partido ve la cuestión como un peligro grave para la frágil estabilidad del partido, mientras que el sector de Laura Borràs considera que no tienen bastante fuerza interna para conseguir la marcha de Oranich si se produce una votación. Ninguno de los dos sectores quiere sacudir la formación más de la cuenta de momento.
Mientras Turull hace equilibrios para evitar la rotura del partido, el PSC ha registrado esta mañana una proposición de ley del reglamento del Parlamento. Según el texto que proponen los socialistas, el pleno del Parlamento podrá deponer el presidente del Parlamento o cualquier otro miembro de la Mesa por «pérdida de confianza» de la mayoría de diputados. También lo podrá hacer si ha salido del grupo parlamentario por el cual fue escogido, independientemente de si lo hace por voluntad propia o porque ha sido expulsado. En cualquier caso, la pérdida del cargo a la Mesa no implicará perder el escaño, a pesar de que en el caso de Laura Borràs su acta de diputada ya cuelga de un hilo porque la Junta Electoral Central (YAZCO) estudia retirarla después de la sentencia del TSJC.
Ninguno del resto de grupos parlamentarios ha expresado su disconformidad, exceptuando Junts. Los republicanos ya han avisado que no descartan apoyar a la reforma e insisten a sustituir Borràs por otro líder independentista. Así mismo, los comunes han celebrado la propuesta socialista, mientras que desde el PP dicen que «lo está analizando».
Presión de ejecutivas comarcales
Para acabarlo de adobar, varias ejecutivas comarcales han pedido ya la dimisión de Oranich para “incumplir la neutralidad” como presidenta de la Comisión de Garantías. Es el caso del Comité Comarcal de Junts del Vallès Occidental-Terrassa y la Ejecutiva Comarcal del Urgell, en comunicado interno a la ejecutiva nacional y a la Comisión de Garantías a los cuales ha tenido acceso El Mundo. Además, la Agrupación del distrito de las Cortes, de Barcelona, se ha sumado a esta petición –firmada personalmente por el borrasista manifiesto Ivan Condé–, mientras que la Agrupación del distrito de San Andreu ha organizado una consulta este miércoles para que los afiliados puedan votar si creen que “hay que reprobar Magda Oranich”.