En medio de la guerra de los aranceles que Donald Trump tiene abierta con Canadá, China y la Unión Europea, entre otros territorios, el presidente de EE. UU. ha comenzado a enviar migrantes a la prisión de Guantánamo. Así lo ha asegurado la portavoz de la Casa Blanca. Según Karoline Leavitt, desde este martes ya están en marcha los primeros vuelos con migrantes irregulares al centro de detención de Guantánamo. «El presidente Trump no pierde el tiempo», ha dicho.
En declaraciones a Fox News, recogidas por Europa Press, Leavitt ha asegurado que Trump no permitirá que Estados Unidos se convierta en «un vertedero de criminales ilegales de países de todo el mundo» y ha destacado que la nueva Administración cumple con sus promesas. La portavoz ha añadido que el centro de detención de Guantánamo albergará a los «criminales ilegales que han violado las leyes migratorias» de Estados Unidos y además «han cometido más crímenes atroces contra ciudadanos estadounidenses».
150 militares desplazados para preparar Guantánamo
Desde el día 3 de febrero, 150 militares estadounidenses se encuentran en Guantánamo para preparar la prisión donde Trump tiene previsto instalar unos 30.000 camas para ampliar el centro de detención para migrantes indocumentados, explicó la agencia EFE. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) opera desde hace décadas desde la base militar de Guantánamo, un centro de detención para inmigrantes, el cual administra de manera independiente a la prisión destinada a sospechosos de terrorismo.

Repatriación de ciudadanos hacia Colombia y Venezuela
Por otro lado, la secretaria de prensa de la Casa Blanca también ha valorado muy positivamente los últimos acuerdos alcanzados con el gobierno de El Salvador para enviar a las prisiones del país centroamericano no solo a ciudadanos salvadoreños en situación irregular, sino también a los de otros países de la región. Leavitt ha destacado también que las autoridades de Colombia y Venezuela han accedido a cooperar en la repatriación de sus propios ciudadanos.
Con su retorno a la Casa Blanca, Trump ha puesto en marcha un agresivo plan migratorio que implica la posible repatriación de millones de personas en situación irregular, muchas de las cuales residen en Estados Unidos desde hace décadas, así como la eliminación del derecho a la ciudadanía por nacimiento.