Pablo Urdangarin es muy feliz en su nueva vida como jugador del equipo de balonmano de Granollers. Se ha trasladado a un piso carísimo de Pedralbes y mantiene una relación formal con una compañera de clase. Johanna Zott, hija de una doctora y de un profesor estudiaba con él al Liceo Francés, comparte con él la pasión por el deporte porque ella también juega en un equipo de voleibol.
No han dudado en mostrarse enamorados en público durante el último partido del hijo de Iñaki y Cristina de Borbón, al que ella ha acudido como animadora en la grada. El chico se ha acercado a ella y le ha dado un beso a los labios con mucha pasión mientras ella le cogía de la cabeza, una escena que ha hecho hablar mucho en la prensa rosa. Curiosamente, ha hecho gracia que justo al lado estuviera su suegra que ha presenciado el momento romántico en primera línea.


Pablo Urdangarin habla con la prensa por primera vez después del divorcio de los padres
La prensa sabe que él es el hijo más abierto de los cuatro Urdangarin, así que intentan que hable sobre la familia siempre que podan. En esta última ocasión, le han preguntado sobre el 18.º cumpleaños de su prima Leonor y el chico no ha querido dar muchos detalles: «Sabéis que prefiero no responder a estas cosas y focalizarme en el balonmano. Prefiero no hablar de temas personales, gracias».
Los periodistas querían un titular y le han preguntado qué consejos le ha dado el padre sobre esta vida como deportista de élite: «Me ha dicho que disfrute, aprenda y ayude al equipo como pueda… poco más. Al final jugamos para disfrutar y pasárnoslo bien».
¿Siente presión para tener a su espalda el apellido -maldito- del padre? «Estoy acostumbrado al apellido porque he crecido con él. No es una cosa que te ganes a lo largo de tu vida; yo vivo acostumbrado en esto desde pequeño y no es una cosa que me pese. El año pasado en el Barça era algo más difícil, pero me lo quité de encima y ahora bien».