Ya son más de 130 las víctimas mortales después de que unos encapuchados abrieran fuego en una sala de conciertos de Moscú este viernes por la tarde. Después de conocer este aumento de las víctimas, el presidente ruso, Vladímir Putin, ya ha asegurado que habrá «venganza» para los autores de los hechos. «Rusia identificará y castigará a todos quienes han preparado el ataque. A los terroristas, asesinos y bestias, que no tienen ni pueden tener nacionalidad, los espera un destino funesto: venganza y olvido. No tienen futuro», ha sentenciado Putin en un breve mensaje televisado. De hecho, el ataque en la sala de conciertos y centro comercial Crocus City Hall ya ha sido reivindicado por Estado Islámico y el Kremlin ha detenido 11 personas relacionadas con el atentado terrorista, cuatro de las cuales directamente implicadas en el asalto.
Todo y la reivindicación por parte de Estado Islámico, Putin, lo ha ignorado en su discurso y ha apuntado directamente contra Ucrania. «Los terroristas han intentado escapar hacia Ucrania. Estaban preparados para ser trasladados dentro de territorio ucraniano. Todos nuestros investigadores están trabajando para encontrar los ideólogos de este ataque, quienes han ofrecido transporte, quienes han dado armas», ha avisado Putin. Por su parte, diferentes fuentes del gobierno de Kiev han negado cualquier relación con este ataque y han acusado el líder ruso de querer manipular la masacre para reforzar su invasión de Ucrania.

Un ataque perpetrado por entre 3 y 5 personas
De momento, todo el que se sabe es que entre tres y cinco terroristas enmascarados irrumpieron al Crocus City Hall, dispararon indiscriminadamente contra los asistentes e incendiaron la equipación. El asalto se produjo en los prolegómenos de un concierto del grupo de rock Piknik. Todo ello ha provocado que este sea el ataque más sangriento de la historia contemporánea de la ciudad, por delante ya de la tragedia de la crisis del secuestro de los asistentes del teatro Dubrovka en 2002 en manos de un grupo de chechenos. En aquella ocasión, la tragedia acabó con 132 rehenes muertos durante una operación implacable de las fuerzas de seguridad.
Las once detenciones que se han hecho hasta el momento fueron resultado de una operación conjunta entre las fuerzas de seguridad rusas y combatientes del regimiento checheno Ajmat, según anunció poco después el líder de Chechenia, Ramzán Kadírov, quién apuntó que la intervención empezó en torno a las tres de la madrugada. De hecho, pillaron a los atacantes mientras huían en coche. De momento, de los cuatro principales detenidos que tenían pasaportes del Tayikistán y ahora mismo está siendo investigada una presunta relación con Estado Islámico, que reivindicó el atentado a través de un comunicado. Sin embargo, también se ha abierto una línea de investigación dirigida a Ucrania al considerar, según los primeros resultados, que los sospechosos se dirigían a la frontera, donde mantenían «contactos relevantes» con el lado ucraniano.