“Entendemos que el Partido Socialista ahora quiere hacer ver que quiere aprobar los presupuestos, pero en realidad no los quiere aprobar porque si quisiera aprobarlos, cumpliría los compromisos que son imprescindibles para hacer posible la aprobación”. Este fue el razonamiento expresado por Oriol Junqueras, como presidente de ERC, el pasado 18 de agosto desde la Universidad Catalana de Verano (UCE), celebrada en Prada (Conflent). Una reflexión en voz alta que tenía una derivada también directa: “No habrá negociación hasta que no se cumplan las negociaciones anteriores”.

Es decir, toda una advertencia para Salvador Illa que enmarcaba el inicio del curso político y situaba a ERC en medio de la ecuación de la gobernabilidad del país. Una línea en la que se moverán los republicanos en el curso político que se inicia después del larguísimo proceso congresual que ha vivido la formación, con la clausura antes del verano de los poderosos congresos regionales y comarcales y aún con la elección pendiente de algunos cabezas de lista, como el de Girona, para los comicios municipales de 2027. Precisamente, en este sentido, se han celebrado encuentros interesantes como el del alcalde de Manresa, Marc Aloy, con el protocandidato de Tarragona, Xavier Puig, actual concejal en la ciudad y que cuenta con el aval del exalcalde Pau Ricomà.

Por otro lado, ERC, de la mano de los dos zapadores del partido, Pau Morales y Oriol López, ha comenzado a engrasar la maquinaria para establecer los poderes internos. Morales y López, con una especie de leninismo orgánico 3.0, son los encargados de fortalecer las estructuras orgánicas y territoriales. Principalmente, las sectoriales de la formación y las federaciones regionales, que habían quedado bastante dañadas con la crisis interna del partido y por la tendencia, al tener el Gobierno, a fagocitar estas estructuras. De ahí que será interesante ver el resultado del Consejo Nacional de la formación del mes de septiembre, el senado del partido donde se debe debatir no solo el juego de las corrientes internas sino las posibles relaciones con otras formaciones que podrían llegar a ser «orgánicas», es decir, con un nexo estable con el partido. Como detalla un veterano militante del partido, «Junqueras intenta recoser el partido, pero tiene poco hilo».

Marc Aloy i Xavi Puig, en la seva trobada a Manresa el passat 27 d'agost/M.Aloy/X
Marc Aloy y Xavi Puig, en su encuentro en Manresa el pasado 27 de agosto/M.Aloy/X

Financiación y presupuestos

La negociación de la financiación singular, que los republicanos califican de indispensable para continuar el apoyo parlamentario a los socialistas, es una de las claves de la legislatura. Así se lo han hecho notar a Junqueras los cuadros territoriales con quienes, en una frenética agenda, se ha ido encontrando desde que fue reelegido como presidente de la formación. Para las voces territoriales, ni con la supuesta condonación del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) ni con la empresa mixta –aún con mayoría estatal– para el traspaso de Rodalies es suficiente, y quieren más avances para justificar la continuidad del apoyo de ERC al PSC.

Aunque también hay otras voces que no ven más alternativa que continuar apoyando al actual Gobierno, otras, incluso de la misma ejecutiva, no dudan en tildar al PSC de «trileros», pero el margen de negociación es bastante limitado porque el pacto de legislatura determina mucho la posición. De hecho, fuentes de la dirección aseguran que, desde el junquerismo aún «suavizaron» algunas de las «carpetas» que el rovirismo había acordado con los socialistas.

En todo caso, Junqueras emitió en agosto la advertencia de que la negociación de los presupuestos debía ir ligada a la de la financiación. El líder de ERC calificaba de “claramente insuficientes” las bases de la nueva financiación presentada por el Gobierno. “Son bases claramente decepcionantes y que están a años luz de lo que debería ser y, por tanto, es evidente que el Partido Socialista ha decidido situarse a años luz de la posible aprobación de unos presupuestos”, resaltaba. Una advertencia que la consejera de Economía, Alicia Romero, aceptó, aunque Junqueras culpaba más a María José Montero, vicepresidenta del gobierno español y responsable de la parte estatal de la financiación. De hecho, Junqueras quiere apartar a Montero de la mesa de negociación.

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, este jueves en una rueda de prensa en Madrid | Miquel Vera (ACN)

El 25% y la amnistía

Por otro lado, Junqueras sabe que se puede encontrar con un obstáculo duro. En concreto, la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la ley para frenar la imposición del 25% de castellano en las aulas que aparecía en una sentencia del TSJC ratificada hace dos años por el Tribunal Supremo. Si los magistrados no avalan la norma aprobada por el Parlamento –con el acuerdo de ERC, Junts, el PSC y los comunes– ni el decreto del gobierno Aragonès para aplicarla y el gobierno Illa opta por acatar la sentencia sin poner inconvenientes, el «partido de los docentes» se hará sentir en Calabria. La nueva sectorial de Educación de ERC piensa hacerse fuerte en la defensa de la inmersión y espera que la formación no flaquee si el ejecutivo de Illa intenta encubrir una sentencia que diluya la contraofensiva que hizo el Parlamento para proteger la enseñanza en catalán.

No será el único quebradero de cabeza de Junqueras con el Tribunal Constitucional. El líder de los republicanos también espera el cumplimiento de la amnistía, aunque admite que tiene poca «confianza». En este sentido, recuerda que la «doctrina Junqueras» que sirvió para defender la inmunidad de los eurodiputados por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) «no le sirvió» para obtener el acta de eurodiputado. Las dudas de Junqueras han calado en Illa, que este viernes ya reclamaba el «cumplimiento efectivo de la amnistía».

Joan Tarda y Gabriel Rufián en el Congreso de los Diputados / Europa Press

Partido y país

Sea como sea, Junqueras continúa su Giro particular por el territorio siguiendo las instrucciones de su núcleo, que son convertirse en candidato más que hacer de presidente de ERC y dejar atrás la etapa de preso político. «Tiene que intentar hacer de míster Wolf, un experto en solucionar problemas», dicen, recordando al mítico personaje de Pulp Fiction, desde su equipo. Así, Junqueras aprovecha las visitas por todo el país y, especialmente, donde ERC tiene alcaldes o gobierna, para intentar resolver conflictos, peticiones, inversiones o proyectos atascados en Palau, en el Parlamento o en la administración. Una manera de construir su liderazgo político y electoral en clave de efectividad, y contrarrestar el pragmatismo del PSC a la hora de hacer política.

Pero estas visitas también tienen un trasfondo político pensando en el 2027 y la amenaza que podría afectar a todos los partidos, que sería Aliança Catalana. Además de preparar una ofensiva de «fiscalidad» para evitar sectores económicos que generen baja productividad también prepara un discurso de política real, aunque algunas voces de la formación todavía lo ven con poca convicción, volátil o que busca contentar a todos. En este sentido, cabe tener presente al responsable de estrategia del partido, el exalcalde de Roses, Joan Plana, que apuesta por soluciones intermedias con la inclusión de la inmigración como reconvertir el «dijous Gras» en una fiesta presidida por el queso y la tortilla y no por el cerdo.

En este marco, es especialmente destacable que este mes de septiembre, la formación aprobará el reglamento definitivo de las corrientes internas. Una medida aprobada en el congreso de Martorell, pero que a la dirección tampoco le despierta grandes pasiones porque es difícil que estas organizaciones sean «internas» o sean instrumentos de oposición efímeros en la actual velocidad de la política. De hecho, Junqueras ya se ha ocupado de bloquear las ideas de Gabriel Rufián y Joan Tardà de hacer pactos electorales con fuerzas de izquierdas españolas. Una posibilidad, emitida como un globo sonda, que no hizo ninguna gracia a la nueva guardia de Calabria ni a los que hasta el pasado mes de octubre dirigieron el partido.

¿Y el 2027?

En esta línea, Junqueras quiere centrar mucho los objetivos de las municipales de 2027. Su apuesta de Elisenda Alamany por Barcelona podría tener aún contrincantes sorpresa que podrían tener otras derivadas en otros comicios, como unas elecciones al Congreso adelantadas. Junqueras sabe perfectamente que del resultado de 2027 depende buena parte de su futuro dentro de la formación de los republicanos, teniendo en cuenta que a día de hoy tiene 329 alcaldías y 2.898 concejales en todo el país. Una cifra que ya bajó después del batacazo electoral de las últimas municipales, en las cuales perdió 300.000 votos respecto a las de 2019.

Aclarida Barcelona, quedan otros municipios dudosos como Girona, con la decisión de Marc Puigtió de presentarse como alcaldable sin mostrar las siglas de ERC. Otro de los puntos calientes es Tarragona, donde parece que Xavier Puig acumula todos los números del sorteo. Y en otras plazas que pueden ser complicadas para ERC, como Vic, podría haber un cambio sonoro de candidato, con Joan Ballana como cabeza de cartel. Además, ERC también espera que se archive la causa contra la alcaldesa de Sitges, Aurora Carbonell, de la cual se han practicado ya las últimas diligencias y la jueza aún tiene que decidir qué hace de una instrucción que dura desde antes de las últimas municipales. Una situación que fortalecería la política municipalista de la formación en manos de un cartógrafo como es Santi Valls.

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