ERC ha vivido la primera jornada de la segunda parte de su 30º congreso sin ninguna sorpresa hasta el final del día. Ha sido la guinda del pastel de celebración de una fiesta del junquerismo. En concreto, el informe que ha presentado el veterano Joan Tardà como presidente de la «comisión de la Verdad» sobre la trama B del partido. Un ejercicio que muchos han visto como una ”catarsis» y otros, como la líder de Foc Nou, Helena Solà, como un «escarnio». Y los miembros de la antigua dirección no han ocultado su indignación al salir del recinto industrial donde se celebra el cónclave.
Era la última victoria de Oriol Junqueras después de una jornada donde, sin despeinarse, ha ganado abrumadoramente las ponencias que se sometían a votación. La ponencia política -la hoja de ruta estratégica- y la ponencia estatutaria se han cerrado sin ningún problema. Y solo queda pendiente, para este domingo por la mañana, la ponencia estratégica. De hecho, de las tres ponencias que deben votarse, solo han quedado diez enmiendas vivas. Por otro lado, el cónclave republicano también ha servido para rendir cuentas sobre los pactos políticos de los republicanos con los socialistas, tanto en Cataluña como en Madrid. Una explicación de una hora y cuarto, en la cual no han intervenido, ni en turno de réplica, los congresistas.
Ha sido un verdadero vae victis (ay, de los vencidos), la famosa locución latina que muestra la impotencia del vencido frente al vencedor. Esta tarde, pues, Junqueras y su dirección podrían haber cambiado el famoso Puente del Diablo de Martorell por un Arco del Triunfo. El resultado ha sido favorable a todos sus objetivos. Ni las antiguas candidaturas que podrían haberse erigido en una dura oposición, los integrantes de Nova Esquerra Nacional o de Foc Nou, han planteado grandes batallas, salvo la intervención de Joan Puig, defensor de la enmienda del catalán como única lengua oficial -la enmienda 3320, que fue aceptada-, que ha reclamado que Gabriel Rufián hable en catalán en el Congreso.

Sin rival
La idea de muchos miembros defensores de la actual dirección es que ERC debe decidir si “quiere firmar decretos” o bien “encabezar manifestaciones”. La dicotomía que el junquerismo ha puesto sobre la mesa a la militancia, con una ponencia política diferente de la ponencia estratégica y demorando el debate principal del modelo de partido a dos años vista con una conferencia nacional. De hecho, el portavoz del partido, el experimentado terrassense Isaac Albert, con estética Zelensky, ha podido salir cómodamente en las comparecencias de prensa a explicar con desenvoltura la evolución del congreso solo mostrando los números de las votaciones y de las enmiendas.
Al fin y al cabo, la jornada de este sábado ha sido para la nueva dirección de ERC el sueño húmedo de cualquier dirigente de una formación política: una verdadera balsa de aceite donde todo lo importante estaba más que dicho y hecho. Las cifras son contundentes: de 1.851 enmiendas, solo han quedado vivas diez. En concreto, de las 867 a la ponencia política solo sobreviven cinco; de las 750 a la ponencia estatutaria, se mantienen dos y de las 234 a la estratégica, permanecen tres. Y más números. La votación del informe de presidencia se ha aprobado con 644 votos, 139 en blanco y 29 en contra. Es decir, que la gran oposición ni siquiera ha votado en contra del informe.

Nuevos estatutos, nueva hoja de ruta
Uno de los puntos fuertes ha sido la aprobación de los nuevos estatutos, la trigésima vez que se reforman. Unos estatutos que el zapador del partido, el secretario general adjunto, Oriol López, y el joven vintage secretario de Organización, Pau Morales, han alabado como un instrumento para hacer un partido menos burocrático, más simple y que permita a los militantes ser más «activistas». En este sentido, han resaltado el incremento de la representación del mundo local y de los expresidentes de país en el consejo nacional que quieren reconvertir en el «gran parlamento del partido».
En este contexto, el cónclave también ha aprobado la creación estatutaria de corrientes internas. Pero con condiciones. Serán bautizadas como corrientes de opinión y deberán cumplir unos requisitos determinados. Por ejemplo, tener el 3% de la militancia, tener alcance nacional y que deberán tener unas características para que el partido interprete que están vivas y se prolongan en el tiempo.
En cuanto a la nueva hoja de ruta del partido, la ponencia adopta -aunque lo hará con más detalle en la ponencia estratégica- la apuesta de Agora, la corriente de Joan Tardà, por «abrir el foco del partido» y erigirse en un partido que reúna a «soberanistas e independentistas» para la consecución de la república catalana. En cuanto a las enmiendas vivas, versaban sobre la jornada laboral -ERC se compromete a avanzar para lograr las 32 horas y reivindica las 35- y el resto, sobre sostenibilidad que defendían el «decrecimiento». Enmiendas que han caído.

ERC hace una valoración “moderadamente positiva” de la ejecución de los acuerdos con PSOE y PSC
Por otra parte, la dirección de Esquerra Republicana ha hecho una valoración «moderadamente positiva» del estado de ejecución de los acuerdos de investidura con el PSOE y el PSC en la presentación del informe de la Comisión de Pactos que se ha hecho en el marco del cónclave republicano y que han presentado el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, y el presidente del grupo parlamentario, Josep Maria Jové, y la portavoz Ester Capella. El director general de ERC, Lluís Salvadó, y la misma Capella han informado posteriormente en rueda de prensa que los pactos van “avanzando”.
También han subrayado que para que sigan en buena dirección los republicanos deberán ejercer presión haciendo uso de las palancas de poder que tienen en las cámaras. «Hay que ir trabajando cada día. Esto no es un trabajo de un día, es de años de ir haciendo seguimiento. Hay proyectos que encontrarán incidentes y obstáculos y debemos tener habilidad para lograr la implementación de los acuerdos», ha manifestado Salvadó.