La actriz y humorista Judit Martín (Hospitalet de Llobregat, 1976) ha estado en medio del huracán mediático a raíz de la demanda que la empresa de improvisación teatral Planet Impro le interpuso, juntamente a siete actores y actrices más, por una polémica en Twitter. Una demanda, pero, que el Juzgado Primero de Instrucción 30 de Barcelona ha desestimado. Mientras la compañía de teatro los pedía 150.000 euros por personas por un delito contra el honor, Martín ha mantenido su actividad a primera línea del mundo del espectáculo. Además de colaborar en radio y televisión, el humorista, que cofundó la compañía Impro Barcelona en 2014, que está situada en el Espacio Texas de la capital catalana, continúa actuando cada semana con la obra Assassinat al Club, una especie de «cluedo» improvisado, y con el Not Talent, un show «sobre el encanto de las obras de arte falladas y la desidia del criterio hegemónico». Con la ambición de seguir haciendo crecer su pasión, la actriz cómica de la Hospitalet pondrá en marcha de nuevo la próxima temporada la obra Pongo, que de la mano de las actrices Alba Florejachs y Mónica Ballesteros, invita al público a llevar objetos de casa suya para construir un espectáculo en directo. En esta conversación con El Món, Martín reflexiona sobre la libertad de expresión, el humor y revela las claves de la improvisación como disciplina teatral.

Esta última semana quedó desestimada la demanda contra usted y siete actores más por parte de la empresa Planet Impro, pero no es la primera vez que se abre un proceso judicial contra usted por algún comentario o algún gag humorístico.

Efectivamente. Sin yo ser parte de nada de esto, no sé cómo he llegado aquí. El año pasado hubo un punto en que tenía tres procesos judiciales abiertos, pero es el que tiene formar parte de este mundo. En este último caso todo ha venido por yo haber expresado mi apoyo hacia la denuncia de una situación que he vivido durante muchos años a Planet Impro [compañía que Martín cofundó en 2001 y de la cual formó parte hasta el 2014]. Fueron muchos años de irregularidades, como pasa en muchas empresas. Supongo, pero, que cuando eres un personaje mediático, van contra ti. Nos demandaron a ocho personas que denunciábamos la mala praxis de la compañía, pero lo estábamos haciendo dentro de la libertad de expresión.

Ha sido, pues, un ataque contra la libertad de expresión. ¿Hay límites?

Considero que la libertad de expresión no tiene límites. Se habla mucho del derecho a la ofensa, y claro que si quieres ofenderte por algo, pues adelante. Hay que diferenciar cuando los comentarios que se hacen buscan fomentar el acoso contra una persona, de los comentarios que se hacen sin ninguna intención escondida. Una simple expresión. Siempre habrá gente que se ofenda, es una consecuencia que ser humorista. Es una consecuencia que entiendo. Ahora bien, no es el mismo usar toda la artillería judicial porque no te gusta el que opina una persona en un tuit. No puede ser que puedas demandar a quién te dé la gana por el simple hecho que no estás de acuerdo con el que dice esta persona, y menos si está señalando una mala praxis que ha quedado demostrado que era cierta [tal como apunta la resolución del Juzgado de Primera Instancia 30 sobre la polémica de Twitter].

Considera que en la libertad de expresión no hay límites, ¿en el humor existen?

Yo no soy una persona que le guste mucho el humor político, a pesar de que formo parte del Polonia, donde los guiones están escritos. Allá formo parte de una maquinaria, de un programa que ya está hecho. Ahora bien, también formo parte del Versió RAC1 donde hago imitaciones de personajes cotidianos, y siempre que lo hago de algún personaje político el guion ya está bastante escrito con algunas ideas. Con esto el que quiero decir es que no soy una persona que tenga mucho interés en los límites del humor, pero es cierto que los ando cuando en Està Passant hago imitaciones sobre personajes de la Iglesia o la realeza, dos temas que siempre han sido bastante intocables.

Judit Martín, cómica especializada en impro. Barcelona 13-06-2024 / Mireia Comas
Judit Martín, cómica especializada en improvisación. Barcelona 13-06-2024 / Mireia Comas

Tal como pasó con el gag de la Virgen de Rocío, que provocó una enorme cantidad de críticas.

Exacto, ya se vio con el gag de la Virgen de Rocío o se ha visto con la cantidad de personas que se ha tenido que exiliar por haber hecho humor sobre la monarquía española. A mí el que más me va sobtar del caso de la virgen es que yo no tengo ningún tipo de interés personal en la iglesia. Del mismo modo que hay cómicos que dedican su carrera contra la iglesia, contra el poder político o contra la realeza, a mí son cuestiones que no me interesan especialmente. De hecho, mi espectáculo trata sobre el talento, porque es lo que realmente me interesa. Cada cual se ríe del que quiere y como vuelo, por eso hay espectáculos de todo tipo y para todos los públicos. A veces tenemos que mirar más allá.

Por ejemplo?

Un claro ejemplo es el caso que se produjo hace unas semanas cuando un ultra agredió un cómico arriba del escenario. Aquí, como bien dijo Júlia Cot [guionista catalana], el debate no rae en si hay de haber límites al humor, sino que el problema es que un hombre suba arriba de un escenario, o donde sea, y agreda el humorista. No tiene que ver con el humor, tiene que ver con la violencia.

Se ha encontrado nunca con una situación similar?

Más o menos. Hace unos años, cuando trabajaba en el APM, yo tenía una sección de cámaras ocultas en que interpretaba diferentes personajes, que por suerte duró un periodo corto de tiempo. Recuerdo una vez que iba vestida de policía y vi una persona andando. Entonces, me acerqué por detrás, le saqué la gorra, y en el momento que se giró, señalé a otra persona. Sort que disponíamos de un gran equipo de gente con quien trabajábamos, porque el hombre ya se acercaba hacia mí con amenazas. Allá vi que con las bromitas de cámaras ocultas se tiene que ir con cuidado. En estas situaciones es cierto que, puesto que involucras una persona que no sabe que participa de la broma, los límites se marcan mucho más, son más delicados.

Judit Martín, cómica especializada en impro. Barcelona 13-06-2024 / Mireia Comas
Judit Martín, cómica especializada en improvisación. Barcelona 13-06-2024 / Mireia Comas

¿El humor funciona del mismo modo en Cataluña que en España?

Supongo que no he trabajado suficiente fuera de Cataluña para poder valorar y afirmar del cierto que el tipo de humor que se hace es diferente. Yo no he notado muchas diferencias, a banda que, evidentemente, las bromas locales tienen muy de peso. Es decir, que si en Barcelona haces humor sobre Jaume Collboni tiene un peso que no tendrá a Madrid. Más allá de este punto, no noto esta diferencia. También es cierto que en Cataluña funciona mucho la sátira política y en España no se hace tanta, pero creo que es más por una cuestión de tradición televisiva que otra cosa. Aquí Cataluña siempre ha tenido más tirada por programas como el Polonia o la sátira que se ha hecho en la radio, y esto nos ha dado una manera de ver y entender la política diferente que en España. Pero, repito, no tengo ningún tipo de idea sobre si la concepción humorística es diferente a los dos lugares.

En su caso, usted hace humor desde la improvisación, un estilo que nace a la cultura anglosajona y que ya hace décadas que llegó a Cataluña. ¿Es un estilo que se está extendiendo rápidamente?

Sí, y ojalá continúe extendiéndose. Hay que tener en cuenta, pero, que la manera de entender la improvisación en Cataluña no tiene nada a ver en cómo lo hace en el Canadá, los Estados Unidos o Argentina. Cada país ha tenido una manera de conocer la improvisación muy diferente. De entrada, en Cataluña este estilo quedó muy limitado a un reducto de animación troca que le dio mala prensa. De hecho, hubo una época en que los pocos monologuistas que existían no estaban muy vistos intelectualmente, era humor de tercera categoría. La improvisación ha quedado un poco reducida a esta liga. Por mí, pero, romper estas barreras siempre ha sido una lucha llevar el universo Stand-Up, que tiene un discurso político y mucho más crítico detrás, a todas las esferas. Espero que la improvisación cobre otro valor porque todavía hay muchos elementos de este mundo para trabajar e investigar.

¿Está muy encasillada en el humor?

Por mí es una herramienta brillante para hacer humor. Hay que tener en cuenta, también, que cuando un intérprete improvisa, a la vez también está haciendo la función de guionista, con la diferencia que es un guion el cual no tienes tiempo a revisar. Es el pro y el contra simultáneamente de la improvisación. La gran diferencia, pero, con un guion meditado durante horas, semanas, o, incluso, meses, es que el guion que pueda elaborar yo improvisando será más espontáneo.

¿Se puede hacer teatro de improvisación fuera del humor?

Desde que la improvisación empezó a funcionar en los años setenta hay una corriente que busca dignificar la improvisación y demostrar que también sirve para hablar de temas más serios, cosa que considero un error. Ahora bien, yo nunca he visto nada que me haya convencido para usar la improvisación como una herramienta para relatar un drama, por ejemplo. En cambio, donde sí que funciona, y ha quedado comprobado, es en el humor. He probado alguna vez echar del humor, pero he visto que no es el mío.

Judit Martín, cómica especializada en impro. Barcelona 13-06-2024 / Mireia Comas
Judit Martín, cómica especializada en improvisación. Barcelona 13-06-2024 / Mireia Comas

¿Por qué se ha extendido tanto la improvisación en Cataluña?

Es un estilo que busca la complicidad del público. Si realmente escribes todo el que se ha hecho en una obra de improvisación una vez acabada, no vale absolutamente nada, porque la gracia es construir la obra en directo y ver la complicidad de la audiencia. Por mí, una de las claves es que el humor que se hace nace de la verdad, puesto que en comedia guionizada, el gran problema es cuando el público ya se intuye el chiste. Pierde la esencia de la espontaneidad que tanto gusta al público y ha hecho que se extienda rápidamente. De hecho, creo que ya es muy extraño que en una escuela de interpretación no se den clases de improvisación.

No siempre ha sido así, pero.

Al principio costaba mucho que la gente entendiera el concepto de la improvisación cuando la gente nunca había visto el espectáculo. Es decir, cuando intentabas vender tu proyecto a un empresario, siempre salían las mismas preguntas: «¿De qué hablaréis? ¿Qué diréis?». No entendían que todo era improvisado. Hoy en día, pero, ya hay muy poca gente que desconozca esta disciplina. Ahora bien, también es cierto que, una vez ya habían visto una vez el espectáculo, el público empezaba a crecer muy deprisa. Yo estoy muy contenta porque ha conseguido llevar la improvisación en todas partes y que me lo dejen hacer, cosa que agradezco mucho: improviso en el Versió RAC1, improviso en el Està Passant, improviso al Nou Paradigma [pòdcast que Martín conduce conjuntamente con Natza Farré], donde, a pesar de que me marco unas líneas básicas sobre el que trataremos en el programa, tengo barra libre para improvisar.

Este pasado lunes 10 de junio publicasteis el último capítulo. ¿Volveréis el año que viene?

Bien, de momento ya hemos cerrado esta etapa. Natza y yo tenemos muy claro que continuaremos haciendo cosas juntas, pero de momento no queremos volver a recuperar la fórmula que hemos usado en el Nou Paradigma. Nos tenemos que reunir y tenemos que mirar como volveremos a hacer proyectos. El que sí que tenemos claro, pero, es que queremos mantener el espíritu que hemos tenido hasta ahora en este programa.

¿Sabéis cuando volveréis, pero?

Tampoco. Sabemos que volveremos, pero no sabemos ni cuando ni como.

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