El expresidente de Uruguay José Mujica ha muerto este martes a los 89 años tras una larga lucha contra un cáncer. Así lo informó en un tuit el actual presidente del país sudamericano, Yamandú Orsi, quien días atrás ya había avisado de su estado crítico. Carismático por su sencillez, una de las voces más críticas con el capitalismo, Mujica se erigió en emblema de la izquierda latinoamericana y de todo el mundo. Sobrevivió a seis disparos en su etapa de guerrillero y salió vivo de 13 años de encarcelamiento político y torturas durante la dictadura. Nunca perdió la fe en la política y en 2010 regresó para ser presidente de Uruguay, imponiéndose en las urnas con más de la mitad de los votos.
Acclamado por sus seguidores y por medios de todo el mundo, que a menudo perseguían una de sus frases lapidarias, Mujica había pedido que lo dejaran «morir tranquilo». Anunció que el cáncer de esófago que padecía se había extendido en una entrevista al semanario Búsqueda. Dejó el tratamiento y, con la solemnidad que lo caracterizaba, informaba al mundo entero que estaba dispuesto a morir. Desapareció de la esfera pública, aunque apoyó al actual presidente del país en las últimas elecciones presidenciales. Fue de las últimas apariciones públicas.

Un presidente revolucionario
Durante su presidencia, de cinco años, Uruguay emprendió caminos de apertura. El país aprobó bajo su liderazgo el matrimonio homosexual y la ley de aborto. Mujica también fue el primero en legalizar el consumo de Marihuana. En nuestro país, Mujica ha sido altamente reivindicado por los sectores de la izquierda. El uruguayo había participado en campañas electorales y había apoyado a la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau. «Seguirás inspirando siempre nuestras luchas», escribieron los Comuns en su perfil de X.
Mujica se había convertido en un referente político, un hecho que se ve en las numerosas y diversas reacciones que se han producido tras conocerse la noticia. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, de los primeros en reaccionar, destacó su legado y su talante en un mundo «necesitado de referentes morales, cívicos y políticos». Carles Puigdemont destacó su influencia en «mucha gente más allá de la izquierda» y Oriol Junqueras detalló que el uruguayo «demostró que solo con alianzas populares se pueden transformar profundamente las realidades». El presidente español, Pedro Sánchez, también tuvo un mensaje de recuerdo. «La política cobra sentido cuando se vive así, desde el corazón», escribió en X.
Fiel a su carisma, el expresidente será enterrado en el jardín de su granja -donde vivía y donde también vivió durante su presidencia- al lado de su perra Manuela.