Tamara Falcó e Íñigo Onieva han cedido y, finalmente, han dejado de banda la fe para centrarse en lo que realmente les importa. Desde que celebraran su boda multitudinaria, que están intentando ampliar la familia. La hija de Isabel Preysler cumplirá 43 años a finales de año, así que ya no será madre joven precisamente. Esta edad más avanzada no ayuda en su búsqueda de embarazo, ya que ha pasado más de un año y siguen sin ningún avance.
En un principio, dijeron que lo intentarían de manera natural. Al ver que no funcionaba, acudieron a una clínica cristiana que aseguraba que podía ayudar las parejas a tener un hijo sin recurrir a la ciencia -hay que recordar que los más devotos están en contra de la reproducción asistida porque consideran que tiene que ser Dios quién te conceda el milagro de quedarte embarazada-.
Pues bien, finalmente han dejado todas estas creencias aparte y se han decantado por acudir a una clínica de fertilidad convencional. Se aprovecharán de la ciencia para ponerse en manos de profesionales e intentar tener un hijo mediante la técnica

¿Por qué han acudido a una clínica de fertilidad Tamara Falcó e Íñigo Onieva?
La periodista Lorena Vázquez ha podido saber, tal como ha dicho en
«Tamara quiere ser madre en los plazos que se había imaginado y ahora le ha entrado la prisa, quiere que todo sea más rápido. Sabemos que están ilusionados y veremos cómo avanza este tema», han dicho. Tamara había dejado más que claro que quería ser madre de manera natural sin tener que recurrir a ninguna de estas técnicas, pero finalmente habría cambiado de idea al ver que será la única manera de conseguirlo. Ellos, de momento, no lo han confirmado y tampoco han concedido ninguna declaración sobre el tema. El tiempo dirá si les funciona este nuevo intento.







