Las urgencias catalanas están desbordadas. Las visitas a los hospitales crecen año tras año y en 2024 alcanzaron un récord con casi 3,9 millones de personas atendidas, un 21% más que hace tres años, según los datos facilitados por el Departamento de Salud a la Agencia Catalana de Noticias (ACN). El director operativo del Plan Nacional de Urgencias (PLANUC), Xavier Jiménez, admite que la situación en los servicios de urgencias es “tensa” y avanza que la consejería busca más financiación para “lograr formas de pago adecuadas” para los sanitarios, que están al límite desde la pandemia. Por su parte, la Sociedad de Urgencias reclama cambios organizativos y también medidas para cuidar más a los profesionales.

“Tenemos mucha actividad, mucha afluencia de personas, muchas dificultades para intentar trabajar con cierta comodidad, ofreciendo seguridad a los pacientes, que es lo que más nos preocupa. Estamos en una situación tensa”, admite Jiménez. Cada año, cuando hay el pico de la gripe en invierno, es habitual ver imágenes de las salas de espera abarrotadas de gente haciendo cola, pero cada vez es una situación más común y que no tiene una solución fácil. De media, cada día pasan por urgencias más de 10.600 personas, de los cuales unos 8.600 son adultos –y un 11% necesita ingreso– y unos 2.000 son menores, que tienen una tasa de ingreso más baja, alrededor del 4,2%.

Los dos principales motivos que explican la creciente saturación del servicio de urgencias son, por un lado, el envejecimiento general de la población, que cada vez más gente vive sola y padece alguna enfermedad crónica que requiere un seguimiento continuado. Por otro lado, una atención primaria falta de profesionales y con recursos limitados que también está desbordada y hace que mucha gente vaya directamente al hospital para hacer consultas que se podrían resolver en el CAP o tratarse enfermedades que no revisten tanta urgencia.

Una hora de espera para ser atendido en urgencias

Las esperas en urgencias, que también son consecuencia de la saturación del sistema, se dividen en dos partes. La primera, el tiempo que pasa entre que llegas y te hacen el triaje para determinar el nivel de gravedad, que actualmente está en unos 11 minutos. “Es un tiempo muy estable y pensamos que es bastante razonable”, indica el director operativo del Plan Nacional de Urgencias. Después está el tiempo de asistencia, es decir, el tiempo que pasa entre el triaje y que el paciente es atendido. En 2024, la media de espera era de 57 minutos, un tiempo superior al de hace 15 años, pero que varía mucho en función de la zona y el centro. Barcelona ciudad es donde se debe esperar más, con 64,5 minutos de media, mientras que en Girona es donde el tiempo de espera es más bajo, con 22,9 minutos.

El tercer indicador es el tiempo de estancia en urgencias, que se alarga hasta que se ha resuelto el motivo de la consulta y el paciente recibe el alta, ingresa en planta o es derivado a otro centro. Pero es un tiempo mucho más difícil de medir y valorar porque cada caso es diferente. Según Jiménez, es un tiempo que a veces se “puede prolongar” y que en períodos concretos, como el invierno, afecta unos centros más que otros, pero asegura que los pacientes están bien atendidos. “Se le están haciendo exploraciones complementarias; puede estar esperando una cama para ingresar y, en períodos de mucha actividad, puede haber dificultades para tenerlas libres. Es verdad que a veces tenemos esperas excesivas”, añade.

Salud quiere acortar las estancias sin aumentar las listas

El Departamento de Salud estudia cómo hacer cambios en la financiación de las urgencias para mejorar el servicio. “Tenemos un modelo de financiación que no ayuda a poner el foco en el servicio de urgencias”, dice Jiménez. “Pensando en el modelo de gestión hospitalaria, al gerente de un hospital le sale económicamente más a cuenta priorizar las acciones programadas que las urgentes”. Pero el director operativo del Plan Nacional de Urgencias rechaza que se deba competir por las camas. “Las personas que tienen intervenciones quirúrgicas programadas también se deben cuidar mucho y detrás hay listas de espera, que debemos procurar que no aumenten. Pero también debemos lograr que los enfermos en urgencias y que necesitan ingresar entren dentro de esta capacidad organizativa”. La idea es que el nuevo modelo de financiación sea “una palanca de cambio para mejorar esta tensión global” y que la “modernización de la gestión también incluya las urgencias”.

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