Francesc Vilà Sales (Colònia Güell, 1916 – Barcelona, 1986) fue uno de los seis miembros del primer grupo que inició las rutas de la libertad en el año 1939, clave para ayudar a muchas personas a huir del nazismo y del fascismo a través de estos caminos, en los años iniciales y más duros de la dictadura franquista. Su hija, Montserrat Vilà, explica en conversación con El Món que su padre luchó por sus ideales. Y añade que «sabía que, si uno quiere tener derechos, debe batallarlos, y el centro de su vida fue la lucha por una Cataluña libre». Sin embargo, lamenta que su padre, que será homenajeado este domingo en l’Espluga de Francolí –la familia era originaria de la Conca de Barberà–, no recibió ningún reconocimiento en vida. «Lo persiguieron casi hasta la muerte», afirma. De hecho, él mismo fue discreto hasta el extremo, y no contó lo que había hecho ni a su hija. Será homenajeado muchos años después de morir y solo a escala local, y no por parte de ningún organismo nacional.
Vilà fue uno de los primeros en escaparse del campo de concentración de Argelers (Cataluña Norte). Gracias a que tenía familia en Perpiñán, se pudo recuperar física y emocionalmente en poco tiempo. Durante la estancia en Cataluña Norte, según explica su hija, contactó con Daniel Cardona para organizar el retorno a la «Cataluña ocupada para organizar la resistencia», lo cual se produjo el 26 de julio de 1939. Los seis miembros del primer grupo –formado por «un grupo de toda la vida», entre los cuales también estaba Gregori Font– hicieron el recorrido hasta llegar al macizo de l’Albera, pero dos de sus integrantes no pudieron continuar la ruta y regresaron. Font y Vilà, junto con Jaume Martínez y Ramon Pallarès, siguieron el camino y lograron llegar a Barcelona. «Eran muy valientes», insiste la hija de Vilà.
«Se jugó la vida muchas veces por gente que no conocía de nada, y nunca cobró nada por pasar la frontera» puntualiza Montserrat Vilà. Según relata, la función principal de las rutas de la libertad era «establecer una conexión de resistencia entre el exilio y el interior del país». «También ayudaban a los servicios secretos británicos y franceses porque si había un desembarco en la zona y ganaban los aliados, les ayudaran a liberar Cataluña», detalla Montserrat Vilà, y añade que «estos servicios secretos, junto con los estadounidenses, les pedían que acompañaran a gente a pasar de un lugar a otro porque conocían muy bien la ruta de tantas veces que la habían hecho». «Él y todo su grupo se jugaron la vida por unos ideales, la liberación de Cataluña, para que fuera un país independiente; y se la jugaban cada vez que salían de su escondite», remarca.

La hija de Francesc Vilà se enteró de la actividad de su padre hace dos años y medio
Montserrat Vilà recuerda que su padre nunca les contó que era pasador porque «era una persona muy reservada» y, de hecho, se enteró hace dos años y medio, en noviembre de 2022. «Leyendo un diario digital vi que se convocaba una charla sobre las rutas de la libertad y en la fotografía aparecía mi padre», recuerda. Es a partir de ese momento que la familia tiene conocimiento de que Francesc Vilà fue «uno de los primeros que entró en la Cataluña ocupada para organizar la resistencia». «Empecé a leer, a investigar y a buscar sus papeles» porque, según relata Montserrat, tenía guardada una carpeta de su padre. Y también contactó con la Fundació Reeixida. «Escribió muchas cosas», apunta.
En los documentos que encontró, que define como «unas memorias» de su padre, ha podido leer «la primera parte de la historia», sobre la guerra y principio de exilio, pero lamenta que «falta mucha cosa». «Todavía hace muy poco que estoy investigando», admite. Sin embargo, narra una anécdota escrita por su padre en uno de los documentos encontrados, en el cual detalla que un pastor de cabras les salvó la vida durante una de las rutas. «El pastor debió verlos jóvenes y buena gente y les dijo que no fueran hacia la fuente de Taravaus porque allí había un grupo de soldados del ejército franquista, y les comentó que estaban en riesgo» detalla. Y afirma que «gracias al pastor cambiaron la ruta y pudieron esquivar a los soldados».
Un homenaje «importante» pero que llega muy tarde
Después de la presentación del proyecto de la Fundació Reeixida Rutes de la llibertat, en l’Espluga de Francolí, el Ayuntamiento hará un homenaje este domingo a Francesc Vilà, con la inauguración de una placa que lo recordará. «Ya era hora, porque el padre hace 39 años que murió y nunca recibió ningún reconocimiento por todo este esfuerzo humanitario», dice su hija, que resalta que «mucha gente salvó la vida porque él arriesgó la suya». «Y eso nadie se lo ha agradecido», lamenta. «Él se podría haber quedado en Perpiñán en el sofá de casa de la tía, y seguramente habría recibido algún reconocimiento», reflexiona. «No solo nadie le dio las gracias, sino que lo persiguieron casi hasta la muerte», denuncia. Montserrat Vilà agradece ahora que el Ayuntamiento de l’Espluga «haya tenido la valentía» de homenajear «el esfuerzo ingente» de su padre. También dice que el homenaje también «es importante» para la Fundació Reeixida, porque el Ayuntamiento de l’Espluga es el «primer organismo oficial que hace un reconocimiento de este tipo». Así, este domingo, el alcalde Josep Maria Vidal, Montserrat Vilà y Oriol Falguera, presidente de la Fundació Reeixida, participarán en el acto, e inaugurarán la placa, situada a la altura de la calle Sor Maria Torres, 33.

Falguera, en conversación con El Món, remarca que el homenaje llega después de que el pasado mes de enero se hiciera público un manifiesto en Vilamaniscle (Alt Empordà), que cuenta con la adhesión de 700 personalidades, entre las cuales están los cuatro últimos presidentes de la Generalitat –Artur Mas, Carles Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonès–, alcaldes, diputados al Parlamento, historiadores, docentes y entidades memorialísticas, para pedir a las instituciones –ayuntamientos, consejos comarcales, diputaciones, Generalitat–, cargos para la promoción y la defensa de los derechos humanos, Memorial Democrático, Museo del Exilio y cónsules de los gobiernos de los países que dieron cobertura y ayuda a estos luchadores, que promuevan la señalización de estas rutas por la libertad en las poblaciones implicadas. «Nuestro Gobierno sigue sin decir nada a ninguno de los familiares de los protagonistas de las rutas por la libertad, y la señalización que dijeron que se haría está ahora mismo aparcada», denuncia el presidente de la Fundació Reeixida.
Falguera, además, explica que a través de Wikiloc han trazado «parte de estas» rutas por la libertad, activas desde 1939, para que se pudieran hacer individualmente. Por ejemplo, uno de los caminos de la libertad comenzaba en el municipio rosellonés de Banyuls y seguía hacia Portbou, Colera, Llançà, Vilamaniscle y Rabós (Alt Empordà). Otra ruta es la que comienza en Costoja (Vallespir), y que pasaba por Sant Llorenç de Cerdans (Vallespir), Albanyà (Alt Empordà), Montagut y Oix, Castellfollit de la Roca, Sant Joan de les Fonts hasta Olot (Garrotxa).